Miguel Ríos: "Se puede decir que contra Franco se cantaba mejor"

Miguel Ríos: "Se puede decir que contra Franco se cantaba mejor"

El cantante granadino presenta la gira con motivo del 40º aniversario de 'Rock & Ríos'.

Miguel Rios en el concierto 40º aniversario.Domingo J.Casas

La historia del rock español no sería la misma ni se entendería igual sin Miguel Ríos y su mítico Rock & Ríos. El concierto de 1982 y ese inicio con su ya clásico Bienvenidos daba la bienvenida a toda una generación de "hijos del rock and roll" que se han sumado para colaborar en este 40º aniversario del concierto.

Con motivo de la efeméride y en un panorama político en el que asegura que se siente "aliviado" tras los resultados del 23J, Ríos vuelve a embarcarse en una gira para recordar este mítico directo. 

Entre otras ciudades pasará por Mallorca, Marbella, Valladolid, Alicante, Valencia, Sevilla, Granada o Barcelona y en ellas estará acompañado por algunos de los invitados del concierto aniversario que ya celebró en el WiZink Center en 2022 como Annie B. Sweet o Mikel Izal.

¿Cómo se siente al seguir después de 40 años con Rock & Ríos?

Es un disco especial en mi biografía musical porque probablemente sea el más influyente de mi carrera y ha sido probablemente también el más exitoso, sobre todo, con el recuerdo de la gira que estuvimos en el 82. La verdad que lo que hicimos el año pasado en el WiZink fue como el de 40 años antes con la diferencia de los invitados. Ese es el espíritu que me lleva esta vez a la carretera, salir a cantar ahí con la banda y ser un poco la repetición de la ceremonia de hace 40 años e invitar a algunos amigos.

Entre esos amigos están Annie B. Sweet o Ainoa Buitrago, ¿cómo eligió a esta tercera generación de amigos, que podrían ser nietos del rock and roll?

La razón para hacerlo, fue el haber constatado durante todo este tiempo que el Rock & Ríos fue en cierta forma la banda sonora de aquellos años, pero además, por el éxito que tuvo, también fue un "parteaguas" o "abrepuertas" para que la industria se diera cuenta de que el rock era rentable para ellos. En ese sentido, creo que hay mucha relación entre la gente que ha venido y el Rock & Ríos, la verdad es que los invité por afinidad, por admiración, porque los he escuchado por sus carreras. Cuando hablé con ellos, casi todos tenían una relación bastante simpática con él. 

Los más jóvenes, casi todos nacieron mucho después del disco, lo tenían como nana, como entretenimiento. El Bienvenidos es una canción muy, muy energizante, y se ve que los niños en el tacataca se movían con mucha destreza. En el caso de Annie B. Sweet, su madre le ponía Nueva ola, la canción que canta conmigo en el concierto y lo hará en algunas fechas como el Starlite en agosto, su madre se la ponía de nana.

Después de tantos años con éxitos como Bienvenidos, Santa Lucía o el propio Himno de la alegría, ¿se ha cansado de cantar los mismos temas?

Esto nace de para qué hacemos las canciones, las hacemos para que la gente las cante y las haga suyas. Cuando una persona ha hecho suya una canción y se ha gastado una pasta en ir a verte, no cantarle una canción es un acto de deslealtad absoluta. Aparte de todo que el oficio de cantar significa también buscar nuevas emociones cada vez que cantas las canciones. Son proyecciones que tú mismo te montas para que la película salga como tú quieres y que a ti mismo te alimente. Es el fin de toda canción es que la gente la cante en su casa, en la ducha incluso.

Muchos artistas que vivieron también la Transición hablan de que en los 70 y 80 se tenía más libertad para componer, ¿comparte ese discurso de que cualquier tiempo pasado fue mejor?

Yo es que soy de los 60 y teníamos una pedazo de dictadura y nosotros hacíamos canciones, rock and roll, que eran las traducciones que se hacían por las editoriales y eran casi episcopales (risas). No se hablaba de nada que pudiera alterar el orden establecido. También pasábamos la censura. “Ven niña vamos a bailar en la oscuridad de la noche”, ya oscuridad y noche no iba muy bien para el baile. Ya, anatema. 

Cualquier tiempo pasado fue mejor, no. Se puede decir que contra Franco se cantaba mejor. Se agudizó una parte del cerebro que te obligaba a ser mucho más fino en los textos para poder meter los mensajes sin que fueran descubiertos por la censura. Te estoy hablando de un tipo que en esa época, sobre todo los primeros años, que no tenía ni idea de política, luego ya a los setenta y tantos ya empiezas sobre todo después del Himno de la alegría que me recorrí medio mundo con él, te das cuenta de por qué éramos diferentes de aquel célebre eslogan de la dictadura de Spain is diferent

Al final, vas tomando conciencia. El ser humano —sobre todo el que no reniega de sus orígenes y de su clase social y de alguna forma lo que quiere hacer es mejorar el estatus de esa clase social o al menos intentar minar las desigualdades entre clases— lo único que hace es defender su ideología.

Hablaba antes de las elecciones generales de que estaba asustado por el escenario que se pintaba, ¿cómo ve los resultados tras el 23J?

