La ciencia señala las anomalías de los perros de la que fue la zona más radiactiva del mundo
Los descendientes de los animales que permanecen en Chernóbil han experimentado cambios en su material genético.
En Chernóbil, ciudad situada al norte de Ucrania, cerca de la frontera con Bielorrusia, hay, hoy por hoy, dos comunidades de perros. Una de ellas vive cerca de los antiguos reactores de la central nuclear y otra a 16 kilómetros, en la propia ciudad de Chernobyl . Las poblaciones, según los análisis realizados por los científicos, son distintas y rara vez se cruzan, tal y como concluye una investigación que ha estudiado a estos perros, publicada en la revista científica Canine Medicine and Genetics .
El famoso accidente nuclear de Chernóbil, que ocurrió en 1986, provocó que los residentes de la ciudad y zonas aledañas, como Pripyat , tuvieran que evacuar sus hogares y se vieran obligados a dejar atrás a sus mascotas. Así, muchos perros terminaron en la llamada zona de exclusión, un territorio inhóspito en la actualidad.
Estos animales de la zona de exclusión de Chernobyl no sólo están sobreviviendo entre edificios decrépitos y radiación residual, en realidad, están prosperando, según apuntan Norman J. Kleiman y su equipo, de la Universidad Estatal de Nueva York, los autores de la investigación que ha analizado las dos poblaciones caninas de la región para intentar averiguar algunos misterios de esta adaptación
Muchos perros terminaron adaptándose al sitio radiactivo , a menudo con la ayuda de los restos dejados por trabajadores y visitantes. Aunque la mayoría terminó uniéndose entre sí a bandas por protección y compañerismo, según los investigadores, otros se acercaron más a los humanos , especialmente a los científicos y trabajadores que aún necesitan operar en la región.
Se han realizado vacunas para ellos y se les ha propocionado atención médica específica, así como programas de adopción para darles la oportunidad de salir de la zona radiactiva. Ahora, esfuerzos de investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York han analizado el ADN de estas poblaciones y han descubierto 381 regiones atípicas en su material genético, es decir, partes que merecen un mayor estudio.
Algunos de estos marcadores están relacionados con la reparación genética , específicamente lo que sucede después de exposiciones ambientales, como la que sufrieron estos perros de Chernóbil con la radiación. El problema es que, en este punto de la investigación, todavía no es posible estar seguro de que los cambios genéticos sean en realidad una respuesta a exposiciones complejas durante generaciones de perros en la región. Así que consideran que es es importante que continúen las investigaciones para llegar a conclusiones más definitivas que puedan ayudar a entender estos procesos.