Carme Chaparro: "Un violador no viola por un orgasmo, viola por la sensación de poder"
Entrevista con la periodista y escritora, que vuelve a las librerías con su nuevo thriller, 'Delito'.
"Mato mucho, en la ficción". Esta es una de las cartas de presentación de la periodista y escritora Carme Chaparro. La presentadora no solo se ha convertido en uno de los rostros más conocidos de la televisión, sino también en una novelista de éxito.
Después de vender miles de ejemplares con la trilogía de la inspectora de policía Ana Arén, Chaparro vuelve a las librerías con Delito (Espasa), otro thriller que empieza con la noticia de diez personas que se han arrojado al vacío desde el edificio España, en el centro de Madrid, sin ninguna conexión aparente entre ellos.
"Está mal que lo diga pero estoy muy contenta de lo que he escrito y yo creo que además tenemos que decírnoslo a nosotras mismas, que poco nos lo decimos las mujeres", defiende la escritora en una entrevista con El HuffPost en plena promoción. "Tenemos ese síndrome de la impostora, pues no, yo he hecho un buen trabajo y nos lo tenemos que decir. Lo hemos hecho bien", asegura satisfecha.
Después de la exitosa Ana Arén, ¿cómo ha sido crear este nuevo universo?
Ha sido todo un reto porque, evidentemente, después de Ana Arén, que han leído cientos de miles de personas, que se ha traducido a ocho idiomas, que se vende en todo el mundo, de repente dices, ‘ostras, ahora tengo que crear otro universo’. Porque yo quería, porque yo podría haber seguido exprimiendo a la pobre Ana, pero me planteé a mí misma el reto de ‘vamos a dejarla descansar porque si no puede ser no creíble que le pasen tantas cosas a Ana’. Pensé que iba a ser muy difícil pero en cuanto me puse los personajes salieron solos y estoy tan contenta de los personajes, de su mundo, de lo que hacen... No tanto de las perrerías que les hago, que también (risas). La gente que ya se ha leído la novela dice que es un universo mucho mejor que el de Ana Arén.
¿Crees que este universo tiene segunda parte o lo dejarás ahí?
Los lectores tienen que llegar hasta el final para ver qué pasa y luego ya... Yo nunca escribo pensando en segundas o terceras partes, siempre escribo pensando en historias que son redondas y que, parecen inconexas, pero en cuanto llegan al final todas las piezas encajan y el lector dice: ‘Madre mía la que ha liado’. Y lo entiende todo. Mis historias son autoconclusivas y no sé qué pasará. De momento, ahí está Delito.
En tu Instagram dices que te gusta matar en la ficción, ¿qué te llevó a escribir thrillers? ¿Probarías con otro género?
Pues mira, porque me gusta mucho la novela negra desde antes de que se pusiera de moda la novela negra. Me gusta mucho y me gusta mucho entender la mente humana. Mis novelas hablan mucho de investigaciones para resolver casos de desapariciones o de asesinatos, pero hablan mucho de nuestras mentes, de cómo somos todos, de los monstruos, los odios, los miedos que llevamos dentro, de poner a las personas en situaciones límite que nos hacen hacer cosas que nunca hubiéramos pensado. Esas situaciones que te convierten en un héroe o un villano. Me fascina escribir sobre eso. Escribo novela negra porque me permite no solo entender mejor al ser humano sino entenderme mejor a mí misma, me funciona como terapia gratuita, me ha ahorrado mucho dinero en terapia.
En este libro tocas el tema del suicidio, ¿lo hiciste para visibilizar este problema o porque te lo pedía la historia?
En mis novelas se habla mucho de temas de actualidad porque al final tú no te puedes abstraer de lo que pasa en la sociedad. Entonces en esta novela se habla de maternidad, de listas de espera, de sanidad y evidentemente de suicidio porque la primera secuencia de la novela es la de diez personas que no se conocen de nada arrojándose al vacío desde uno de los hoteles más famosos y emblemáticos de Madrid. Sin que nadie sepa que conexión hay entre ellas, sin que sus vidas se hayan cruzado y en las que una sola persona deja una pista y a partir de ahí se tira del hilo. Esa es la premisa de la novela y me sirve para hablar también de qué lleva al suicidio, por qué la gente se suicida y qué es lo que estamos haciendo mal como sociedad o la culpabilidad de las familias, ¿no? Cómo arrastran la culpa por no haber podido, culpa que no es suya nunca, porque nunca es culpa de las familias, pero es inevitable que se sientan culpables, no? '¿Por qué no lo vi? ¿Por qué no lo evité? ¿Qué hice mal? O no la quise o no lo quise lo suficiente’.
