Interés diferido: la razón por la que debes evitar este tipo de tarjetas
Mejor dicho, la GRAN razón.
En la actualidad, el control financiero personal está al orden del día, como una de las prioridades para no perder ni un solo céntimo de tus ahorros o de tu salario. Y eso conlleva saber muy bien por qué vías entra y sale el dinero. En pleno siglo XXI, eso incluye indudablemente a una o más tarjetas de crédito dependiendo de la familia o el perfil del hogar.
Precisamente, es con estas tarjetas con las que hay que tener gran cuidado, ya sean de crédito o de débito. Sin embargo, y según recogió la cadena estadounidense CNBC consultando a distintos expertos económicos, hay un tipo de tarjeta que conviene evitar si no se quiere llevar uno un disgusto importante.
Se trata de las conocidas tarjetas de crédito de marcas concretas o cadenas comerciales, a priori, una forma de fidelizar a clientes ofreciéndole algún descuento o bonificación en la compra, pero que también se puede utilizar como una tarjeta de crédito al uso, es decir, no solo para realizar las compras, sino también para aplazar el pago.
La clave del problema: interés diferido
En este sentido, la razón de por qué conviene evitar este tipo de tarjetas de crédito se condensa en dos palabras: interés diferido. Es la gran trampa que ocultan, en forma de períodos de interés diferidos que van de seis meses a dos años. ¿No lo entienden? Parémonos un momento.
Imagínense que en ese lapso de medio año a dos años pueden ir acumulando compras que se van pagando sin que se generen intereses. Hasta que no haces todo ese volumen de pagos o simplemente no has liquidado a tiempo el saldo de la tarjeta. Ese es el momento en el que se descubre que sí había intereses, que se acumulan y que ahora toca pagarlo todo de golpe.