Del beso frente a Meloni a bulos tránsfobos: luces y sombras sobre el colectivo LGTBI en los JJOO de París 2024

Del beso frente a Meloni a bulos tránsfobos: luces y sombras sobre el colectivo LGTBI en los JJOO de París 2024

En París se ha batido el récord de atletas visibles con 193 personas LGTBI.

El saltador Tom Daley con la bandera LGTBI y el beso de la judoca, Allice Bellandi.Getty Images/El HuffPost

Además de encender tanto la llama de la deportividad como el espíritu olímpicos, en estos Juegos Olímpicos de París 2024 se han encendido los colores de la bandera de la diversidad y del colectivo LGTBI, que se ha colado entre las enseñas de los países participantes. Porque el olimpismo, además de ganar medallas, son valores como el respeto o la amistad, independientemente de la identidad y/o orientación sexual.

Se hizo desde la ceremonia de apertura y eso ya fue despertando algunas ampollas en los sectores ultraderechistas y más conservadores. Una performance de drag queens, que unos compararon erróneamente con La última cena de Da Vinci pero que en realidad era una alegoría de El banquete de los dioses, pintado por Jan van Bijlert entre 1635 y 1640, y que se tachó como ofensa religiosa.

Estos JJOO, sin embargo, han estado marcados también por los colores de la bandera arcoíris y, muestra de ello, es su Pride House, que el Comité Olímpico Internacional inauguró por primera vez en París para dar visibilidad precisamente a los atletas del colectivo. Se estima que en estos Juegos Olímpicos, según OutSports, se ha batido el récord de atletas visibles con una cifra de 193 atletas del colectivo, una cifra que sigue siendo pequeña teniendo en cuenta que participan unos 10.500 deportistas.

Sin embargo, los hay a los que no les ha hecho falta visibilizarse. Especialmente a muchas de las atletas que en estos JJOO han estado acompañadas por sus parejas y han hecho gala de su cariño por, precisamente, la ciudad del amor.

El beso de la judoca italiana ante Meloni y otros besos LGTBI

Uno de los instantes más comentados de estas dos deportivas semanas fue el beso de celebración de la judoca italiana, Alice Bellandi, a su pareja —la también judoca Jasmine Martin, de origen brasileño pero que compite por Sudáfrica— tras ganar el oro en la categoría de menos de 78 kilos.

La muestra de cariño entre la deportista y su novia, que se encontraba en la grada durante su combate, fue captada en directo por la RAI y también por la mirada de la primera ministra de Italia, la ultraderechista Giorgia Meloni, que ha hecho en más de una ocasión comentarios homófobos. Su cara fue todo un poema que dio la vuelta al mundo en redes sociales.

“Este es un oro lleno de amor. Lamento que este beso sea visto como algo extraordinario, es amor. ¿A quién besarías después de resultados tan importantes? Todo se mueve por amor. El deporte es amor, la amistad es amor, la pareja es amor", dijo por su parte Bellandi a RaiSport.

Este no ha sido el único beso LGTBI con el que los atletas han compartido sus triunfos con sus parejas. La estadounidense Perris Benegas también acudió a celebrar su medalla de plata en la modalidad Park Freestyle de BMX con su pareja, Mikaela Herres, con la que se fundió en un aplaudido beso.

Lo mismo hizo el escalador australiano Campbell Harrison al besar a su novio, Justin Maire, aunque en este caso para consolarse tras no clasificarse en las modalidades boulder y dificultad en los Juegos Olímpicos. El atleta repitió de esta forma el gesto de amor que ya hizo al clasificarse para la competición el pasado mes de noviembre y que dio lugar a críticas y comentarios de apoyo.

“A menudo nos decimos a nosotros mismos que la sociedad en su conjunto se está volviendo más progresista, o que las cosas están ‘mejorando’, pero la realidad es que hay una razón por la que se ven tan pocos deportistas queer declarados en el deporte”, señaló tras las comentarios homófobos recibidos. “Son los homófobos y los intolerantes los que deberían sentirse mal recibidos en el deporte. No yo. No [mi novio] Justin. No la gente queer que solo intenta vivir sus vidas sin tener que mentir y ocultar quiénes somos”, añadió.

La pedida de mano más romántica de la Villa Olímpica

En la estancia de los atletas en la Villa Olímpica durante casi tres semanas se han visto varias pedidas de mano, aunque no demasiadas del colectivo. La más llamativa fue la de la jugadora de rugby estadounidense Alev Kelter, que tras ganar el bronce en rugby 7, hincó la rodilla ante su novia, la también jugadora de rugby (pero no convocada para los JJOO), Kathryn Treder.

Además, lo hizo en una ubicación de lo más romántica, en el Museo de Arte Moderno de París, ante sus compañeras de equipo que inmortalizaron el momento.

Las españolas más orgullosas

En la delegación española, también han lucido con orgullo la insignia de la diversidad algunos de los atletas más visibles como algunas de las jugadoras de la selección femenina de fútbol.

Parte de ellas ya fueron orgullosamente visibles durante el Mundial que ganaron el pasado 2023 en Australia y Nueva Zelanda, como la jugadora del UD Levante Alba Redondo, quien se ha comprometido recientemente con su pareja, Cristina Monleón, con la que protagonizó una de las imágenes más virales del Mundial de 2023 al besarla en la grada tras marcar contra Zambia.