También hablas de cómo se sienten las familias o parejas de un violador, ahora que tenemos varios casos mediáticos recientes, ¿querías reflexionar y que el lector se pusiera en la piel de esas familias, de esas parejas?
El libro está escrito antes de que ocurriera, pero sí que es cierto que como periodista tiendes a hablar siempre con las víctimas. En casos de violación, y en cualquier caso de cualquier delito, para mí, las víctimas son las personas que sufren el delito pero también hay otro tipo de víctimas que son los familiares. ¿Cómo conjugas ser la madre de un violador? Quieres a tu hijo, lo adoras, lo defenderías, darías tu vida por él, pero ha violado en grupo, a varias mujeres. ¿Cómo llevas eso? ¿Cómo sufres eso? O, adoras a tu hijo, pero tu hijo ha asesinado a tus nietas. ¿Cómo vives con esa dualidad? A mí me interesaba también estudiar emocionalmente, y sale en la novela, a los familiares de un violador, cómo sufren. Además para la sociedad tú no eres víctima y tú quieres a tu hijo por encima de todas las cosas o a tu hermano, pero es que es un violador. Entonces, ¿cómo se trabaja eso emocionalmente? ¿Cómo reaccionas? Y en la novela hay reacciones muy distintas ante un mismo hecho.
Esos padres, esas madres también son víctimas, pero a veces hasta se les culpabiliza, ¿no? Esa frase de 'cómo lo habrá educado para que haya salido así’...
Yo tengo dos hijas, las estoy educando igual y cada una... son la noche y el día. Evidentemente la educación influye en muchas cosas, pero desde que tú puedes tener mucho dinero y darle todos los caprichos al día y así va a salir, con empatía cero y pensando que todo lo que quiere se le tiene que conceder. Pero la educación no solo es la familia, es también el entorno, la genética... Un violador no viola por un orgasmo, un violador viola por la sensación de poder que tiene cuando está violando a una mujer. La sensación de dominio, de control, de machaque... Entonces, eso lo construyen muchas cosas, no solo la familia, no siempre tiene la culpa, y aunque la tenga no tiene toda la culpa. ¿Qué madre va a enseñar a un hijo a violar? No me entra en la cabeza. Esas madres, esas hermanas, las esposas de los violadores, ahora que tenemos un caso reciente con un futbolista, ¿cómo soportas eso? El saber que has tenido a tu lado a alguien que le ha hecho eso a esa mujer, alguien a quien has querido. Y si es tu esposo, bueno, pero si es tu hermano, si es tu hijo, le sigues queriendo haga lo que haga. Por eso en esta novela los personajes que hay alrededor de un personaje que es un violador múltiple reaccionan de maneras muy distintas, y eso fluye por toda la trama.
En un futuro, ¿te ves más en la televisión o en la literatura? ¿O compaginándolo?
Ay, compaginándolo. Me gusta todo, soy contadora de historias, y las cuento en la tele y las cuento en las novelas, así que mientras pueda compaginarlo será maravilloso.
Tú te mojas mucho en redes sociales, ¿te ha pasado alguna vez factura y te has arrepentido y has pensado que no merece la pena?
Que no me merece la pena lo he pensado alguna vez y he pensado ‘para qué te metes en este charco’ y me contengo mucho, cada vez más, y aprendes a contenerte. Pero hay cosas en las que yo creo que tengo que utilizar mi voz, que es más potente que la voz de la media —porque sobre todo la gente que tenemos proyección pública puede tener más resonancia lo que decimos—, para defender derechos fundamentales de las personas. Para defender la igualdad, la no discriminación por orientación sexual, género, lugar de procedencia... Para decir que la gente se muere intentando llegar a un país desarrollado porque lo que tiene detrás es peor y no vienen a robarnos, vienen a sobrevivir, y nosotros hemos nacido en un lugar privilegiado. Entonces creo que no me tengo que callar y procuro no callarme en eso, porque es una de las cosas que debo devolver a la sociedad después de todo lo que me ha dado la vida a mí.
