Culpa: todas la hemos sentido en algún momento de nuestra vida

Culpa: todas la hemos sentido en algún momento de nuestra vida

Sé buena contigo misma, tómate tu tiempo. Lo estás haciendo estupendamente.

JGI/Jamie Grill via Getty Images

Sentir culpa es horrible, pero todos la sentimos en algún momento de nuestra vida. Yo la siento todos los días cuando veo jugar a mi hija.

Me pregunto a mí misma: ¿por qué no fui capaz de estar ahí para ella desde el principio? ¿Por qué tuve un parto traumático? ¿Por qué tengo una enfermedad mental?

Me quedé embarazada de mi hija por fecundación in vitro porque tengo síndrome de ovarios poliquísticos y no fui capaz de quedarme embarazada pese a los medicamentos para la fertilidad. Hace unos años, incluso me preguntaba a mí misma si debía ser madre. Si así fuera, no debería resultarme tan difícil quedarme embarazada, pasarlo mal durante mi embarazo y después tener un parto traumático. Y, por si fuera poco, ahora tengo que lidiar con una enfermedad mental.

Al principio recuerdo que le decía a mi terapeuta que tenía la sensación de estar siendo castigada por algo.

Le preguntaba a mi marido una y otra vez si lo estaba haciendo bien: ¿soy buena madre? ¿Estaría nuestra hija mejor sin mí?

Desde que empecé a escribir en blogs me he encontrado con personas increíblemente fuertes, y ahora me he dado cuenta de que no estoy sola en este viaje, que no soy la única persona que ha tenido un parto de mierda y que se enfrenta a una enfermedad mental.

A todas las madres que se preguntan: ¿lo estoy haciendo bien? ¿Soy buena madre? La respuesta es: sí, lo eres.

Miro a mi hija y me doy cuenta de que sí me quiere. Está aquí gracias a mí. Yo le doy de comer, la baño y la llevo a la cama contándole un cuento de buenas noches o con canciones de Disney. Vamos a tomar el té con Elsa y Anna, de Frozen. Hacemos muñecos de trapo y dibujamos juntas. Vivimos aventuras en el parque, dando de comer a las ardillas y a los patos. Tomamos chocolate caliente y, en secreto, tarta: "¡Shh, no se lo digas a papá!".

Me senté a pensar en todas las cosas que hago por ella cada día. Ella se acerca y me abraza cuando tiene sueño o quiere chocolate.

Me da besos y, cuando estoy enferma, me da palmaditas en la espalda. Me dice "mamá, no pasa nada", cuando me ve llorar y me pregunta "¿estás bien? ¿Te doy un besito para que estés mejor?". Tenemos un vínculo increíble. A veces me doy cuenta de que necesito dar un paso atrás y me siento, y veo que sí soy una buena madre y que sí se merece tener una madre como yo.

Solo tengo que hablar con ella cuando estoy triste o cuando tengo un mal día y no alejarla por eso.

Así que, a todas las madres que se preguntan: ¿lo estoy haciendo bien? ¿Soy buena madre? La respuesta es: sí, lo eres.

No te rindas. Vas a tener días malos y a pensar que esa sensación va a durar eternamente. Vas a pensar que no puedes seguir. Te vas a preguntar si la vida merece la pena. Vas a llorar y a sentirte triste. Vas a querer aislarte del mundo exterior. Vas a sentir culpa y presión para sonreír cuando estés con otras personas. Vas a querer encerrarte en una habitación y gritar que no estás bien.

No pasa nada. Mereces la pena. Eres increíble y eres fuerte. Lidiar con una enfermedad mental no es fácil, y desgasta tanto física como mentalmente.

Sé buena contigo misma, tómate tu tiempo. Lo estás haciendo estupendamente.

Coge una hoja de papel y apunta las cosas que haces por tu hijo y las cosas que os gusta hacer juntos. No tardarás en percatarte de que eres genial y que haces muchas cosas por tu hijo, que tienes recuerdos maravillosos y que quedan muchos por construir en el futuro.

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Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.

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