El Toro de la Vega: Tradición popular
Hoy en día se puede estar de acuerdo o no con determinadas ideas y convencimientos. Sin embargo, muchos de los ciudadanos que vivimos en los pueblos no entendemos porqué estamos padeciendo un acoso por mantener viva una tradición tan arraigada como lo puedan ser otras.
Algo raro está pasando cuando hace pocos años estaba de moda ser o pertenecer al medio rural. De hecho, quien no tenía pueblo casi no era nadie.
Ser de pueblo no es alardear de ello sino conocer la historia y el fundamento de serlo. Hago esta reflexión porque hay cosas que se sacan de quicio públicamente especialmente en momentos especialmente relevantes.
En la localidad vallisoletana de Tordesillas existe desde tiempos inmemoriales una arraigada tradición festiva que se celebra cada martes siguiente al 8 de septiembre por los tordesillanos, y por mucha más gente llegando a 40.000 seguidores los que viven in situ un espectáculo sin duda especial.
Como fiel espectador que soy de este evento, no concibo que conviertan a esta villa y a sus convecinos en el pim-pam-pum de cuantos odios viscerales y otro tipo de manías persecutorias demuestran no pocas personas.
Hoy en día se puede estar de acuerdo o no con determinadas ideas y convencimientos, y hacerlo público de la manera más digna posible.
Sin embargo, muchos de los ciudadanos que vivimos en los pueblos no entendemos porqué los últimos años estamos padeciendo un acoso por mantener viva una tradición tan arraigada como lo puedan ser otras.
Es difícil entender que urbanitas con talante extremo en algunos casos, y que son recibidos con el máximo respeto cada año en Tordesillas utilicen la provocación, el insulto y otras malas artes para generar polémica y bronca.
Su objetivo no es otro que ensombrecer una fiesta popular en la que el toro es lanceado a pie o caballo por valientes que se enfrentan a un animal con muy buenas defensas, por cierto, y a campo abierto, sin otra defensa que la lanza en sus manos.
Se trata, bajo mi punto de vista, de un combate a cuerpo limpio que nos resulta en cierta medida algo muy cercano a los que criamos animales. Por ello lo valoramos de distinta forma nosotros que los grupos extremos de "naturalistas", ojo no todos los que demuestran su disconformidad de forma pacífica con el Toro de la Vega deben ser criticados.
Me refiero a esos otros, que aparecen unos días antes en nuestra tierra montando numeritos circenses en algunos casos, y a los que seguramente a ninguno de ellos les interesa tanto la educación, sanidad, infraestructuras o servicios que tengamos en nuestros pueblos sino el dolor que pueda sufrir un toro bravo.
Suelen ser muy cultos los componentes de estos grupos antitaurinos, pero jamás se han preguntado ni les ha interesado si en los pueblos tenemos posibilidades de asistir a clase de música, teatro, cine o a cientos de eventos que se celebran en las ciudades.
Nos quieren arrancar nuestra cultura rural. Nuestras costumbres. Nuestras raíces... y en las últimas semanas hasta nuestros pueblos.
¡Y antes esto yo digo Basta YA! ¡Y si quieren ejercer de defensores de los animales no nos pueden dar lecciones a quienes nos jugamos cada día nuestro porvenir viviendo trabajando y defendiendo nuestros pueblos y nuestras tradiciones ante las injusticias sociales que padecemos
¡Eso si que es un miura continuo... y sin embargo por eso no protestan ni se les escucha vehementemente!