La zambomba de Jerez: una tradición navideña reconvertida al flamenco en la que las mujeres alzan la voz
De origen desconocido y marcado carácter familiar, este fenómeno declarado Bien de Interés Cultural en 2015 ha evolucionado hasta ser todo un reclamo turístico en Jerez y Arcos de la Frontera (Cádiz).
"Garbanzos verdes, qué buenas lagartijas son las mujeres. Yo no m'espanto, que también son los hombres, buenos lagartos". Esta letra poco tiene que ver con lo que se conoce como un villancico tradicional o con esos Peces en el río que tanto resuenan por todo el territorio peninsular en las fiestas navideñas. Se trata de uno de los romances que se cantan en las zambombas de Jerez y Arcos de la Frontera (Cádiz) y que se han convertido, para bien o para mal, en un fenómeno en los últimos años debido a su evolución junto al flamenco y a ser calificado como Bien de Interés Cultural en 2015.
Basta con ver las imágenes del pasado puente de diciembre en Jerez, en las que miles de personas se arremolinaban en las plazas y corralas de la localidad para disfrutar de las tradicionales zambombas navideñas, en las que un grupo de personas cantan, bailan y tocan instrumentos como la zambomba o el almirez al calor de las candelas. Algo que lo hace totalmente diferente a otras formas de celebraciones como las rondallas en Castilla-La Mancha, los verdiales en Málaga o las corales.
Sin embargo, este concepto poco tiene que ver con el origen de esta tradición, que tenía un marcado carácter doméstico y vecinal, en el que los grupos de vecinas y vecinos compartían comidas y canciones para celebrar la Navidad.
"La zambomba en sí es una fiesta que no tiene nada que ver con lo que estamos viendo hoy en día, es una fiesta de hogar, no estaba en la calle. Era en las casas de vecinos, de gente pobre, que la cuestión de clase es muy importante", explica la musicóloga y post-compositora Belenish Moreno a El HuffPost.
Tal y como recuerda, más allá de ser una fiesta navideña era una celebración para hacer frente a la "época más dura del año" y "traer un poco de alegría y tratar de invertir esas connotaciones negativas que había del mal tiempo del invierno".
Además, la zambomba se tiene que empezar a celebrar en el mes de diciembre, algo que se ha mantenido en la mayoría de los casos, ya que no se puede hacer en el "mes de los muertos". "Se hacía en las casas, dentro de las casas de vecinos, donde las mujeres, aunque eran de clase baja y tenían que ir a trabajar igualmente sí que se encargaban de ciertas labores", apunta Moreno.
Un carácter eminentemente femenino y muy ligado a la reunión y a la gastronomía
Tal y como explica Moreno, las mujeres de las casas eran quienes llevaban la voz cantante en estas celebraciones ya que son las que conocen el repertorio, lo han ido transmitiendo de forma oral y han mantenido el legado.
Pero más allá de eso, la parte gastronómica de la fiesta, no menos importante que la musical, en la que elaboraban dulces típicos de estas fechas como los pestiños y los roscos o platos de cuchara para compartir con los vecinos. "La zambomba originalmente no se hace de día sino que se hace de noche. Hay como muchas cosas que se han ido cambiando a lo largo del tiempo, los hombres por otro lado, no tenían ese papel", señala y recuerda que otros investigadores como el musicólogo Manuel Naranjo ya apuntaron que el hombre estaba en "segundo plano" y era el encargado de "repartir la comida".
"De que la gente venga, que se sentara y estuviera bien, como de anfitrión, pero nunca de maestro de ceremonias porque no se sabían las canciones ni el repertorio como sí se lo sabían las mujeres", apostilla Moreno.
En esta evolución, marcada tanto por el flamenco como por la organización de estos eventos, el horario también se ha visto alterado, por lo que esta parte gastronómica se encuentra más orientada al almuerzo y se cuentan con barras en la calle.
Tal y como recuerda a El HuffPost Cristóbal Ortega, director del Instituto Andaluz del Flamenco de la Junta de Andalucía, actualmente "por norma general suelen empezar a mediodía". "Antes se hacía un puchero, se tomaban dulces, estaba muy vinculado con la familia. Ahora empiezan a las 13:30 o por la tarde y las barras se ceden a entidades que sin ánimo lucrativo contribuyen como hermandades de Semana Santa o colectivos para ayudar contra la drogodependencia, un servicio social", explica.