También otras jugadoras del equipo como Irene Paredes o Jennifer Hermoso se han mostrado visibles en más de una ocasión.

Otra atleta española que ha llevado los colores arcoíris sin miedo a estos Juegos Olímpicos es la doble medallista María Pérez, que logró la plata por los 20km marcha y el oro en el maratón de marcha por relevos mixtos. "Lo tengo muy claro, nunca me he escondido, ni me voy a esconder", declaró en 2023, unas semanas después de su boda con la DJ Noe Morillas en una entrevista en el podcast Sport Life. “En mi deporte nunca tuve ningún problema, ni nunca me he sentido diferente por tener de pareja a una mujer o haberme casado con una mujer”, añadió.

En la doma española, cuyas pruebas han tenido lugar en Versalles, ha habido dos competidores del colectivo LGTBI: Borja Carrascosa Martínez y Juan Antonio Jiménez Cobo, ambos incluidos tanto en la web Pride como en la revista Shangay.

Pero si ha habido una imagen potente para el colectivo LGTBI en la delegación española ha sido el brazalete que lució Xantal Giné en el partido de cuartos de final de hockey hierba femenino ante Bélgica en el que cayeron derrotadas. Se trataba de un brazalete con los colores de la bandera LGTBIQ+ y un puño símbolo de la reivindicación antirracista Black Lives Matters, algo que hizo rabiar a algunos en Twitter, que criticaron la reivindicación. Sin embargo, la capitana española luce este brazalete en cada partido, tanto con su club como con el conjunto nacional.

Cindy Ngamba, refugiada por su orientación sexual y un oro con sabor a libertad

El logro de la boxeadora Cindy Ngamba ha sido histórico y no solo por lograr la primera medalla del Equipo Olímpico de Refugiados en su historia al asegurar un bronce al ganar su combate de cuartos de final en la categoría de menos de 75kg.

“Significa mucho para mí ser el primer refugiado que gana una medalla”, declaró Ngamba tras la victoria a los periodistas. “Quiero decirles a todos los refugiados del mundo que sigan trabajando duro, que sigan creyendo en ellos mismos”, añadió.

Ngamba, originaria de Camerún, tiene el estatus de refugiada precisamente por ser lesbiana, ya que en su país podría haber sido encarcelada por su orientación sexual. La boxeadora reside en Inglaterra y empezó a hacer boxeo para hacer frente al bullying. Antes, probó varios deportes, incluido el fútbol, para integrarse en el colegio, pero fue en el boxeo donde encontró su lugar con 15 años, desarrollándose en el Elite Boxing Gym de Bolton.

El icono del colectivo, Tom Daley

El saltador olímpico Tom Daley se ha convertido en el estandarte por excelencia del colectivo en los JJOO. Ya se llevó los aplausos de los espectadores mientras hacía crochet viendo a sus compañeros de natación y ha vuelto a hacerlo al alzarse con la medalla de plata junto a su compañero Noah Williams en la disciplina de plataforma de 10 metros sincronizada masculina.

Durante toda la competición, Daley lució la toalla con la bandera del colectivo para secarse entre saltos. Su marido, el productor de cine Dustin Lance lo celebraba desde la grada junto a uno de sus dos hijos en común, algo que suscitó críticas ya que han sido padres de dos niños por vientre de alquiler.

La transfobia presente tras la polémica de Imane Khelif

Pero no todo ha sido positivo con respecto al colectivo LGTBI. El abandono de la italiana a Angela Carini del combate contra la argelina Imane Khelif provocó numerosos bulos tránsfobos y críticas sobre la boxeadora. Muchos aseguraron que se trataba de una boxeadora trans, algo totalmente falso ya que no hay ninguna atleta trans ni en boxeo ni en ninguna disciplina.

“Son mujeres en sus pasaportes y se establece que así es, que son mujeres. Es más recordaría que esto afecta a gente real y que, por cierto, no es una cuestión transgénero. Me gustaría que quedara absolutamente claro”, dijo sobre la polémica Mark Adams, portavoz del Comité Olímpico Internacional (COI).

  La boxeadora Imane Khelif en el combate frente a Angela Carini.Anadolu via Getty Images

Del mismo modo, el COI criticó la aleatoriedad de la supuesta descalificación previa en el Mundial de Boxeo 2023 por tener supuestamente cromosomas XY. “Estas dos atletas fueron víctimas de una decisión repentina y arbitraria. Hacia el final de los Campeonatos Mundiales de la IBA en 2023, fueron descalificadas repentinamente sin ningún proceso debido”, añadió.

Tras estas pruebas, de las que nunca se publicaron los resultados, France 24h aseguró que tiene un trastorno hormonal llamado hiperandrogenismo, que produce más hormonas masculinas.

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La polémica despertó las críticas de los sectores TERF y ultraderechistas, especialmente de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien afirmó que "no fue un combate en igualdad de condiciones" y añadió que "no se debe autorizar a deportistas con atributos masculinos en competiciones femeninas".

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es