Vetusta Morla: "Cuando artísticamente estamos convencidos de algo, somos capaces de perder pasta"
Los madrileños son los encargados de la banda sonora de la cinta de Manuel Martín Cuenca 'El Amor de Andrea'.
En una industria musical en la que la etiqueta de lo indie está prácticamente desaparecida o diluida en un cupo de grupos que hacen pop rock, Vetusta Morla se siguen erigiendo como referentes 15 años después de publicar ese primer LP, Un día en el mundo.
Precisamente, los seis miembros de la banda de Tres Cantos (Madrid) no olvidan esas frases de su tema Valiente y titularon tanto su álbum en directo de su concierto en el Civitas Metropolitano de Madrid como su posterior documental Bailando hasta el apagón.
Sobre el escenario de este concierto y de otros tantos de su gira Cable a Tierra, que llega a su fin los días 30 de noviembre y 1 de diciembre en el Wizink Center de Madrid, decidieron subir a los grupos de folclore gallego y palentino Aliboria y El Naán, que han colaborado también en su disco homónimo con toques de música de raíz.
Todo un acto revolucionario en pleno 2023, en el que ante los números uno de Spotify de artistas individuales de música urbana, ellos mismos defienden que "mola tener una banda".
Las tablas de los escenarios no son el único lugar donde Juanma Latorre (guitarra), Guillermo Galván (guitarra), Pucho (voz), Jorge González (percusión), David García (batería) y Álvaro B. Baglietto se sienten cómodos. También dentro del estudio para grabar la que es ya su segunda banda sonora junto al director Manuel Martín Cuenca o en una sala de cine, donde se reúnen para hablar con El HuffPost sobre su último proyecto, la canción que sigue el nombre de la cinta: El amor de Andrea, en cines desde este 24 de noviembre.
Es vuestra segunda colaboración con Manuel Martín Cuenca después de la banda sonora de La Hija. ¿Qué encontrasteis en El amor de Andrea para inspiraros?
Juanma: El amor de Andrea es muy diferente a La Hija, la otra película que hicimos con Manuel. Y él fue el que insistió en que volviéramos a trabajar juntos, porque de hecho en un inicio, lo que él andaba buscando cuando nos pasó el guion, nos explicó que buscaba esa música un poco de ida y vuelta que retratara ese Cádiz que aparece en la película y en la mirada de la protagonista, que a nosotros nos resultó como un poco ajeno a lo que solemos hacer. Lo que pasa es que, bueno, él al final nos explicó que lo que necesitaba no era tanto una visión literal de ese Cádiz, de esa música, sino una reconstrucción. Una reconstrucción desde nuestro prisma.
Entonces, igual que no nos buscó en La Hija porque le gustaran las canciones de Vetusta, sino por nuestras capacidad como músicos de encontrar el ambiente necesario para ese thriller psicológico, oscuro, un poco brutal... Pues también confió él en nuestra capacidad como músicos para encontrárselo a El amor de Andrea. También hallamos dentro de nosotros esa música que acompaña la mirada de ella y los momentos más luminosos de la película en realidad.
Además después de un trabajo como Cable a Tierra en el que habéis experimentado con la música de raíz, ¿cómo habéis sentido investigando eso? Esos palos de ida y vuelta, esas habaneras propias de Cádiz que a lo mejor están más desconocidas que pueden ser los tanguillos u otros palos que se tocan en la provincia.
Juanma: Bueno, es verdad que Cable a Tierra nos ha dado un aprendizaje y un entrenamiento para olisquear estas formas de música tradicional, de esta música de raíz y adaptarlas a nuestro universo, ¿no? Utilizarlas como condimentos de nuestro guiso o colores de nuestra paleta. En el caso de El amor de Andrea, pues efectivamente hay un poquito, como un aire de guajira, hay un poquito de habanera, hay un poquito de pasodoble también en algún lugar. Tratando de olisquear esas canciones que vienen y van en los barcos de los marineros, que suenan en templetes, como el que está en la película en el que van a bailar.
Pero luego trasplantado al universo de Vetusta, a buscar siempre esa casa, ese folclore propio, como hicimos en el disco. Entonces, en ese sentido sí que es verdad que hacer un disco como Cable a Tierra nos ha dado el músculo, ha sido como ir al gimnasio y tener el músculo entrenado para hacer luego lo que Manuel nos pidió para El amor de Andrea.
¿Y creéis que un auge de que vosotros habéis participado también de esa música, de raíz, creéis que se puede convertir en algo al final mainstream? Ya ha sacado discos de música de raíz C. Tangana, Rozalén siempre ha trabajado un poco con ello o Rodrigo Cuevas recibe el Premio Nacional de Música Actuales.