"Ya no es solo la gastronomía familiar como los pucheros o los potajes sino también dulces como los pestiños o los dulces de las monjas", detalla Ortega.
De un origen sin instrumentos profesionales a una tradición "flamenca"
Si bien hay quien apunta a que los orígenes de la zambomba, tanto en su tonada como en sus instrumentos, provienen de la cultura morisca, ni Ortega ni Moreno podrían afirmar tal relación. Aunque la musicóloga sí que admite que a nivel de repertorio hay algunas reminiscencias moriscas como los romances Al pasar por Casablanca, en Jerez, o en Arcos de la Frontera el de La mora que lava, en el que hablan de "una mujer que es ‘capturada por los moros’, así lo dice la letra y que posteriormente se encuentra a un cristiano que casualmente es su hermano". "No debemos confundir los textos con la fiesta", sentencia Moreno.
Su origen, aunque desconocido, también como el del flamenco según Ortega, sí que podría datarse a finales del siglo XVII y se ubica en estas zonas de Jerez y Arcos de la Frontera en Cádiz, mientras que el del flamenco lo haría en lo que se conoce como "triángulo tartésico, Lebrija, Jerez, Utrera, etc."
"Lo que sí es verdad que la zambomba es parte de una celebración especial en Andalucía por Navidad", señala Ortega, quien lo relaciona con el flamenco por los repertorios actuales en los que se canta "folclor y villancicos aflamencados pero se termina cantando por bulerías y convirtiéndolo ya en un evento flamenco".
Sin embargo, Moreno recuerda que el origen no tiene nada que ver con el flamenco y que, de hecho, instrumentalmente era muy distinto, ya que utilizaban elementos caseros o utensilios de cocina como el mortero (almirez) o fabricaban las zambombas con cántaros de barro, caña y tela, a diferencia de las que se compran de piel. "Nos habla de qué se tenía a mano, no se tenían animales sino telas finas enrrolladas, etc. Que servían de parches para la zambomba", explica la musicóloga.
Para ella, la relación con el flamenco se debe a Jerez y a una colección de discos llamados Así canta nuestra tierra en Navidad, que hizo Caja San Fernando en 1997 con intención de recuperar el folclor autóctono.
"Hubo una desaparición de la fiesta durante unos años. De repente, sale ese grupo, que era el Coro de flamencología, en el que estaban nombres como La Macanita o Juan Pedro Aladro, y deciden que por qué no se hace algo y se recupera algo tan bonito de la zona", explica.
Es entonces cuando se da al giro al flamenco también introduciendo instrumentos profesionales como la guitarra y el cajón, que antes no estaban al alcance de quienes participaban de la zambomba.
"Tanto dentro o fuera de Andalucía, se añade el nombre de zambomba flamenca, pero en origen no tiene nada que ver. Tampoco la zambomba en sí puede ser considerada ningún palo porque lo que hacen es tomar ese texto y modificarlo y meterlo por el palo concreto que sea, ya sea bulería o soleás, tangos, etc. No es un género en sí mismo", explica Moreno.
Sin embargo, esta relación con el flamenco es la que lo llevó a que fuera declarado BIC en 2015 por la Junta de Andalucía, cinco años después de que el flamenco fuera declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. "No es que se generase una línea de ayuda específica a muchos artistas, sino que desde el Instituto Andaluz del Flamenco cada ciertos años tenemos que hacer un informe de salvaguarda del flamenco, de nuevos artistas, de promoción y de ayuda a la difusión. Cuando en 2015 se considera a la zambomba BIC es cumplir uno de los objetivos", explica Ortega.
La participación del público, el elemento diferenciador
Aunque como sucede con la mayoría de los folclores, la evolución ha ido modificando el fenómeno también en su forma más allá de su sonido. Lejos de las corralas o las casas de vecinas de Arcos y Jerez, la zambomba ocupa las principales plazas de las localidades, además de teatros o auditorios por toda Andalucía.
Para Moreno "solo lo están manteniendo y tampoco de la forma tradicional porque lo hacen a veces delante de personas y no de manera íntima, un grupo de mujeres de Arcos de la Frontera, de una asociación llamada Beatriz Pacheco". "Están manteniendo el repertorio más tradicional, es decir, sin guitarra, etc", explica y lamenta que no sabe qué va a ocurrir cuando esas mujeres fallezcan, porque no se tienen referencias.
Otro de los elementos que se pierde al hacerlo en formato concierto o al salir de esa intimidad vecinal es la participación ciudadana, fundamental para crear este fenómeno.
