El dueño de Bobi reacciona a la decisión de Guiness de retirar el premio al perro más viejo
Costa advierte de que el caso no ha terminado y de que aún quedan muchas idas y venidas.
El que era el perro que contaba con el reconocimiento del más longevo del mundo, Bobi, uno de los últimos casos más sonados de los récord Guiness, falleció en octubre del año pasado a los 31 años. Sin embargo, después de una serie de tiras y afloja, el perro más viejo del mundo acabó perdiendo esa consideración, al retirarle el récord.
Dicha decisión se produce después de que Guinness suspendiera a mediados de enero las solicitudes para los títulos de perro con vida más viejo del mundo y de más longevo de la historia hasta que se resolvieran las dudas sobre Bobi, formuladas por varios veterinarios que no creían que pudiese haber vivido tanto tiempo.
En este sentido, el que ha sido el dueño de Bobi la mayor parte de su vida -que no es poca-, Leonel Costa, indicó que "Bobi murió el 20 de octubre, fue incinerado el 25 y se presentó la denuncia el 27. Para quien entienda, media palabra basta", en declaraciones recogidas por el medio luso Observador.
La reacción del dueño de Bobi: "Esto no tiene sentido"
En declaraciones al Observador, Costa también ha señalado que "Bobi fue analizado durante un año, vivió otro año y medio después de la conquista y ahora vienen a analizarlo". Su dueño cree que "esto no tiene sentido" y alude a unas claves que descansan en una serie de fechas.
Si desde el Guinness indicaron que habían basado el grueso de esta última decisión "en la última lectura realizada en el microchip de Bobi, en mayo de 2022", Costa apunta a que "obviamente esta es la última lectura, ya que el proceso [de presentar su candidatura a los Guinness] comenzó en ese momento y tuve que enviarlo", rememoró.
"El problema es que no tuvieron la primera lectura. Sin embargo, esto no era un requisito [en aquel momento]", añadió a renglón seguido. Se trata de una cuestión de relevancia, puesto que "aparentemente, cuando se le puso el chip en 2022, no requería prueba de edad para los perros nacidos antes de 2008".
"No puedo permitir que manchen la vida de Bobi. Pueden atacarnos a mí y a la familia de Bobi. Pero a él no", desgrana Costa, que está pendiente de un análisis realizado en un laboratorio independiente que remitirá a los Guinness. "Es agotador, sí. Pero haré todo lo posible para evitar que eso suceda. Y sólo espero que Guinness tenga el coraje de demostrar que es la entidad que todos creemos que es", subraya, anticipando que "esto todavía tendrá muchas idas y venidas".