Siento un alivio enorme (risas). Estoy muy aliviado, aunque digamos que vamos a estar abocados a este tipo de política, que es la de la confrontación, porque no se ve otra forma de hacer política. Somos realmente un país poco preparado para la dialéctica. Creo que ahora recién se está dando en los colegios, pero en el mío no se dio ni se sabía lo que era la palabra dialéctica. Pero yo creo que nos falta tiempo para poder valorar a este equipo. 

Creo que es un éxito del gobierno anterior poder acabar la legislatura, debido a una inteligencia política formidable, aunque los oponentes decían que era por el interés de seguir en la Moncloa y en el Falcon y todas estas cosas que dicen. Pero poder terminar una legislatura cuando hay países que han hecho de las coaliciones una forma de gobierno, como Italia, que no ha tenido un gobierno en 30 años que haya terminado la legislatura. Verdaderamente, hay que darle un crédito al tremendo esfuerzo político. Luego cómo se haya vendido está en el deber del Gobierno. 

Pero respondiendo a tu pregunta, creo que es un resultado estupendo temiendo que a lo mejor pudiéramos tener un ministro de Cultura de Vox. Con lo que eso significa viendo lo hecho.

"Creo que [el resultado electoral] es un resultado estupendo temiendo que a lo mejor pudiéramos tener un ministro de Cultura de Vox"

Hablaba antes de tomar conciencia de clase, ¿cree que se ha perdido el autodenominarse clase obrera por el miedo a la ultraderecha?

Creo que se mantiene en quien está en esta defensa de derechos que mantiene esta ideología, lo que pasa que también se ha difuminado mucho lo que es la clase obrera. Ya la gente no trabaja en el tajo y tal sino que trabaja delante del ordenador y la gente cree que no es clase obrera, pero sí lo es. Yo soy un obrero del rock, todos los días curro y me preparo para estar de puta madre y llegar a eso. Luego tengo mi salario que afortunadamente para mí es generoso y me ha permitido vivir 63 años de este oficio, a veces con muchas dificultades y otras con bastante anchura, pero eso va dentro del corazón de cada uno.

Modificó la canción Bienvenidos para que fuera también "bienvenidas", ¿habría un "bienvenides"?

¿Bienvenides? Ahí me pilla un poco “setentaynueveañero” (risas). Hago muchos esfuerzos para contradecir y cambiar la educación en la que crecí porque nací en una familia de clase obrera y estuve en manos de cinco chicas y no pude lavar un plato ni nada. Ese machismo fue inoculado en un momento determinado y tengo que hacer unos esfuerzos enormes para deseducarme de aquel mundo en el que crecí. 

Quiero decir con esto que acepto muchísimo el cambio, yo empecé adoptando otra cultura totalmente diferente a la que oía en mi barrio, en mi casa, en Granada, en España, que era la cultura de los años 50 y 60, y adopté el avance de la cultura: el rock, la modernidad y la apertura. Los mayores, mi madre por ejemplo, me miraba extraño cuando intentaba imitar a Elvis Presley y que intentaba cantar en un inglés inventado. 

Yo no quiero caer en ese mismo comportamiento con lo nuevo, estoy absolutamente abierto a admitirlo. Si todes se convirtiera en un término común y dejara de sonar raro, como todo en esta vida con el uso, me hubiera encantado. Estoy convencido de que esta terminología va a tardar un poco más en entrar.

Como referente del rock nacional, ¿ha muerto el rock and roll y ha ganado el reguetón o se sigue haciendo rock?

Se sigue haciendo rock and roll, muchísimo. Evidentemente, ha perdido de alguna forma penetración social. Pero la cantera de rockeros que hay, la cantidad de bandas y la cantidad de grupos que tienen un éxito acojonante como Love of Lesbian, Izal o Vetusta Morla, todos los que vinieron conmigo a cantar en el WiZink, aquí en Latinoamérica llaman a multitudes. 

El rock tiene mucho tirón entre quienes les gusta el rock. Digamos que a nivel entretenimiento el reguetón y las músicas latinas han tomado un poco el sitio de la moda. No voy a hablar mal del reguetón porque no estoy en contra de nada, es un género que está ahí y la gente lo escucha y lo disfruta y está de puta madre. Pero nosotros evidentemente como rockeros sí que notamos que somos necesarios, que hay gente que quiere oír este tipo de música, que se quiere implicar en esta música y cultura. Hay gente que no entiende esto como entretenimiento sino como en una suerte de militancia, una actitud en la que sabes que el rock ha sido siempre muy rompedor.

No es la música hegemónica ahora mismo, en España en Estados Unidos sigue siéndolo en muchas zonas, ¿cómo si no pueden vender todas esas entradas Taylor Swift o Coldplay? Todo eso es rock y esas formas y son representaciones del rock que han influido en muchísimas músicas.

Como pasa con el festival Glastonbury, que vende cada año miles de entradas y que principalmente programa rock.

Exacto. Con todos estos festivales que venden miles de entradas pasa eso, que el 90% casi 100% de lo que escuchan sus asistentes es rock o un derivado, que existe porque el rock existió antes.

Consulta aquí todas las fechas de la gira del 40º aniversario. 

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es