Carta a aquellos desconocidos que se dicen socialistas

Carta a aquellos desconocidos que se dicen socialistas

Todos los que me conocen saben que no soy muy partidaria de Pedro Sanchéz y que en su momento no me gustó la decisión de la militancia, pero hoy salgo en defensa del que fue elegido en su día secretario general del partido. Y lo defiendo porque defiendo los estatutos que salvaguardan garantías para el cumplimiento de nuestros principios estructurales, ideológicos y de funcionamiento interno.

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Hoy ha sido un día de sorpresas, un día de desconciertos y un día para hacer una profunda reflexión que se encargue de cuestionar y también de dar respuesta a cada una de las incógnitas circunstancias que nos han llevado al punto en el que nos encontramos. Traspasando los límites que erosionan conflictos, que hacen y harán historia, pero que espero que algún día sean simplemente un recuerdo de un mal momento que superamos, con éxito (espero).

Todos los que me conocen saben que no soy muy partidaria de Pedro Sanchéz, que en su momento no me gustó la decisión de la militancia y que, para mí, cualquiera de los otros dos candidatos eran mejores que él. Salvando el hecho indiscutible de que mi favorito y referente siempre será Eduardo Madina, a quien respaldo siempre con la enorme admiración que le profeso.

Bien, en relación a esto, hoy salgo en defensa del que fue elegido en su día secretario general del partido, a pesar de mi descontento aquel día. Lo defiendo porque defiendo los estatutos que salvaguardan garantías para el cumplimiento de nuestros principios estructurales, ideológicos y de funcionamiento interno. Lo defiendo porque defiendo la democracia. Porque defiendo que se nos deje hablar a la militancia, y porque eso es algo que e este momento no le puedo reprochar a Sanchéz y a su Ejecutiva. Lo defiendo porque estoy harta de barones y baronesas; arcaicas terminologías que sólo hacen recordarme aquello en contra de lo que estamos. Lo defiendo porque para mí los peces gordos no están legitimados para manejar el partido por el mero hecho de serlo. Mi partido, la ideología socialista que defiendo.Y porque eso es precisamente algo que critico de otros partidos, de muchas instituciones y de cualquier ámbito de la vida.

Porque lo que nunca voy a defender es que no se enfrenten los conflictos a la cara y en su lugar se vaya con puñaladas traperas por la espalda y se vulneren los principios de nuestro partido y su democracia.

Defiendo a la actual Ejecutiva del Partido Socialista porque esta vez sí que se están haciendo las cosas bien sin escuchar ni hacer caso a aquello que nos aleja del progresismo, que viene de las altas esferas de aquellos que en su día fueron humildes socialistas pero hoy se limpian con billetes de quinientos. Los defiendo por llevar por bandera la legalidad y no buscar agujeros a cualquier legislación que permita simplemente incumplirla. Lo defiendo porque hubo errores, y muchos, de ahí mis fundamentadas criticas. Pero hoy, de lo que estoy segura es de que un comité federal seguido de primarias y de un congreso federal no es precisamente un error, sino un derecho y una buena dirección. Lo defiendo porque, curiosamente, aquellos gracias a los que salió nombrado secretario general parece que hoy han cambiado de idea. Legítimo es cambiar de ideas, existe esa libertad en nuestra constitución y en nuestros estatutos, y no es algo en contra de lo que esté; pero este no es el camino, ni la forma ni la dirección en la que tienen que ir las cosas. Si alguien quiere remover del cargo a cualquiera que sea el secretario general de nuestro partido, lo que tiene que hacer es acudir al comité federal del día 1, aceptar las primarias y proponerse o proponer un candidato.

Porque lo que nunca voy a defender es que no se enfrenten los conflictos a la cara y en su lugar se vaya con puñaladas traperas por la espalda y se vulneren los principios de nuestro partido y su democracia.