Ansiedad digital: cómo el filtro Bold Glamour afecta a nuestra salud mental
Un estudio segura que en torno al 2 % de la población puede desarrollar este trastorno. Las más afectadas, las adolescentes.
El trastorno dismórfico corporal se ha agudizado en los últimos años con lo que se ha denominado la dismorfia del selfi, un fenómeno que lleva a quienes lo padecen a compararse con sus autorretratos modificados mediante filtros, generalmente en redes sociales como TikTok, Instagram o SnapChat.
Descrito por primera vez a finales del siglo XIX, el trastorno dismórfico es una percepción distorsionada de la imagen que se tiene de uno mismo. Quienes lo padecen, ven o creen ver defectos en su físico que les hace desarrollar comportamientos obsesivo compulsivos. El éxito del filtro Bold Glamour en TikTok, con más de 16 millones de descargas, ha hecho que muchos se cuestionen hasta que punto esta tecnología puede afectar a nuestra salud mental y provocar trastornos de comportamiento.
"La dismorfia de selfi vendría siendo como una desconexión con la realidad. Cuando te miras en un espejo y empiezas a ver cosas que no hay. Cuando empiezas a mirarte y empiezas a descubrirte defectos que no tienes. Eso se describió primero en la anorexia, cuando chicas delgadísimas se veían en un espejo y se seguían viendo gordas aunque en realidad no lo estaban", explica la periodista Karelia Vázquez en la última entrega del podcast Hoy en El País.
Según los expertos, el trastorno dismórfico puede agravarse entre quienes lo padecen o puede afectar de manera especial a los adolescentes, aunque no solo afecta a jóvenes, las más vulnerables son las chicas, precisamente, por la exposición continua en las redes sociales. Varios estudios indican que las mujeres de entre 16 y 25 años pasan hasta cinco horas a la semana haciéndose selfis, retocándolas y compartiéndolas, algo que comporta un alto riesgo para su autoestima.
En el podcast de El País han hablado con tres chicas que han sufrido este trastorno de comportamiento. "Verme en una foto sin filtro de Instagram o de TikTok llegó a producirme rechazo. No quería ser aquella María José sin filtro sino que quería ser la imagen irreal que reproducía mi teléfono móvil", explica uno de los testimonios que, por otro lado, recalca que el proceso de recuperación es largo y está lleno de recaídas.
Un estudio dirigido por investigadores del Boston Medical Center asegura que en torno al 2 % de la población pueden desarrollar este tipo de trastornos. Añaden que, por influencia de las redes sociales, se han incrementado los casos de pacientes que acuden a las consultas de cirujanos plásticos pidiendo parecerse a las fotografías que publicaban de sí mismos en redes sociales después de aplicar varios filtros.