El proceso de redención de Simone Biles, la atleta que más brilla en la Ciudad de la Luz
La gimnasta petó en Tokio y decidió retirarse. Ha reaparecido en París y lo está petando. Es el fenómeno Simone Biles.
Es considerada la mejor gimnasta de la historia. Tiene siete oros olímpicos —cuatro en Pekín 2016 y tres en París 2024— y de aquí al lunes puedes puede sumar tres más y superaría las nueve medallas de oro de la gimnasta Larisa Latynina. El mundo entero tiene los ojos puestos en ella. En las gradas del Bercy Arena en París no cabe un alfiler cuando Simone Biles aparece en escena y ni Tom Cruise, Lady Gaga, Greta Gerwig, Anna Wintour, Bill Gates, Kendall Jenner o Serena Williams han querido perderse su reaparición. Los vídeos de sus ejercicios en esta cita olímpica corren por las redes entre comentarios de admiración y de incredulidad por la perfección de sus mortales y piruetas. Además, su maillot de cristales y perlas de Swarovski, sus presumidos gestos retocándose el maquillaje o el significado del colgante que lleva también han acaparado la atención de los medios.
"Venir a los Juegos Olímpicos y ser la estrella principal no es una tarea fácil", aseguraba hace ahora tres años, cuando decidió abandonar Tokio 2020 —aplazados a 2021 por la pandemia—. Entonces la gimnasta confesó que "sentía el peso del mundo encima” y que era el momento de cuidar su salud mental y "tomar las riendas de su vida".
Ahora, ser la deportista más seguida y perseguida no parece estar siendo un lastre para Biles. “Creo que ahora mismo ella está en un buen momento y vuelve a estar encantada con la gimnasia. Lo está disfrutando y creo que esto es una redención para ella", aseguró hace unos días su seleccionadora, la estadounidense Chellsie Memmel.
Reaprender a ser una gimnasta de élite
"Todo lo que me pasó fue la respuesta a un trauma", afirma en el documental que Netflix estrenó pocos días antes de que empezasen los Juegos Olímpicos, Simone vuelve a volar. En él, la atleta de grandes ojos y 1,42 de estatura, analiza con detalle lo que pasó el día que decidió retirarse. Cuando hizo su ejercicio de salto en la competición por equipos, se perdió en el aire y al caer parecía desorientada. Al terminar, se puso su chándal y decidió abandonar. “Después de eso, no podía seguir”, explicó.
Biles sufrió lo que entre las gimnastas se denominan twisties —en golf y otros deportes se conocen como yips— . "Es una especie de fallo del control motor en el que se observa como una especie de distonía, una especie de espasmo muscular, y fallan esos pequeños ajustes que hacen que hagamos un movimiento de manera coordinada. Las gimnastas además describen una desorientación en el espacio. Saltan cuando hacen la pirueta y en el salto pierden la noción de dónde están. Por eso Simone Biles dijo que se retiraba", explica Ana Galeote, fisioterapeuta deportiva y fundadora de PhysioWods. Podía poner en peligro su vida y ella lo repite en varias ocasiones en el documental: "Sentía que podría morir cada vez que realizaba un salto con dos giros y medio".
Explica la especialista que, aunque no hay mucha investigación sobre este trastorno, sí que se sabe que se pasa en unos días, pero nunca cuándo puede volver a pasar porque "esos espasmos van acompañados de ansiedad y miedo, y se descontrola aún más. Y ese estado emocional no te permite estar concentrado en el momento presente", y menos en la competición.
"En esas olimpiadas había mucha presión sobre ella y bien puede ser que el desencadenante de ese trastorno motor fuese la ansiedad, el estrés al que estaba sometida", afirma la especialista. Y de ese círculo es complicado salir.
"Parte del proceso de recuperación de Biles fue empezar a entrenar de cero. Le dio mucha importancia al reaprendizaje motor, a habituar a su sistema nervioso a exponerse gradualmente a esos saltos, a esa orientación en el espacio. Tiene que ser gradual para aprender también a manejar la ansiedad para ir enfrentándose a dificultades mayores e ir ganando seguridad y confianza", detalla Galeote sobre el largo trabajo de recuperación.
