Advertencia para los que congelan el pan: destapan las consecuencias negativas para la salud
Aunque hay maneras de reducir los riesgos.
El pan es uno de los imprescindibles de la mesa de los hogares españoles. Y aunque no hay nada como una barra de pan recién hecho, una de las alternativas para asegurarnos de tenerlo siempre en casa es congelarlo —además de que esta es una manera de evitar el desperdicio alimentario—.
Ahora bien, la web italiana danseur.it advierte de los motivos por los que esta no es una buena solución, además de porque pierde el sabor y la textura que tanto nos gusta.
En primer lugar, señalan que el pan descongelado pierde cualidades nutricionales, especialmente la vitamina B que se encuentra en los cereales y que se degrada con la congelación prolongada. Además, los cambios en la estructura del almidón lo hacen menos digerible.
Pero además, señalan, "uno de los principales riesgos asociados al consumo de pan descongelado es la proliferación bacteriana".
Cuando el pan se descongela a temperatura ambiente, la humedad que se forma en su superficie crea un ambiente ideal para el crecimiento de bacterias y moho. Y este riesgo se multiplica si el pan congelado se descongela y luego se vuelve a congelar. "Este proceso puede favorecer la formación de compuestos tóxicos, como la carboximetilcelulo", que con congelación y descongelación repetidas pueden alterar su estructura química, volviéndola potencialmente dañina.
Cómo congelar y descongelar de forma segura
Si por practicidad no quieres renunciar a congelar el pan, estos son algunos de los consejos para hacerlo de forma segura
1. Congelar el pan en porciones para huir de la recongelación.
2. Envolver el pan en film transparente o en bolsas herméticas para congelar.
3. Descongelarlo de forma correcta supone que pase primero por el frigorífico –aunque es lento, es seguro— o se puede hacer en el horno a baja temperatura durante unos minutos, para que recupere su fragancia y su textura.