Love of Lesbian: "Es muy fácil cachondearse de la Corona, pero hacerlo de según qué sector es ofender"
El grupo catalán presenta 'Ejército de Salvación', su noveno trabajo de estudio.
En un momento en el que la etiqueta de lo indie se asocia más al pop rock tradicional. Love of Lesbian, uno de los grupos de referencia y que junto a otros nombres como Vetusta Morla, Lori Meyers o La habitación roja auparon el género al mainstream a principios de los 2000, demuestra que está en plena forma.
Los catalanes han publicado este 11 de octubre su noveno trabajo de estudio, Ejército de Salvación, con el que cambian sus letras surrealistas y oníricas por un canto a la amistad y la solidaridad en todas sus vertientes, las más felices y las más oscuras. El cuarteto conformado por Santi Balmes (voz, teclados y guitarra), Jordi Roig (guitarra), Oriol Bonet (batería) y Julián Saldiarraga (guitarra) asegura que goza de "buena salud" a nivel de amistad, pero aseguran que "ahora es muy peligroso decir según qué" y que "el mundo está lleno de gente ofendida".
De hecho abogan porque los artistas desconecten de las redes sociales y las críticas que puedan recibir para componer. "Habría un renacimiento de lo que sería una creatividad que ahora empiezo a ver coartada por todos los lados", apunta Balmes en su charla con El HuffPost.
Habéis sacado cinco singles, entre ellos las colaboraciones con Zahara, Amaral y Rigoberta Bandini, casi la mitad del disco antes de la publicación, sumado a este sexto último con Leiva, La Champions y el mundial, un día antes del lanzamiento, ¿queríais generar expectación? ¿Os lo exigía la industria?
Oriol Bonet: Es como una tendencia, que todo el mundo dice hay que hacerlo.
Santi Balmes: Yo creo que más que justificarlo en ese sentido es por las colaboraciones. Cada una necesitaba un espacio casi mensual para desarrollarse en su particular macetero. Es un disco para el que era necesario, que no sigue las pautas románticas de escucharlo de pe a pa, creo que este disco por las colaboraciones se le tenía que dar de comer aparte.
Ya la pauta tradicional del concepto de disco apenas hay artistas que la sigan, ¿no?
Santi: Sí, pero esto todo es pendular. Ya verás que dentro de poco va a empezar la gente a hacer todo lo contrario y que sea tal día a tal hora saco todo el disco. Será igual de válido que lo otro. Todo es igual de válido, depende de lo que tengas entre las manos.
Además, habéis lanzado este disco en el que se encuentran La hermandad y otras tantas canciones que hablan de esa solidaridad entre amigos, ¿en qué punto se encuentra ese hermanamiento en la música? ¿Hay esa camaradería?
Santi: Bueno, con la mayoría sí. Luego hay grupos que en un momento dado son más cerrados, obedecen más a unos biorritmos más extraños, luego hay otras bandas que no sé. No voy a decir nombres, pero las hay que vienen ya solo a la hora del bolo y se van y no socializan con nadie.
Oriol: También te das cuenta que tienes conexión con ese miembro de aquella banda, no con toda la banda, porque es imposible, somos muchísimos y cada uno es como es. No se puede conectar con todo el mundo, pero tú ya ves con quién tienes más vibras.
Santi: Pasó hace poco, que había uno que era genial y otro que era un capullo en la misma banda.
Vosotros que lleváis tantos años, imagino que ya conocéis cómo son muchos.
Oriol: También antes estabas ocho horas antes en el camerino y tal y ya llegas un poco antes al bolo, acotar eso. Pero siempre encuentras un espacio para ver a tal amigo que sabes que va a estar y puedes charlar.
Santi: Cada vez cuesta más el silencio en la habitación.
¿Y vosotros cómo lo lleváis después de 27 años juntos?
Santi: Fatal, llevamos toda la mañana hablando de la amistad y de la hermandad y ya me estoy cansando. Os odio (risas).
Jordi Roig: A las 10 éramos amigos, a las 11 ya... (risas).
Oriol: Al final llevamos muchos años juntos, hemos vivido muchas cosas y hemos compartido mil y una historias y como todo. Tienes mejores, peores momentos, en los que te acercas a uno o a otro. Algo tiene que haber porque después de tantos años en una banda, trabajando tanto... Es muy fácil aburrirse o cansarse y yo sigo teniendo ganas de salir de gira. De hecho, estoy ansioso por salir de gira.
Jordi: Te voy a contar algo, además de amistad es lealtad. Entre nosotros había alguien que no era leal y tuvimos que tomar la decisión. Eso habla también de la amistad. Alguien que puede resquebrajar los cimientos de una amistad hasta lo más hondo y hacerte cosas que tú crees que nunca te harían y hasta eso te puedes encontrar en una banda.
