Los dos países que se imponen en el mercado del tomate mientras España pasa por un mal momento
España continúa perdiendo peso a nivel internacional en el mercado agrícola.
La agricultura española no atraviesa su mejor momento y por si fuera poco, esa situación se está viendo agravada por el auge de diferentes actores internacionales que están condicionando aún más el papel exportador de España en el mercado internacional.
Siendo más específicos, podríamos decir que el tomate español ha entrado en 2024 cayendo en picado. El tomate 'redondo liso' lleva su tercera semana consecutiva sufriendo fuertes descensos tanto en origen (-30,5%) como en salida de central (-25,4%). Las cotizaciones en origen se sitúan por debajo de la media un 47,6% mientras que a salida de central lo hace en un 26,6% para este momento de campaña.
Aunque esta tendencia al desequilibrio entre oferta y demanda se puede observar en otros mercados europeos, hay ciertas excepciones que asfixian al tomate español. Con una forma de producción totalmente distinta a la española, Países Bajos se ha destapado como un excelente productor del tomate.
Países Bajos asfixia el tomate de España
El papel de Países Bajos en el mercado del tomate ha ganado una relevancia inimaginable hace tan solo unos años y más aún teniendo en cuenta la original y efectiva fórmula que han seguido para auparse como uno de los países referencia en el sector.
Pese a sus condiciones climáticas, muy diferentes a las españolas, y mucho menos propicias para el cultivo de tomates, Países Bajos ha logrado sacar el máximo partido a sus técnicas de producción, basadas en el cultivo de interior, debido a la menor cantidad de horas de sol en el país.
Aplicando técnicas innovadoras y revolucionarias como el uso de invernaderos muy avanzados a nivel tecnológico, ha conseguido multiplicar su producción en menos tiempo, con menos recursos -agua y tierra-, en menos espacio cultivable y minimizando al máximo la utilización de pesticidas.
Actualmente, se cree que Países Bajos cuenta con unas 24.000 hectáreas de cultivos en invernaderos, pero su fuerte no se halla en la extensión sino todo lo contrario, ya que han logrado sacar un partido infinitamente superior en mucho menor espacio. Estas mejoras se han visto reflejadas en la competitividad de sus tomates, que en junio marcaban un precio de 120 euros por 100kg, a diferencia de los 126 euros de España o la media europea, situada en 147 euros.
Marruecos también le come el terreno a España
El segundo país que está logrando opacar a los tomates españoles es un viejo conocido: Marruecos. El país africano también se ha destapado como un férreo rival en el sector, al contar con unos costes mucho más baratos pese a utilizar el mismo modelo que el español, dadas sus condiciones climáticas, algo que lo ha llevado a posicionarse como uno de los principales exportadores desde que comenzara su despegue en 2011.
Durante ese año, las exportaciones de tomate a la UE por parte de Marruecos aumentaron un 3% al año, aunque por el momento, este porcentaje sigue siendo muy inferior al de España, que con un 23% mantiene una ventaja considerable, aunque la nota negativa se encuentra en que las exportaciones españolas presentan una tendencia a la baja, con caídas de un 3% anual.