"La esencia en sí de la zambomba, de puertas para dentro ya casi no existe o prácticamente no existe", lamenta Moreno, aunque admite que la modalidad de zambomba en la calle no deja de ser válida. "La gente cuando va no se sabe el repertorio y que no puede participar, también porque quien canta lleva amplificación. Eso no es una zambomba, directamente", señala.
Estar al mismo nivel y que sea un fenómeno horizontal es parte intrínseca de la zambomba. Por este motivo, Moreno junto a la filóloga Lucía Franco y la periodista e ilustradora Claudia GR Moneo editaron en 2022 el libro Lah letrah de nuehtra Zambomba, un cancionero con las letras "paganas y religiosas" de las zambombas de Jerez y Arcos para que el público pueda participar.
"Es una fiesta participativa, en la que todo el mundo aporta algo ya sea que tú cantes mejor, peor, que quieras salir a bailar o que pongas los pestiños. Se trata de una fiesta de convivencia, por lo que si te hacen pagar para entrar a una zambomba, no es una zambomba, si tiene amplificación y vas a mirar, no es una zambomba, es un concierto zambomba", detalla.
"Una vez que hemos avanzado a lo largo del siglo, poco a poco va ganando relevancia del flamenco porque es flamenco, si no lo fuera no sé si tendría esa misma cabida a nivel turístico", explica y detalla que todo lo derivado del BIC está enfocado al turismo, pero la tradición en sí ha ido modificándose.
De hecho, recuerda que por este motivo hay personas que se acercan a la zambomba contrariadas porque no "tocan los villancicos de toda la vida". "Esto no es una fiesta de Navidad, es una zambomba y tiene un repertorio típico y cantamos esto, entiendo que no se la sepa, pero es que no viene usted a que cantemos Jingle Bells", se queja.
Un revulsivo turístico y económico para Jerez y Arcos
Las imágenes de las plazas de Jerez abarrotadas en diciembre son solo un reflejo del fenómeno que significa tanto para la región como para Andalucía, esta celebración, con la repercusión a nivel hostelero o de comercio que supone. "Es parte de la forma especial que tenemos en Andalucía de celebrar la Navidad", defiende Ortega, quien recuerda que lo que ahora solo se hacía en esas localidades, tanto en público como en privado, se hace ahora por toda España y toda Andalucía.
"Desde el Instituto Andaluz del Flamenco junto con el Ayuntamiento de Jerez potenciamos la zambomba que tuvo lugar el pasado 15 de diciembre con cuatro agrupaciones de Jerez, pero tenemos más de 17 eventos relacionados con la zambomba en toda Andalucía", apunta.
Según datos de la Federación de la Hostelería en la provincia de Cádiz (Horeca), el pasado puente de diciembre Jerez tuvo una ocupación del 83,58%, un 11% más del pasado año. Una afluencia de público que, tal y como recuerda Ortega, ha llegado incluso a modificar la fecha de otros eventos locales como el encendido navideño, adelantándolo hasta el 23 de noviembre. "Se ha convertido en un gran atractivo del turismo cultural", recalca.
"Los restaurantes, incluso toda la industria relacionada con la Navidad de puestos o dulces típicos han aumentado sus ventas. Ya hay gente que se organiza en el puente de diciembre o en la Navidad para venir a Jerez por la zambomba", señala el director del Instituto Andaluz del Flamenco, que señala que la fiesta tiene "todos los ingredientes para conocer cómo se celebra la Navidad en Jerez".
Asimismo, este origen popular de la zambomba, aunque ha contado con sus villancicos por bulerías con nombres como Miguel Poveda o La Paquera de Jerez, no depende de un gran rostro como el flamenco. "Es como si viene un coro gospel, no sabemos si es bueno, malo o regular o quién canta, pero verlo en estas fechas ya llama la atención", apunta Ortega, quien recuerda que nombres como la "Macarena de Jerez o la zambomba de Perikín" han llenado recintos de 3.000 personas en Sevilla.
"Es como el carnaval de Cádiz, la descentralización del fenómeno que sucede en un espacio original e histórico, como la zambomba con esa transmisión oral, el poder de la mujer, se ha convertido en un fenómeno", defiende y recalca que de Jerez, al igual que sucede con el flamenco, la zambomba puede salir de los patios de vecinas para ir al mundo entero. Eso sí, dejará atrás lo que en un día fue una celebración de vecinos para ser un concierto.