Oriol: Gozamos de buena salud a nivel de amistad, lealtad, hermandad y honestidad. Incluso cuando hay siempre conversaciones pendientes, pero creo que está todo como muy claro. Después de tantos años si no está muy claro no funcionaría.
¿Qué causas defiende este Ejército de Salvación?
Santi: Creo que es una reivindicación a la gente más cercana. En un mundo tan absurdo que estás a veces tan mirando por la ventanilla de Instagram y ves lo que pasa en todo el planeta. Al final estás viendo una película mientras estás siguiendo los WhatsApps. Eres incapaz de estar concentrado en algo, creo que las situaciones humanas, de alguna manera, las tridimensionales, las de aquí también se han resentido de alguna manera.
Al final tienes que reivindicar lo orgánico, lo que tienes aquí, con lo que vas a poder contar si te pasa algo malo en la vida. Creo que el amor romántico estaba ya totalmente, para mí necesitaba un espacio donde tener que hablar. Que sí que en esa canción que es Ejército de Salvación hablo con mi mujer, pero es más bien como un punto de vista como hablarías con una amiga. Es un disco más desde esa faceta, de ser amigo de tu pareja. Todo está ahí circulando en esa relación de lealtad, de confianza, de empatía y solidaridad. En ningún momento ha sido algo romántico, de amor y desamor al uso, ya lo he usado demasiado, necesitaba darle un espacio y tratarlo de otra forma.
También tenéis mensajes críticos, en ese Contradicción que colaboráis con Rigoberta Bandini hay crítica al turismo, a la autoayuda, ¿queríais mandar un mensaje más directo frente a otras letras más oníricas de otros discos?
Santi: Es la confrontación de nuevo. En estas entrevistas estamos haciendo un poco de psicoanálisis de qué hemos querido decir y averiguar por qué las cosas. Esto que me comentas habla de la deshumanización y el disco habla de la humanización en general de lo que tienes cerca, pero también en la parte negativa de una conversación pendiente o en Qué vas a saber, que nos ha pasado a todos un momento de decepción con un colega o que tú decepciones también. Están todos los prismas de la amistad plasmados en este disco, no solo la reivindicación de La hermandad, también la parte oscura de la amistad, que también tiene cicatrices.
Habláis de la importancia de las redes sociales, de esa ventana de Instagram... Ahora que Spotify está tratando de controlar las canciones generadas con IA, ¿cómo la veis? ¿Cómo un enemigo o una herramienta?
Santi: Creo que por primera vez no sabemos la que nos viene encima. Hay gente que dice "no, no la creación no va a verse afectada". El otro día vi una fotografía que no había forma de saber si era real o si era generada por IA. No había ni un pequeño detalle que te diera a pensar que estaba generado por una IA. ¿Cómo va a contribuir al mundo del arte? Creo que habría que introducirle un poco de drama en su vida, traumarla, que los que las entrenan les digan ‘eres un hijo de puta’, que sus padres de software se divorciaran, que pasaran cosas para que compusiese algo que fuera realmente humano. Ahora mismo se nota y hay una ausencia de color absoluta, pero en otros aspectos no. El otro día redacté una petición para que un ayuntamiento retirase una multa y lo hice con IA y el resultado fue bueno.
Jordi: El peligro no es que esté hecho por una mente humana o por la IA es cuando se pierda el pudor a saber, o sea cuando se naturalice y la humanidad está abonada a blanquearlo todo. Todo. Todavía somos la generación que decimos “esta canción ha sido creada con IA”. En el momento en el que deje de tener importancia y se naturalice. Ahí viene el drama para nosotros, la generación que venga igual lo incorpora como una herramienta más en su vida.
Santi: Yo me imagino que una abuela en los años 40 o 50 cuando se inventó el primer microondas y llegó a casa a EEUU, le parecería un puto escándalo eso.
Jordi: Dirían ‘no, no, no os preocupéis que esto no va a funcionar, la gente va a valorar la cocción lenta’. Luego hemos visto que todos los avances el 80% han venido para quedarse, siempre hay prueba y error, pero no es para bien. Las señales que se ven de esta digitalización que lo abarca todo, los artistas fuimos los primeros en padecerlas con las descargas, el plagio... Luego ha afectado a todos los sectores, como el taxi. Ha habido sectores a los que les ha pasado lo que a nosotros hace 15 años, en ese momento no porque no vendíamos discos. Pero pasaba, ocurría. Esto afecta a nivel global a toda la sociedad con consecuencias.
Santi: Escuché en un podcast hace poco que un experto en Silicon Valley decía que lo que viene a 2025 y 2026 definitivamente va a doblegar el cerebro del ser humano, el extremo ya... Nos pillará de gira (risas).
