¡Feliz Día del Abrazo 2024! Así reacciona tu cuerpo cuando lo abrazan
¡A celebrarlo!
Hoy 21 de enero se celebra el Día del Abrazo, un precioso gesto que en ocasiones no valoramos lo que vale y cuánto hace falta hasta que lo pierdes. En la etapa más dura del coronavirus fue necesario mantener la distancia, lo que nos hizo caer en la cuenta de lo extraño que es vivir sin ellos y lo beneficioso que es darlos y recibirlos.
Tanto es así que ahí están esas impactantes imágenes de algunas residencias que llegaron a instalar plásticos a modo de paredes para que, aunque fuera con esa capa de por medio, ancianos y familiares pudieran abrazarse.
"Los abrazos no son una simple costumbre, sino una necesidad, los seres humanos necesitamos el contacto físico para alcanzar la felicidad y reducir el estrés", resumió en Pedro Gargantilla, jefe de Medicina Interna del Hospital de El Escorial.
La ciencia ha estudiado los distintos efectos de los abrazos en nuestro cuerpo y ha descubierto datos de lo más curiosos. No en vano, la piel es uno de nuestros mayores órganos y el sentido del tacto envía información bien valiosa a nuestro cerebro.
Como recordó la neurocientífica Raquel Marín, el Instituto del tacto de la Universidad de Miami ha señalado que "la carencia de abrazos y de contacto con los demás reduce la producción de dopamina. La dopamina es la molécula que utilizan las neuronas para la motivación, el placer, la memoria la actividad de los músculos".
"La falta de estímulos táctiles también afecta a la producción de la serotonina", que es la que "las neuronas utilizan para el ánimo, el afecto e incluso la conciliación del sueño. De esa manera, la falta de abrazos podría contribuir a que durmiéramos peor si éstos son escasos", agregó.
"Los abrazos de varios segundos de duración también fomentan la producción de la oxitocina", añadió. Ésta es la hormona que fomenta "el cariño, el apego y las sensaciones placenteras".
También se ha estudiado cómo es el abrazo ideal. Según un estudio de la Universidad de Londres, los que duraban entre cinco y diez segundos resultaban más agradables que los de un segundo. Hallaron, además, que la colocación de los brazos no influía en las sensaciones placenteras que experimentaba el receptor.