El CSIC rompe el mito de los fritos con el aceite 'low cost'
En las últimas semanas se ha convertido en una alternativa ante la subida de precios.
La subida de precio generalizada del aceite de oliva virgen extra ha provocado que muchos consumidores comiencen a reducir su consumo y a optar por otras variedades más baratas como el aceite de girasol o el aceite de orujo de oliva, que era un desconocido hasta hace unas semanas.
Este tipo de aceite se obtiene después de procesar las aceitunas. Durante este proceso en la almazara, solo el 20% termina siendo aceite de oliva virgen extra, de oliva o lampante, mientras que el aceite de orujo de oliva se obtiene del 80% de la materia resultante de la aceituna. Es decir, del hueso, humedad orujillo y aceite de orujo crudo.
Dado que hasta ahora este tipo de aceite no se consumía demasiado en España, algunas personas no tienen claro si es tan saludable como el aceite de oliva virgen extra. Para arrojar algo de luz al respecto, el Instituto de la Grasa, dependiente del CSIC, ha asegurado en un nuevo estudio que el aceite de orujo de oliva "conserva propiedades de la aceituna, mejorando el perfil graso de los alimentos y haciéndolos más ricos en antioxidantes".
En cuanto a si es positivo utilizarlo para algunos fritos como croquetas congeladas o patatas, según la investigación este aceite hace que estos alimentos tengan un "nivel de compuestos bioactivos muy altos", por lo que podrían tener beneficios para la salud.
Además, otro estudio publicado en enero publicado por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN), también dependiente del CSIC, constataba que este aceite podía ser positivo para minimizar el riesgo de enfermedad cardiovascular. En concreto, según la investigación disminuye el colesterol y mejora la sensibilidad a la insulina.