Juanma: Yo creo que lo contrario, porque además los proyectos que están surgiendo están poniendo en contexto esa música tradicional, o sea, yo creo que el resurgir de esas formas de música de raíz y de música folclórica es desde la reimaginación y desde la recontextualización de esas músicas en nuestro día a día, en el año 2023. Creo que eso es interesante porque las hace relevantes para el público que las escucha, las hace que el público que las escucha las reciba y las entienda en su propio idioma y hablando de su vida y de su cotidianidad. Y yo creo que esa es la mejor manera justamente de preservar esa música, ¿no?
El enfoque etnográfico, el enfoque museístico, musicológico sigue siendo muy importante, sigue siendo totalmente necesario, la preservación de esos saberes, de esos cantes, de esos toques. Mucha de esta gente que tú mencionabas tiene esas dos vertientes: tiene la vertiente conservacionista, por decirlo así, de preservar esas músicas. Se dedican incluso, por ejemplo, Aliboria, el grupo con el que tocamos nosotros en la gira, ellas recorren las aldeas de Galicia y graban a personas mayores para que no se pierdan esas canciones, para que no se pierdan esos toques, esos cantes. Pero luego agarrar toda esa tradición y ponerla en contexto en el siglo XXI, hacerla relevante para quien la escucha, creo que es al mismo tiempo la combinación de esos dos trabajos la mejor manera de preservarla y de lanzarla hacia el futuro.
Creo que es algo, que es una corriente que está aquí para quedarse. No es exactamente la que nosotros hemos seguido porque el nuestro no es un disco de folclore como pueda ser de Rodrigo Cuevas. No es un disco de folclore contemporáneo, sino que es un disco en el que nosotros hemos jugado con esos sabores y con esos colores, pero sigue siendo el universo de rock de Vetusta Morla. Pero bueno, nos encanta ser parte de ese interés por todo este tipo de músicas que nosotros a nuestra vez hemos descubierto y redescubierto con el proceso.
¿Y cómo estáis preparando los dos conciertos de fin de gira en el WiZink después de llenar un Metropolitano? ¿Estáis preparando el mismo concepto?
Guille: Pues justo ahí, ¿no? Volvemos a contar con la colaboración de Aliboria y del Naán, que son las dos bandas de música tradicional que se subieron con nosotros al Metropolitano. Y adaptaremos un poco el show del Metropolitano a lo que hemos venido haciendo también este año, durante la gira de festivales. Habrá algún cambio, pero bueno, el grueso va a ser Bailando hasta el apagón.
Y lo hacemos así también porque en principio el concepto del Metropolitano era único y la gira de presentación de los diez conciertos se iba a acabar ahí. Pero también era una manera bonita de despedirse y ver lo que había sucedido en la gira, no solo con la banda, sino con las canciones. Volverle a dar una oportunidad y cerrar la que será seguramente la última actuación que hagamos con ellos, porque a nivel de producción y de logística es muy difícil mantener en el tiempo una gira como la que hicimos.
Creo que va a ser como una despedida muy bonita y donde quien haya escuchado también, yo creo que en el Metropolitano mucha gente se encontró con eso de sopetón porque llevábamos un mes y pico haciéndolo por España, pero mucha gente era la primera vez que veía eso, esos arreglos... Y ahora, pues ha pasado el tiempo, está Bailando hasta el apagón, está el documental también y yo creo que la gente lo va a disfrutar mucho.
Hablando con otros artistas me comentaban que ahora es poco rentable tener una banda y vosotros habéis decidido ampliarla en los directos: meter a más músicos, colaborar con más artistas, en lugar de reducirla. Pero después ver los top de Spotify y son todos solistas.
David: A la vanguardia de la bancarrota siempre (risas).
Juanma: Lo que más nos seduce siempre es perder pasta. Es una de las líneas (risas).
David: La colaboración con el Aliboria fue para la presentación del disco que fue justo en privacidad el año pasado. Toda la gira ha sido solamente la banda. Y ahora, como coloquio final, pues los incluimos porque es una fiesta final.
Pucho: ¿Cómo no lo vas a hacer?
David: Si lo miras desde el punto de vista económico, probablemente el grupo no sabía lo que es. Porque la mayor parte de las decisiones que hemos tomado en nuestra carrera no tienen que ver con eso. Tienen que ver con decisiones artísticas y con decisiones que tienen que ver con lo emocional.