Jordi: La IA puede hacer lo que quiera, escribir un texto, una novela... Imagínate que llega un momento, que es ya ciencia ficción, que digas “quiero ser médico” y te puedas poner un chip y lo sepas, o que tengas una reunión y necesites saber cierto conocimiento o ciertos idiomas y a través de colocarte un chip lo sepas. Esto va a pasar. Nosotros veníamos del radiocasette en el coche que se paraba cuando había un bache y ahora le dices “ponme tal canción” y es una realidad.
Santi: Imagínate con la de cuñados que hay en este país... Que te digan “yo te voy a decir cómo se hace un puente con acero en tal lugar”, va a ser horroroso.
¿Qué queda de 1999 en vosotros?
Santi: Mucho. La emoción sigue siendo la misma, son canciones que creo que al menos para nosotros han trascendido año tras año, no nos cansan para nada. Queda todo, realmente es un disco del cual nos podemos sentir orgullosos y con el cual hemos aprendido como propósito no luchar contra él, sino hacerlo como aliado y considerar que en tu carrera ese es tu particular Everest, pero hay más ochomiles quizás.
¿No os cansáis de cantar Allí donde solíamos gritar o Incendios de nieve?
Jordi y Oriol: No.
Santi: No, aunque sí tuve una época con Incendios de nieve y su particular configuración de los coros que me llegó a cansar un poco, todo lo que era la teatralización de la canción en los conciertos, me empezó a parecer un poco impostado. Pero el tema es muy bueno.
Habéis vuelto a colaborar con Zahara en este disco después de otras muchas canciones juntos como Domingo astromántico o Guerra y paz, ¿sois conscientes de que para muchos os habéis convertido en un dúo casi inseparable?
Santi: Lo de Zahara es como una historia que se va repitiendo, como un cometa en nuestras vidas o yo para la suya. Al final, has de aceptar las cosas como son y darte cuenta que al final dices “joder, ¿contamos con Zahara otra vez?” Pero ya no es Zahara, es la Zahara postputa, ha hecho un camino que respetamos mucho y ha indagado en nuevos territorios sonoros y me interesaba esta Zahara revisited.
Santi, además de tu vertiente con el grupo, mantienes tu faceta literaria con mensajes más crudos y más críticos, ¿cómo las combinas? ¿te reservas una parte más personal y más política para los libros o también mandas esos mensajes en las canciones?
Santi: Sí, cuelo mensajes todo el rato, pero sí que hay una idea, más intelectual a veces que es más plasmable en un relato, ensayo o poesía no musicada. Creo que me he convertido en especialista en averiguar mientras miro a la pantalla si eso suena o no suena y hay cosas que suenan directamente, igual que hay frases que aparecen mientras estás tocando el piano. Hay otras que parten del absoluto silencio y encienden partes de tu cerebro que no son las que se encienden para la música. Creo que sí, aunque al principio lo mezclaba todo.
En el disco anterior a 1999 había un tema que era un relato y, al final, se convirtió en una canción. También tiene su interés en ese sentido porque en esas disciplinas pasa, pero para mí es indisoluble. Hay una parte emocional que sabes donde hay una canción y donde hay un relato, cada vez lo vas sabiendo más.
Comentaste en una entrevista que “ahora somos más políticamente correctos, pero que no hay ninguna institución”. ¿Hay más control a las opiniones?
Santi: Ahora es muy peligroso decir según qué. Luego, teniendo en cuenta la perspectiva del yo desde un punto de vista más budista, que no es un yo estático, sino que es permanentemente mutante, hay que estar muy al loro con lo que dices porque dentro de cinco años puedes decir “pero madre mía, cómo podía yo decir semejante sandez”.
Jordi: El mundo está lleno de gente ofendida, en general. El revisionismo y la cultura de la cancelación son peligrosas. Es obvio que vemos cosas de antaño que hoy chirrían, pero quizás para hoy llegar aquí ha tenido que pasar eso o el humor extremo o salvaje como lo pueda entender Ricky Gervais, por ejemplo, que incomoda a mucha gente, es algo necesario para que luego haya otro tipo de humor.
Es muy fácil cachondearse de la Corona, pero cachondearse de según qué sector es ofender porque han tenido que luchar por los derechos, etc. Pero también es necesario, lo que pasa que en esas piezas, hay cosas muy recientes que aún se están colocando, pero creo que cuando tú como autor dices “ostias, esto no lo pongo”, ahí es donde saltan las alarmas.
Entiendo que el humor es distinto a la música.
Santi: Sí, porque Ricky Gervais se puede meter en jardines muy muy serios y dices “ostia, ha caído de pie el cabrón”. Luego hay otro que hace una broma chusquísima sobre el mismo tema y lo despiden del trabajo, que lo ha hecho con tan poca gracia que se convierte en algo desagradable.
