El castizo plato de Salamanca que no se come en el resto de España
Un auténtico manjar.
Castilla y León goza del privilegio de ser cuna y fiel reflejo de la gastronomía española. Platos elaborados, cocina tradicional y productos de alta calidad, acompañados de los buenos vinos que se cosechan en la zona, componen la alimentación de una comunidad autónoma rica en sabor.
Guisos y asados, variedad de dulces, embutidos y quesos conforman los menús de restaurantes, muchos de ellos galardonados con la prestigiosa Estrella Michelín, y llenan las mesas de los oriundos de la comunidad. Así, ir a Segovia y no probar un rico cochinillo o hacer una escapada a Valladolid y no degustar un delicioso lechazo es casi un pecado.
De acercarte a Salamanca, el hornazo ocupa un lugar privilegiado en las cartas de los establecimientos hosteleros. Es el más conocido entre los platos típicos de la ciudad, pero si tu recorrido se amplía y deseas conocer otros rincones, como Ciudad Rodrigo, no puedes dejar de degustar un plato muy típico y a la vez poco consumido en el resto de España: el farinato.
Elaboración y recetas con farinato
Oriundo de esta localidad salmantina, se ha bautizado como el 'chorizo de los pobres, tal y como detallan desde El Español. El embutido se elabora a partir de una mezcla de manteca de cerdo, pimentón, cebolla, ajo, anís, pan y sal. Característico por su forma de herradura y su color anaranjado, su ingrediente fundamental es la harina, al que debe su nombre.
Para su preparación, basta con mezclar los ingredientes anteriormente mencionados, en las proporciones adecuadas, para después embutirlos en tripas naturales y "someterlos a un proceso de curación, que le confiere una textura crujiente por fuera y tierna por dentro", afirman en su web Hermanos Hoyos.
En cuanto a las recetas, comer unos huevos fritos con farinato es todo un placer para los sentidos. Asimismo, es posible incluirlo como relleno de empanadas o croquetas, así como para combinar con platos de pasta y arroz.