La ciencia estrecha el cerco entre los dolores de cabeza y un alimento común
Casi un 90% de las migrañas podrían estar causadas por la incapacidad de metabolizar la histamina.
Casi un 90% de las migrañas podrían estar causadas por la incapacidad de metabolizar la histamina, según ha publicado El Español. Se puede entrar en contacto con la histamina al ingerir alimentos fermentados, como queso, vino y salchichas o productos como el pescado cuando han sido mal conservados.
Es, además, la misma molécula que provoca las reacciones alérgicas al polen, al pelo de gato y a las nueces, por poner algunos ejemplos. La histamina participa en la respuesta inmune, en la regulación de la circulación y en la secreción de ácidos del estómago, entre otros procesos.
Esta se sintetiza en determinadas células del propio organismo, donde se almacena hasta su utilización. Se elimina en gran medida por la acción de una enzima llamada diaminooxidasa, o DAO, que la degrada cuando ya no se necesita.
Desde dolor de cabeza a urticaria
Sin embargo, un alto porcentaje de la población no consigue metabolizar eficazmente la histamina. Así, poco después de su ingesta, al aumentar su concentración en sangre, no es raro experimentar síntomas como dolor de cabeza, náuseas, taquicardia o urticaria. También pueden aparecer broncoespasmo e incluso parada cardíaca en casos más graves.
Además, alrededor del 1% de la población es intolerante a la histamina, es decir, no puede eliminarla eficazmente. Esto suele ser debido a un déficit o un mal funcionamiento de la DAO.
Una normativa a nivel europeo regula la cantidad de histamina en pescados y derivados. Esta establece un límite de 200 mg por kilo (mg/kg) de producto (Reglamento (UE) Nº 2073/2005). Pero no hay ningún tipo de regulación que controle la cantidad de histamina en los productos lácteos: los quesos madurados pueden llegar a contener hasta 2.500 mg/kg.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha propuesto un consumo diario de 25-50 mg como dosis máxima segura para las personas sanas. Mientras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que 50 mg es la dosis máxima de histamina ingerida sin efectos adversos.
Lo único claro es que hay un consenso general sobre la necesidad de marcar un máximo en el consumo de histamina.