Pero sí que es cierto que he tenido problemas de acoso y tuve un problema muy muy muy muy grave con amenazas constantes de muerte, con publicación de mi dirección, del colegio de mis hijas, con un intento de agresión en la calle, con persecuciones, y llevé a esa persona dos veces a juicio y de hecho ha tenido condena de cárcel conmutable por orden de alejamiento. Porque ya traspasaba unos límites en los que yo no me sentía segura cuando salía a la calle porque pensaba que me iba a esperar para hacerme algo en cuanto saliera por la portería de mi casa.
Tu seguridad y la de tu familia... ¿Cómo lo gestionaste? ¿Pediste ayuda profesional o necesitaste terapia?
Fue muy complicado de gestionar. Primero porque ahora hay más visibilidad, pero cuando el acoso de esta persona empezó yo estaba embarazada de mi segunda hija hace diez años y en el primer juicio el fiscal ni se presentó, cuando yo tenía unas amenazas de muerte y publicaciones de ‘va a llegar a tus hijas tu lengua a cachitos’, ‘te voy a partir en trozos’, ‘conozco a mucha gente’, ‘vives en este sitio’, ‘tu hija va a este colegio’... Entonces cuando nació mi hija pequeña yo estuve varias semanas sin salir a la calle con un bebé recién nacido. Salía en coche a llevar a la mayor al cole pero no salía a pasear, paseaba por la terraza de casa porque me daba mucho miedo, fue cuando denuncié por primera vez.
Todo el mundo me decía ‘no, esta gente no traspasa, es virtual, son unos acojonados’... Pero esta es una persona de Valencia y en una presentación en Valencia de una de mis novelas vino, me persiguió, dio conmigo en la estación del AVE, me empezó a gritar... Suerte que estaba yo con un amigo y su familia que habíamos quedado para tomar algo antes de que saliera el tren y suerte que es grande y se interpuso entre los dos y yo pude pasar corriendo el control de seguridad y meterme en el tren. Entonces fue cuando hice la segunda denuncia y tampoco te creas que ocurrió mucha cosa pero dada la contundencia de las amenazas y de las pruebas el juez le condenó a dos años de cárcel pero conmutables si cumplía la orden de alejamiento.
¿Crees que hay impunidad en Internet?
Sí, hombre claro. Claro que hay impunidad. Internet lo que hace es deshumanizar. Deshumaniza al que emite el mensaje y deshumaniza a las víctimas. A mí hay gente que me ha insultado por redes sociales y me ve por la calle y me pide un selfie. Es muy fácil insultar en redes sociales y luego cuando ves a la persona ves que es una persona real, que no es un ente. Los famosos somos entes al otro lado de la pantalla, es muy fácil insultarnos. Yo he tenido campañas de hostigamiento y de acoso de líderes de partidos políticos lanzándome a sus huestes contra mía, entonces... ¿Qué parte de responsabilidad tiene esa gente que azuza contra otras personas en las redes sociales? Yo creo que tienen una parte de responsabilidad importante y que las redes desafortunadamente que la tecnología y el uso que determinadas personas hacen de las tecnologías.
Tú estás muy expuesta en redes, también en la tele, ¿sientes la presión estética de la que han hablado muchas compañeras?
Pues no hasta ahora. Si me llegas a hacer esta pregunta hace seis meses te habría dicho que nunca, pero acabo de cumplir 50, y estoy feliz de cumplirlos eh, pero cuando te empieza a cambiar el cuerpo y dices ‘ostras es que dentro de poco me llega la menopausia’ y es un tema tabú. Pues sí, ya dentro de poco, se pasa esa fase de perimenopausia que puede durar dos o tres años hasta que te llega y miras a tu cuerpo y el cuerpo te empieza a cambiar, y el cuerpo que has tenido siempre con sus subidas y bajadas de peso y dices ‘jo, este cuerpo no es el mío’. Ahora tengo que acostumbrarme a estar más blandita por mucho deporte que haga, a otro perímetro abdominal, y jo, es difícil. Yo empiezo ahora a sentir esa presión de la imagen y tengo que gestionarlo, tengo que aprender a gestionarlo.