Igual la clave es que tiene que haber humor, no opiniones.
Santi: Estilo, no sé, no puedes decir cualquier cosa.
Jordi: Hay que saber hacerlo, ser gracioso, caer en gracia como lo quieras decir. Todo hay que saberlo hacer, cualquier cosa, hay gente que sabe y que no.
Santi: Habrá gente que en un momento dado soltará un piropo a una chica en la calle y será ultradesagradable y otro que lo hará, uno de entre 100.000, con cierta gracia e igual la chica se ríe, no lo sé. Pero esto es algo que seguramente si lo comentara en Twitter tendría a 800.000 personas diciéndome “no es así, nunca hace gracia”.
Tiene que ver el contexto y si no tienes un vínculo o, aunque lo tengas, que opinen de ti y de tu cuerpo no siempre es bienvenido.
Santi: Claro.
Jordi: Claro, nunca. Esa persona por qué tiene que aguantar que un piropo sea gracioso. Pero es muy complicado.
Decías en el tema Ya sale el Sol, “he visto a negros apoyando el racismo”. Podría ser algo como “latinos apoyando a Trump”.
Santi: Estamos en una época muy chalada, absolutamente. Lo de latinos apoyando a Trump también es una cosa que no te esperas, pero luego si haces un análisis más calmado tiene su explicación.
Jordi: Sí, tiene su explicación. Hay mucho latino llegado a EEUU, el país de las oportunidades, pero luego si tu hijo tiene cáncer y no tienes dinero para el tratamiento se te muere o tienes que hipotecarte de por vida. Esa persona inmigrante que se forja un camino o tiene algo, a veces es más protector de lo suyo que el que ya estaba, tiene que demostrar que es más pro-Trump que sus seguidores, a veces se genera un sentimiento de hacerse notar.
Santi: Algo así como si yo ya estoy en la autopista, cortad el acceso, es muy curioso.
Volviendo a la industria musical, ¿qué le diríais a quienes critican que siempre haya el mismo cartel en los festivales?
Santi: Lo que pienso es que si esa persona va a ir a todos los festivales de España o va a ir a uno o dos, que el efecto reiteración te duela a ti especialmente porque tenías pensado ir al de Galicia, al de Granada, al de Sevilla y al de Madrid. Es un poco hablar por hablar. Les diría si se han puesto en la piel del promotor que tiene que vender entradas. En tu cabeza puede sonar muy bien ese line up que has creado con grupos superinteresantes, etc. Y que obviamente tienen que tener su espacio como nosotros lo tuvimos en su época tocando a las 13h en el FIB de Benicàssim, es un camino. En tu cabeza suena muy bien, pero luego móntalo y vende entradas con ese cartel.
Jordi: Hubo un tiempo que ese tipo de críticas afectaban, que si que nos cuestionábamos si lo hacíamos bien, ahora mismo las críticas sean cuáles sean, nos la soplan. Es nuestro trabajo y lo hacemos. Luego todo es tan efímero, esa crítica en la que tú estás pensando dos días, el que la ha escrito a la media hora está pensando en otra cosa y el que la ha leído simplemente le ha causado algo que le ha durado 30 segundos. Y tú te comes la cabeza dos días.
Santi: ¿Sabes cuál sería la edad de oro de la creatividad en el planeta? Cuando todos, todos, desde Lady Gaga a León Benavente no leyeran nunca sus redes sociales, jamás. Durante cinco años hacer ese experimento de “voy a escribir mis canciones de lo que me salga de los cojones”. Habría un renacimiento de lo que sería una creatividad que ahora empiezo a ver coartada por todos los lados. Realmente, hemos sufrido y he visto a gente sufrir, a cómicos, actores, directores, jugadores de fútbol tendrían que tenerlo totalmente prohibido. Que hubiera mucho aumento de trabajo de community managers, que estuviera prohibido por ley, que quieras entrar en tu Instagram y no pudieras. Imposible.
¿Vosotros lo aplicáis el no entrar a leer los comentarios y demás?
Santi: No, aunque cada vez menos. Creo que nosotros tres menos, el más activo es Julián [Saldarriaga], él está mucho en las redes, quizás desde Menorca se siente menos aislado así, pero nosotros cada vez menos.
Jordi: Antes éramos más activos. Por ejemplo, ocurre algo y esa sensación de que tienes que dar tu opinión inmediatamente de todo. No hay por qué, no hay necesidad de opinar de todo y si tienes una opinión, igual te la guardas porque no todo el mundo la espera como tú crees.
Santi: Es delirante. Es necesario que tengamos un descanso de las redes sociales.