También a nivel de composición y demás, imagino. Vosotros seguís manteniendo la estructura clásica de disco, ¿no? Por mucho que la industria mande sacar singles o pildoritas continuamente.
Guille: Creo que no solo es la música, ¿no? Hay una hipermusculación de lo individual y del yo y eso de alguna forma va en contra de un espíritu de grupo. Eso de lo que es uno 24/7 en lo que hace, en lo que dice que hace, en sus redes sociales... Creo que casi con eso, por más razón, nos reafirmamos en decir que en el 2023 mola tener un grupo y salir cortados las fotos de Instagram.
Es una especie de sensación más difícil todavía que yo creo que nos excita y nos mola. Bueno, este año por primera vez fueron los premios Rolling Stone en español, ya no en un país, sino que abarcaba toda la comunidad latina y nominaron Bailando hasta el Apagón y éramos diez nominados y éramos la única banda. Todos los demás eran artistas individuales. Nos llamó la atención, o sea, éramos conscientes de las pocas bandas que quedan, y ya no solo eso, sino que ocupan lugares de privilegio en listas y en sitios.
Pero la verdad es que yo nunca había sido tan consciente de decir, joder, ¿de diez solo hay una banda? Y por un lado me dio lástima, pero por otro lado, o sea, me sentí como muy orgulloso de llevar o de mantener el concepto de una banda en un lugar tan individualizado como es la música actual.
Y también, recientemente, de la rentabilidad y demás. También os habéis mantenido totalmente aparte del Golden Circle, Golden VIP. ¿Es una decisión también que habéis tomado de forma colectiva?
Juanma: Sí, sí. A ver, colectiva y unánime. Sí es algo que a nosotros no nos va. Entendemos por qué se hace, respetamos que cada uno, por supuesto, se organice como quiera en ese sentido, pero es algo, es una manera de abordar la venta de tickets que a nosotros nos resulta muy ajena y que hemos tratado de evitar a toda costa.
Y aún así habéis conseguido llenar un recinto como el Metropolitano, que es lo mismo que va a conseguir Burce Springsteen en unos meses.
Guille: La verdad es que, por suerte, somos una banda que, a medida que ha ido creciendo, ha ido llenando distintos recintos, pero hemos tenido casi siempre la suerte de tocar en sitios llenos, ¿no? Ya sea para 300 personas, como en estadios o en pabellones. Es bonito ver que pasó el tiempo y que cambian las tendencias, cambian las modas, pero la gente también te sigue los volantazos que tú vas dando, ¿no? Porque Cable a Tierra también era un disco complicado.
El Wanda fue un arma de doble filo, porque nosotros teníamos un disco que no era para estadios y teníamos cerrado un estadio desde antes de la pandemia. Tuvimos meses complicados a la hora de ver cómo íbamos a llevar todo eso a un estadio.
Precisamente esa mesa, la mesa que se pone en el centro de escenario con todos los músicos dándole ahí golpes y partir de una música que se hace en una habitación pequeña o en la cocina de una casa y llevarla a un estadio, de repente ese arco es un poco el que nos sirvió de inspiración y es donde vimos un poco el Cable a Tierra, nunca mejor dicho, de justificar, incluso nosotros mismos y a nivel de show, que íbamos a hacer un estadio. Era "vamos a llevar canciones que nacen en sitios pequeños y que han sido creadas con instrumentos muy humildes, en el sentido de que no son instrumentos mega amplificados, vamos a llevarla a un gran público en un lugar reservado para los superconciertos". Y ver cómo podíamos hacer eso, cómo podemos llevar a toda esta música y a toda esta gente también a ese lugar.
Para mí personalmente fue como lo más inspirador de hacer el Metropolitano, más allá de que se llenara. Evidentemente es un reto y, sobre todo económico, porque también a veces hablamos de lo económico con desprecio como si no nos importara y a ver, vivimos de esto, tienen que salir las cuentas y son unas apuestas muy agresivas y arriesgadas.
Pero creo que las acabamos de incorporar cuando le encontramos un sentido artístico, cuando artísticamente estamos convencidos de algo, somos capaces de perder pasta en pos de que salga esa idea para adelante.
¿Y cómo lleváis las críticas que dicen que siempre está el mismo cartel en todos los festivales?
Jorge: Bueno, yo creo que es un poco lógica porque es una realidad que estamos, no solo nosotros, sino una serie de bandas son los que estamos un poco llevando los conciertos en los festivales a cabo.
