No hay nada egoísta en el suicidio
He sobrevivido al suicidio. No hablo sobre esto muchas veces. Hubo momentos en los que me sentí muy sola en mi pena y hubo momentos en los que me sentí perdida y confusa. El problema del suicidio es que nadie sabe qué decir ni cómo reaccionar. Nunca pronuncian la palabra.
He sobrevivido al suicidio.
No hablo sobre esto muchas veces, pues he llegado a un punto en el que siento que me ocurrió hace una vida. La recuperación fue un largo y duro proceso. Hubo momentos en los que me sentí muy sola con mi desdicha y hubo momentos en los que me sentí perdida y confusa. El problema del suicidio es que nadie sabe qué decir. Nadie sabe cómo reaccionar. Por eso sonríen, te saludan e intentan distraerse..., pero nunca pronuncian la palabra. Parece que a los supervivientes normalmente los dejan solos en el mundo para que vivan por su cuenta.
Experimenté un sinfín de oleadas de emoción esos días, semanas, meses e incluso años después de la pérdida de mi padre. Los y si me desvelaban por la noche, haciéndome flotar cada día en un estado de agotamiento continuo. ¿Y si hubiera contestado al teléfono aquella noche? ¿Habría cambiado de idea si hubiera escuchado el sonido de mi voz? ¿Al final lo habría hecho, a pesar de todo? Es la culpa del superviviente, sin duda.
A veces lloraba. Otras veces, me sentaba a mirar las olas chocar contra Main Beach, esperando una señal de cualquier tipo que me dijera que había llegado a un lugar mejor. A veces, me regañaba a mí misma por no haber visto los avisos. Algunas veces negociaba con dios o con quienquiera que sea el responsable de ahí arriba. Tráelo de vuelta con nosotros. Por favor, haz que vuelva. A veces me enfadaba. ¿Por qué nosotros? ¿Por qué yo? ¿Por qué él?
Sí, experimenté diversas emociones antes de encontrarme en paz con la pérdida. Pero un pensamiento que nunca se me pasó por la cabeza (ni siquiera un segundo) fue la opinión sin sentido de que el suicidio es un acto egoísta. El suicidio es muchas cosas, pero egoísta no es.
El suicidio es una decisión que procede de la desesperación, de la desesperanza, del aislamiento y de la soledad. El agujero negro de la depresión clínica te consume. Sentirse como una carga para los seres queridos, pensar que no hay salida, sentirse atrapado y aislado son características comunes a las personas que sufren depresión.
La gente que dice que el suicidio es egoísta siempre hace referencia a los supervivientes. Es egoísta dejar a los niños, a tu pareja y a los demás miembros de la familia, dicen. No han pensado en los supervivientes, o eso nos hacen creer. Lo que no saben es que los seres más queridos son la razón por la que mucha gente aguanta un día más. Sí piensan en los supervivientes, probablemente hasta el último momento en la mayoría de los casos. Pero la depresión que los envuelve desgarrándoles el alma les hace sentir que no les queda otra alternativa. Como que la única salida que tienen es la de tomar la decisión. Sobrellevar este pensamiento resulta devastador.
Hasta que no llegas a este nivel de depresión, hasta que no has perdido el alma en un mar de vacío y oscuridad... no llegas a estas conclusiones. Puede que no lo entiendas, y tienes derecho a tener tus propios sentimientos, pero llegar a estas conclusiones y extender esa negatividad no ayudará a esa persona. De hecho, lo único que provocará es más dolor a los demás.
Ahora que el mundo llora la pérdida de Robin Williams, la gente de todo el mundo se siente impotente y confundida. ¿Cómo alguien que parecía tan feliz podía estar tan deprimido en realidad? Lo cierto es que muchas, muchas personas se enfrentan a la misma lucha todos y cada uno de los días. Algunos llegarán a suicidarse. Otros lo intentarán. Y algunos lo soportarán toda su vida. La mayoría no será capaz de pedir la ayuda que necesitan para sobrellevar su enfermedad mental.
Tú les puedes ayudar.
Existen signos que pueden advertirte sobre un posible suicidio. Entre un 50 y un 75% de las personas que intentan suicidarse le cuentan a alguien su intención de hacerlo. Escucha cuando la gente te hable. Mantén el contacto visual. Transmite empatía. Y, por favor, apaga esos teléfonos (no tan inteligentes) y compórtate como humano que eres.
Piensa si tienes amigos que están luchando contra la depresión. Aunque no te respondan al teléfono o no llamen a tu puerta, intenta esforzarte por recordarles que estás ahí. La amistad no consiste en salvar almas perdidas; la amistad consiste en escuchar y en estar presente.
Trata de empatizar con los supervivientes del suicidio. Intenta usar las palabras suicidio y depresión de manera que te cueste pronunciarlas tanto como unicornios o chicle. Escúchales cuando te cuenten sus historias. Cógeles la mano. Sé bueno con su corazón. Y abrázales cada vez que los veas.
Anímales a pedir ayuda. Infórmate sobre los recursos disponibles en tu zona para que puedas ayudar a tus amigos y a tus seres queridos que lo necesiten. No tengas miedo a preguntar una y otra vez. No tengas miedo de expresar tu preocupación. La conexión humana puede suponer una gran diferencia en la vida de alguien que esté combatiendo una enfermedad mental y/o que se enfrente a la culpa del superviviente.
En Estados Unidos, 30.000 personas cometen suicidio cada año. 750.000 personas lo intentan. Es el momento de concienciar a la gente, de aumentar nuestra empatía y nuestra atención, y de reducir estas cifras.
Es hora de hablar sobre el suicidio y la depresión.
** Si estás en una situación de grave crisis personal en España puedes ponerte en contacto con el Teléfono de la Esperanza (900-500-002), una ONG dedicada a la atención promover la salud emocional de las personas.
Traducción de Marina Velasco Serrano