La metedura de pata de los cristianos españoles con el pistacho
Un error que terminó con una industria que era una potencia mundial en cultivo.
La historia de la agricultura en España está llena de aciertos, pero también de grandes errores que, por suerte o por desgracia, han caído en el olvido. Uno de los episodios más curiosos del campo español es el de la histórica metedura de pata de los cristianos españoles con el pistacho, un cultivo que convirtió a la Península Ibérica en potencia mundial a lo largo de todo un milenio. Todo, antes de desaparecer y caer en el olvido.
La historia del pistacho en España se remonta al Imperio Romano, como apunta el portal Xataka, cuando Lucio Vitelio lo introdujo en la gastronomía en la época de Tiberio. A medida que el cultivo se extendía por el sur de Europa, los árboles comenzaron a plantarse en España. El proceso se menciona en los textos de San Isidoro de Sevilla, y las lenguas peninsulares incluso desarrollaron palabras propias para describir los pistachos, influenciadas por la palabra árabe.
La industria del pistacho en España tuvo un gran peso en el año 711. Sin embargo, para desconcierto de historiadores, desapareció de los campos españoles a lo largo de la edad moderna y contemporánea. Existen varias teorías para explicar este declive.
Una de ellas sugiere que la Iglesia Católica prohibió el cultivo del pistacho porque su forma guarda un supuesto parecido con el sexo femenino. Sin embargo, esta teoría es difícil de respaldar porque en otros lugares católicos, como Italia, el pistacho se siguió cultivando.
Otra teoría más plausible apunta a que, tras la Reconquista y la expulsión de los moriscos, los cristianos del norte que repoblaron el sur no comprendieron que el pistacho era una planta dioica que requiere tanto plantas macho como hembra para reproducirse. Al eliminar las plantas macho, dejaron a las hembras sin la posibilidad de reproducirse, lo que finalmente llevó a la desaparición del cultivo.
La causa real de la desaparición del pistacho español probablemente involucró una combinación de factores, que incluyeron la falta de conocimiento de los repobladores, los prejuicios religiosos y la preferencia por otros cultivos más productivos.
Siglos después, el pistacho ha recuperado espacio en la agricultura española y ha sido el protagonista de un resurgimiento en el campo español. Como en Castilla-La Mancha, donde en la última década se ha registrado un crecimiento significativo en el número de hectáreas dedicadas a este producto. Sobre todo, como alternativa a otros cultivos.
En 2020, la superficie cultivada con pistacho en España era de 44.240 hectáreas, lo que representa un aumento del 155% con respecto a 2010. Castilla-La Mancha es la comunidad autónoma que le dedica más hectáreas al cultivo, con un total de 32.180 hectáreas, lo que representa el 72,5% del total nacional. Le siguen Aragón, con 4.060 hectáreas, y Extremadura, con 3.200 hectáreas. Se estima que la superficie cultivada podría alcanzar las 100.000 hectáreas en 2030.