Tiene vida más allá de la gimnasia
Tan importante fue ese proceso de reaprendizaje corporal, como el trabajo de recomponerse psicológica y emocionalmente. Además de aprender a gestionar que todos los ojos estuviesen puestos sobre ella y asimilar las críticas igual que los aplausos, Biles peleaba con algunos traumáticos acontecimientos que han marcado su vida.
La gimnasta fue adoptada junto a sus dos hermanos por su abuelo y su segunda mujer porque sus padres tenían problemas de adicciones y la gimnasia, en la que muy pronto comenzó a destacar, fue su refugio desde los seis años. Pero siendo una adolescente ese lugar en el que se cobijaba se convirtió en una pesadilla: fue víctima de abusos sexuales por parte de Larry Nassar, el médico de la Federación de Gimnasia de Estados Unidos. Fue una de sus épocas más oscuras: "Estaba muy deprimida. Dormía mucho porque, para mí, era lo más parecido a la muerte sin dañarme. Fue un escape de todos mis pensamientos, del mundo, de lo que estaba sucediendo", explicó.
"No quiero que ningún otro joven deportista olímpico o ningún otro individuo sufra el horror que yo y que otros cientos han soportado y continúan soportando hasta hoy", exclamó en una de las sesiones del juicio al sanitario que fue condenado a 175 años de prisión.
"Con toda esa mochila, Simone Biles se presentó en los Juegos de Tokio, retrasados un año por la pandemia del covid y disputados en circunstancias excepcionales: sin público, sin familiares de apoyo. Los deportistas solos", escribía la excomentarista deportiva de RTVE Paloma del Río en una columna en El País el pasado 31 de julio. Porque ese fue otro de los motivos que hicieron 'petar' a la medallista, no contar con el apoyo de los suyos. "Gracias por aseguraros de que no tenía que esperar ni un minuto más para ver a mi familia", escribió en sus redes sociales nada más aterrizar en Houston.
En París no sólo cuenta con el apoyo de sus abuelos. Su marido, Jonathan Owens, ha podido volar hasta allí con un permiso especial de los Chicago Bears —el equipo de fútbol americano en el que juega— para apoyar a la gimnasta. Owens y Biles se conocieron en 2020 por una aplicación de citas y se casaron en abril de 2023 y él ha sido una de las personas fundamentales en este tiempo.
"No todo es gimnasia. La vida sigue su curso", dice la deportista en el documental. Y este es otro de sus logros: "Ha encontrado el equilibrio entre la vida dentro y fuera del gimnasio: ha crecido, se ha casado, tiene nuevos amigos... A medida que su vida personal ha florecido, se ha ido encontrando mucho mejor en el gimnasio", cuenta la directora de Simone Biles vuelve a volar.
La gimnasta reapareció en el Mundial de Gimnasia celebrado en Amberes en octubre de 2023 donde volvió a reinar y consiguió cuatro medallas. Fue en ese campeonato donde dejó claro que esa era la antesala de su gran meta, París 2024: “Quiero seguir persiguiendo los objetivos que puedo lograr. Este año hago las cosas un poco diferentes a como las hice en el pasado, creo que está funcionando y lo mantendré en secreto”.
Y el 28 de julio de 2024 reapareció en París, siendo, con sus 27 años, una de las atletas más mayores de estos Juegos Olímpicos. Y ese mismo día volvió a brillar para el mundo entero y el pabellón aplaudió con ganas su regreso. Y llevó al equipo hasta la medalla de oro. Y el jueves revalidó su primer puesto de Río de Janeiro en la final individual de gimnasia y este sábado hizo lo propio en salto. Y aún le quedan por pelear tres más para firmar un hito histórico. Ahora se entiende lo que quiso decir allá por 2016, cuando acababa de nacer una nueva estrella: "No soy la próxima Usain Bolt o la próxima Michael Phelps. Soy la primera Simone Biles".