Cata Coll: la portera suplente que se fue de casa con 18 y con 22 es titular en el Mundial
El estreno de la mallorquina contra Suiza terminó por colocarla como la portera principal para los cuartos de final y la semifinal.
A día de hoy se podría hacer una lista de las jugadoras españolas que han sorprendido y maravillado a la afición en esta Copa Mundial Femenina. Y, cómo no, Catalina Coll, más conocida como Cata, no puede quedar fuera de ella.
La mallorquina de 22 años lleva jugando al fútbol desde que era pequeña. Es de las que, al igual que la mayoría de sus compañeras, sus primeros partidos estuvieron marcados por ser la chica en un equipo de chicos.
En sus inicios solía jugar de central y no fue hasta los 11 años cuando se decidió a probar en la portería. Algo de aquello le debió marcar, pues diez años después no ha dejado de ser la cancerbera allá por donde ha estado.
Cata ya pertenece a una generación donde han podido crecer con referentes femeninos, como ha dicho en más de una ocasión: "De pequeña siempre me fijaba en Sandra Paños". Aunque aún queda un largo camino por recorrer en este sentido, cada vez cuesta menos que las nuevas generaciones puedan ver fútbol femenino y, como Cata, quedar admiradas por el talento de las mejores jugadoras.
Como si de un capricho del destino se tratase, años después le llegaría la oportunidad de poder fichar por el Barcelona y poder ser compañera de su referente, Sandra Paños.
"Para poder seguir mis metas, con 18 años me fui de casa. Nunca había vivido sola y soy de un pueblo pequeño en el que todo el pueblo es como tu familia. Me daba respeto salir, pero tenía que tomar una decisión y la tomé". Decía Cata Coll al Diario de Mallorca.
Ser segunda portera en un gran equipo no suele ser sinónimo de acumular minutos en el terreno de juego. Por eso, en su primer año fue cedida al Sevilla Fútbol Club. Al volver al Barcelona pudo sustituir a Paños, la entonces portera titular del club y de la selección, en algunos partidos de la temporada cuando ésta tuvo que retirarse por las lesiones que sufrió.
Igual de caprichoso es el destino para fortuna como lo es para la desdicha. En 2022 Cata sufrió una rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda, según informaron los Servicios Médicos del FC Barcelona. Una lesión que ya no es ninguna sorpresa para las jugadoras de fútbol.
Venir de una lesión, y más cuando esta te ha dejado fuera casi una temporada entera, no es nada fácil. Por ello cuando Cata se enteró de que estaba entre las preseleccionadas para ir al Mundial Femenino de la FIFA fue la primera sorprendida. “Venía de no jugar, de un año muy duro. No me lo esperaba, ya pensaba en mis vacaciones, en estar tranquila... Cambió todo de repente, pero fue una noticia muy alegre”, confesó en una entrevista en El Periódico.
Está noticia pilló tan de imprevisto a Coll que ni siquiera tenía los guantes reglamentarios —con las nuevas especificaciones de la FIFA—, por lo que la marca Solo Porteros los tuvo que fabricar a toda velocidad y se los envió directamente a Nueva Zelanda para que pudieran llegar a tiempo.
Es sabido que la mayoría de los jugadores y jugadoras de fútbol tienen manías o rituales a la hora de afrontar cada encuentro. El caso de Cata no es una excepción: "Soy muy supersticiosa y, sobre todo, después de la lesión, creo que lo soy más: no piso nunca las líneas del campo; tengo que tocar los tres palos; me santiguo y les pido a mis abuelos que me den suerte; siempre me visto por la parte izquierda... Muchas".
Sabía que sus minutos en el terreno de juego no serían muchos, pues iba como sustituta de la que en esos momentos estaba llamada a ser la guardameta titular: Misa Rodriguez. Pero en el deporte, y como no, en el fútbol, todo puede cambiar de un día para otro.
Tras la actuación que hizo España frente a Japón, perdiendo por cuatro goles a cero, el equipo técnico de la selección tuvo que hacer cambios. Uno de ellos fue darle la oportunidad a Cata Coll como titular en el siguiente encuentro. Su estreno contra Suiza terminó por colocarla como la portera principal para unos cuartos de final y una semifinal que no dejaron indiferente a nadie.
Este pasaje lo tiene tan presente la jugadora mallorquina que, junto con su compañera María Péres, se ha hecho, durante el Mundial, un tatuaje en el brazo izquierdo que pone 50/50. "50 ella y 50 yo. Siempre tiramos una de la otra. Estábamos en Wellington y dijimos que si pasábamos a cuartos de final nos lo hacíamos".
Sin duda el trabajo y la constancia de esta joven portera que se ha ganado el puesto de titular en partidos tan decisivos como la semifinal de un Mundial han encandilado no solo a su equipo, sino a toda una afición que ahora ve en sus guantes la ilusión de creer en lo que es capaz de hacer esta selección.
Pero esto no queda aquí, como bien dijo Cata Coll en una de sus últimas publicaciones: "Ya es una realidad… estamos en la final del mundial! Este equipo quiere más".