Quizás hay que preguntarse por qué no hay más bandas porque realmente, o sea, hay un montón de proyectos, pero no han llegado muchas bandas. Me pongo en la piel del promotor y evidentemente busco la banda que me va a vender tickets, porque se venden tickets no porque sean mejores que los otros, sino porque ya han tenido relevancia, hay un interés, la gente quiere verlo... Creo que es un poco el otro lado del péndulo, ¿no? Muy guay proyectos que estamos hablando ahora, ¿no? Más individuales y que son más personales, pero al final, quien está cerrando siempre los festivales somos nosotros, Viva Suecia, Miss Caffeina, Varry Brava... Son siempre bandas.
Entonces, a lo mejor hay que hacer una revisión a eso y pensar por qué no hay más bandas donde escoger. Porque no solo somos nosotros.
Pucho: ¡Chavales, juntaos entre vosotros, haced música!
El individual triunfa más en los cascos, en Spotify, pero en los festivales llenan bandas.
Juanma: Exactamente, es eso.
Jorge: Quiero decir que no es que seamos nosotros, que este verano hemos estado coincidiendo todos en los mismos sitios.
¿Y se genera una colectividad entre bandas en esos festivales y surge el lazo entre vosotros?
Jorge: Sí, de hecho nosotros este año hemos estado haciendo colaboraciones en cada concierto también. Muchos años vas coincidiendo y también les das otra dimensión a tus conciertos. Evitas un poco el sentir que entras en la rutina, tanto tú como el equipo, y el tener siempre un invitado nuevo pues siempre está guay. Este año hemos colaborado con Miss Cafeína, pues recuerdo aquel festival en Burgos que salimos por la noche y desde entonces tenemos una relación y una amistad muy larga.
Hay quien dice que a la música indie le falta compromiso político, ¿lo veis así vosotros que compusisteis Golpe Maestro tras el 15-M?
David: Al reguetón no te digo.
Pero el indie o el rock siempre está ahí, no se le exige lo mismo a la música urbana.
David: No sé, yo creo que la música, el autor y compositor, independientemente del tipo de música que hace, puede identificarse, puede querer reflejar una realidad política o realidad social, incluso de crítica o activista o lo que sea, dependiendo del tipo de música, no lo sé.
Pero vamos, eso en el caso de Vetusta no creo que sea cierto al 100% porque sí que ha habido siempre desde nuestra manera de componer y nuestra manera de hacer música y nuestra manera de escribir letras, de Juanma y de Guille, en la cual ese componente un poco más social o reivindicativo ha estado presente. Dentro de ese contexto, esa manera de hacer más literaria quizás. Pero creo que, en algunos casos, sí que ha estado presente.
¿Os habéis visto en La Diana, como dice vuestra canción, en muchas ocasiones?
Guille: Bueno, a veces sí, pero echando un poco la vista atrás o haciendo balance, creo que hemos sido una banda muy respetada y que tenemos bastante suerte en la visión o la imagen que tiene tanto el resto de compañeros de la música como el público, como la prensa... O sea, haces un balance de todo lo que se ha hablado o se ha dicho sobre Vetusta y creo que es para sentirnos contentos y orgullosos.
En un contexto en el que las bandas de mujeres se abren paso y en el que después del caso Rubiales muchas compañeras han denunciado abusos en la música, ¿creéis que está cambiando?
Guille: Hombre, en este tiempo, volviendo a hacer el histórico, si tú ves un cartel de un festival, ya no de hace 25 años, sino de hace 15 cuando empezamos a tocar en festivales, y lo ves ahora y el porcentaje de artistas femeninas creo que ha crecido un montón, aunque todavía está lejos de la paridad que puede se puede alcanzar, pero creo que la tendencia es clara.
No solo en la música, en todos los sectores, ¿no? El crecimiento, el espacio que se está abriendo a las artistas y a las mujeres en general en casi todos los aspectos de la vida, pues está siendo real, todo esto está sirviendo para que así sea, ¿no? Todas las reivindicaciones, las luchas, las pequeñas grandes batallas, como puede ser lo que comentas también, todo esto de la RFEF. Quizá en el mundo técnico todavía estamos más lejos de que haya técnicas de sonido, backliners... El mundo artístico creo que está en un lugar mucho más paritario que el mundo de la industria profesional.
Pucho: Nosotros todos nos tenemos la suerte de que este año ha entrado un montón de gente nueva y hay un montón de chicas también. Hay un montón de técnicas y la verdad es que es muy guay. También que haya como una visión un poco fresca, porque hay una cuestión energética también.
Ya nos pasa cuando hay músicos afines a nosotros, como es el caso de Aliboria o de El Naán, pero si encima en la parte técnica también lo hay, pues no sé, como que se respira como otra energía diferente. Es muy guay.