La Barbie feminista de Greta Gerwig: así se reinventa un icono
La película protagonizada por Margot Robbie, que ya está arrasando en taquilla, ha recibido un distintivo por fomentar la igualdad de género.
Cuando llegó a las tiendas en 1959 Barbie fue una auténtica revolución. Las niñas dejaron de jugar con bebés para jugar con una mujer independiente que podía ser todo lo que se propusiera, proyectando en ella sus sueños, aspiraciones e ideas. Una revolución que recoge Greta Gerwig en la escena inicial de su película, Barbie, en la que Margot Robbie interpreta a la muñeca “estereotípica”, rubia y perfecta, que se convirtió en un icono intergeneracional.
Con el paso de los años Mattel ha ido adaptándose a los cambios en la sociedad y lanzando al mercado todo tipo de muñecas. La Barbie científica, la astronauta, la presidenta, la médico, la sirena, interpretada por la cantante Dua Lipa, o la escritora. Todas ellas están en la película de Gerwig que no solo ha hecho una cinta feminista, sino que ha abierto unos cuantos debates y reflexiones tirando de humor, ingenio y emoción.
De hecho, la cinta ha recibido el distintivo de Especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género por parte del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA). Entre los méritos de Barbie para recibir esta calificación, el ICAA cita algunos a El HuffPost: “Promueve la igualdad de género entre hombres y mujeres; visualiza la discriminación de género; pondera valores feministas y critica el machismo”. Además, algunos vocales que otorgaron el distintivo a la película destacan que “visibiliza el daño que el patriarcado hace a los hombres”.
La película transcurre en Barbieland, una realidad paralela en la que las mujeres, las barbies, mandan, deciden y tienen el poder frente a los kens, con Ryan Gosling y su pelo platino a la cabeza, que quedan completamente en un segundo plano y son un accesorio para ellas. En ese mundo rosa y cargado de brillas las mujeres son las perfectas protagonistas, pero también cargan con el peso de esa perfección.
Una situación que encapsula el personaje de Margot Robbie, abrumada cuando le sale algo de celulitis y cuando no es capaz de gestionar sentimientos que interfieran con su felicidad y su mundo de fantasía. Esa idea le sirve a Gerwig para cuestionar los estereotipos de mujer idealizada por los que se ha criticado a Barbie en los últimos tiempos, cuando incluso en algunos casos se ha llegado a utilizar el nombre de la muñeca como algo despectivo perpetuando la idea de guapa y tonta.
“Para Mattel, siempre ha sido importante que Barbie evolucione junto con la sociedad, reflejando los cambios y representando la realidad de cada época. Barbie es mucho más que una simple muñeca; representa una idea que trasciende el juego”, explica Céline Ricaud, responsable de marketing de Mattel en España y Portugal.
En los últimos tiempos las barbies ya no son solo rubias despampanantes y el fabricante ha ido incorporando muñecas de diferentes tallas, razas y profesiones para intentar adaptarse a la sociedad actual. Entre las últimas incorporaciones hay muñecas con vitíligo o con un implante coclear. Ricaud señala que “Barbie ha seguido evolucionando continuamente para representar de manera más precisa la diversidad del mundo actual” y pone algunos ejemplos en los que la muñeca se anticipó a algunos cambios sociales y culturales.
"Un hito significativo en este sentido fue el lanzamiento de Christie en 1969, la primera Barbie negra creada para apoyar la igualdad de derechos", señala Ricaud, que también recuerda que la Barbie astronauta se lanzó cuatro años antes de que el hombre llegar a la luna.
Ser mujer fuera de Barbieland
Cuando la Barbie estereotípica que interpreta Margot Robbie deja Barbieland para viajar al mundo real e intentar que todo siga siendo perfecto se choca de frente con la realidad, una realidad que para ella era muy similar a su mundo de fantasía. En Barbieland, las muñecas piensan que han inspirado y empoderado a generaciones y generaciones de niñas y mujeres que están deseando dar las gracias al icono, algo que no siempre es así, aunque sí es la finalidad de Mattel.
“Barbie nació con un propósito muy claro: inspirar el potencial ilimitado en las niñas. Ruth Handler la creó para mostrar a las niñas todo aquello que podían llegar a ser”, recuerda Ricaud. Precisamente Handler es una de las homenajeadas como pionera en un mundo de hombres en el tramo final de la película. “Su influencia ha llegado a generaciones enteras, convirtiéndola en un símbolo cultural e icono de la moda y la sociedad, dejando huella en diversos ámbitos de la cultura popular. El legado de Barbie va más allá de lo superficial y abarca temas de gran relevancia social, como la exploración espacial, así como la moda, el coleccionismo, el arte y el diseño, el cine y la televisión”, defiende la ejecutiva.
En la cinta de Gerwig esto se aprecia claramente en el personaje interpretado por America Ferrera, pero no tanto en su hija, que de primeras podría considerarse una hater de Barbie. En el mundo real Margot Robbie descubre que ‘ni pincha, ni corta’, que las mujeres son tratadas como objetos, que sus ideas no se tienen en cuenta y que esa imagen de mujer empoderada se utiliza para blanquear que las decisiones empresariales las siguen tomando los hombres.
La cineasta apunta directamente a Mattel, que en la película dirige Will Ferrell rodeado de una decena de ejecutivos trajeados con cargos aleatorios que intentan adivinar cómo seguir empoderando a las niñas. La Barbie de Greta Gerwig es claramente feminista, ¿lo es también la muñeca? “Empoderar a las niñas siempre ha sido uno de los propósitos fundamentales de Barbie y lo hace no solo a través de sus productos sino también con iniciativas para inspirar a las niñas a soñar sin límites”, responde Ricaud.
La responsable de marketing cita el proyecto Dream Gap que, cuenta la ejecutiva de Mattel, “se esfuerza por cerrar la brecha de oportunidades y empoderar a las niñas a creer en su propio potencial desde una edad temprana y fomentar la participación de las mujeres en campos en los que están infrarrepresentadas”.
El patriarcado tampoco es bueno para los hombres
Entre los motivos para otorgarle el distintivo de fomentar la igualdad de género, el ICAA mencionaba cómo la película mostraba el daño que el patriarcado también hacía a los hombres, y así es. Cuando Barbie y Ken dejan Barbieland para viajar al mundo real y Ken, protagonizado por un carismático Ryan Gosling que roba todas las escenas en las que aparece, se da cuenta de que en la realidad los hombres mandan y tienen el poder.
En su vuelta a Barbieland intenta instaurar su propio patriarcado, que se le acaba volviendo en contra. Quiere mandar, pero termina admitiendo que no le gusta demasiado y dedica todo el día a cultivar y mostrar su imagen de macho sin mostrar sus sentimientos. Una imagen de macho que vuela por los aires cuando admite que lo único que quiere es ser el novio de Barbie.
En el universo de Greta Gerwig Ken puede descubrir quién es sin Barbie sin necesidad de ser un macho, mientras que Barbie puede ser todo lo que ella se proponga, aunque se aleje con la imagen de perfección y de mujer extraordinaria con la que nació.