Los dos animales carnívoros que se las verán con los nuevos linces ibéricos
Castilla y León y Aragón han dado pasos para reintroducir el lince, que recuperaría poblaciones estables al norte peninsular tras décadas sin presencia de la especie.
Castilla y León y Aragón han dado pasos durante las últimas semanas para reintroducir el lince ibérico, que de esa forma recuperaría poblaciones estables al norte peninsular tras décadas sin presencia de la especie, lo cual tendría consecuencias para los ecosistemas y habitantes de esos territorios.
Para responder a las dudas sobre los posibles beneficios y disipar temores sobre los perjuicios del regreso del lince ibérico, Aragón acaba de iniciar un proceso de comunicación a las poblaciones locales de la hoja de ruta de la reintroducción de la especie, mientras que Castilla y León arrancará a principios de año esa campaña informativa a los vecinos de las zonas afectadas.
En cualquier caso, la recuperación del lince no se pretende imponer y en Castilla y León "no se va a hacer si no tenemos la aceptación de la población local", ha asegurado a EFE el jefe de Espacios Naturales de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de Castilla y León, David Cubero.
Ello le lleva a ser cauto a la hora de dar un plazo sobre cuándo iniciar las sueltas, para las que, de momento, ya existen unas áreas definidas tanto en Aragón como en Castilla y León, que cumplen las condiciones para realizarlas.
Zamora, provincia elegida
En Castilla y León, tras analizar 700.000 hectáreas de posibles ubicaciones, se ha propuesto soltar linces en unas 30.000 situada en los cañones del Duero, a las afueras del parque natural de Arribes, en Almaraz de Duero (Zamora) y municipios del entorno, donde el lince estuvo presente hasta finales de los años ochenta e incluso se documentó algún ejemplar a principios de los noventa, ha recordado.
También se plantea su reintroducción en la comarca palentina del Cerrato, dentro de un área de unas 20.000 hectáreas que sería la más norteña en la que habitaría la especie en el siglo XXI, mientras que en Aragón son la Sierra de Alcubierre y la cuenca del Huerva las áreas elegidas que cumplen la densidad mínima de conejos para garantizar la alimentación del felino.
Control de carnívoros e incentivo económico
Sobre las consecuencias que tendrá su llegada, el jefe de Espacios Naturales de Castilla y León ha asegurado que servirá para el control de otros mesocarnívoros como el zorro o el meloncillo, y además puede suponer "un revulsivo económico" para las zonas de reintroducción, por su atractivo para el turismo de naturaleza.
Se trata además de "una especie amable" que no genera tanto conflicto como el lobo y que puede incluso tener beneficios para la caza menor de especies como la perdiz o la codorniz, tal y como han constatado propietarios de fincas en otras zonas en las que ha regresado el lince.
Respecto a la interacción con el lobo, Cubero ha admitido que se desconoce porque actualmente apenas hay espacios en los que convivan ambas especies, pero al tratarse de áreas extensas no parece que vaya a plantear problemas.
Única amenaza
La única amenaza, señala este experto de la Consejería de Medio Ambiente de Castilla y León, podría darse en los gallineros, pero para paliar esos efectos bastará con una solución sencilla de refuerzo que se compromete a costear la propia administración autonómica.
Para lograr una recuperación de la especie con éxito será necesario llevar a cabo la suelta de entre ocho y diez ejemplares cada año durante un lustro.
De esta forma, la presencia del lince ibérico se extenderá por la Península hacia el norte como una adaptación al cambio climático que ampliará el hábitat de una especie que estuvo a punto de desaparecer con un centenar de ejemplares a principios del siglo XXI, pero que gracias a una gestión acertada ha ampliado ejemplares hasta los 1.668 contabilizados en su último censo hecho público este año.