La prohibición de las bolsas de plástico gratuitas en supermercados se convierte en una pésima idea para el planeta
Un estudio revela que las políticas para reducir el uso de plástico generan efectos inesperados y negativos para el medio ambiente.
La prohibición de las bolsas de plástico en los supermercados y tiendas, en marcha con la intención de proteger el medio ambiente, sin embargo, podría estar produciendo efectos contrarios a los esperados. Así lo concluye un estudio publicado en Journal of Marketing Research, que ha coordinado el profesor de marketing en la Universidad de California, Hai Che y del que se hace eco la web Phys.org. La investigación analizó lo sucedido en las ciudades texanas de Austin y Dallas antes de que estas normativas fueran derogadas.
El estudio reveló un fenómeno inesperado: la eliminación de bolsas gratuitas provocó un aumento en la compra de bolsas de plástico. Muchos consumidores, acostumbrados a su reutilización en los cubos de basura, empezaron a adquirir bolsas específicas para ese fin. Según el profesor Hai Che, el objetivo de reducir el uso de plásticos de un solo uso no se ha cumplido. "En lugar de consumir menos plástico, la gente ha terminado por comprar más", afirmó el investigador.
Incluso después de la anulación de las normativas, persistieron los hábitos adquiridos. En Dallas, donde durante cinco meses de 2015 se cobró cinco centavos por bolsa, las ventas de bolsas de plástico volvieron a sus niveles anteriores en poco más de un año. En Austin, que mantuvo la prohibición durante cinco años antes de revocarla en 2018, las compras de bolsas seguían siendo un 38,6% superiores a las vendidas antes de la norma, incluso 18 meses después de su anulación.
Pese a estos datos, el estudio encontró que una leve reducción en el uso de bolsas de supermercado podría compensar el incremento en las ventas de bolsas de basura. Por ejemplo, en Dallas, bastaría con usar una bolsa menos cada siete visitas al supermercado para equilibrar el impacto ambiental, mientras que en Austin sería suficiente una bolsa menos cada cinco visitas. Esto sugiere que estas políticas, a pesar de sus efectos secundarios, podrían beneficiar al medio ambiente a largo plazo.
El alcance de estos resultados no se limita a las bolsas de plástico. Los investigadores apuntan a efectos similares en otras políticas ambientales. Por ejemplo, los impuestos sobre bebidas azucaradas podrían incentivar el consumo de otros productos poco saludables, como snacks azucarados, contraviniendo los objetivos originales. "Es crucial considerar estos efectos secundarios si realmente queremos crear políticas sostenibles y efectivas”, ha señalado Che.