Nunca, Anguita, nunca
Rajoy y su partido han vuelto a ganar con la colaboración de esa izquierda que tanto gusta a la derecha. Anguita nunca defrauda. Con su colaboración ganó Aznar, y con su inspiración, ganó Rajoy. ¡Y todavía andan preguntándose los de Unidos Podemos por las razones de su derrota! ¡Qué buen vasallo si hubiera buen señor!
Cualquiera diría que el interés máximo de las empresas demoscópicas que realizan sondeos electorales y de opinión en España fue el de poder contratar con un emporio de tanto prestigio mundial como Microsoft. De todos es sabido que la empresa que fundó Bill Gates solo contrata con personas o compañías que hayan tenido un mínimo de dos fracasos a lo largo de su vida profesional. Si a más errores, mayores posibilidades de entrar en la órbita de la compañía norteamericana, las demoscópicas españolas tienen un futuro asegurado en California, porque llevan varias elecciones errando en sus previsiones sin que los directivos de las mismas pidan disculpas a los españoles por semejante fraude, y sin que los dueños de esas empresas exijan responsabilidades y dimisiones a cuantos se encargaron, desde su soberbia intelectual, de tratar de conducir el voto de los electores por el camino que ellos deseaban en función del interés de quienes pagaban la realización de los sondeos. Pues de ninguna otra manera puede explicarse semejante fiasco. O no sirven para el oficio que eligieron o se han convertido en los manigeros que camuflaban la realidad en función de los intereses de sus clientes.
Afortunadamente, los españoles han circulado por los colegios electorales con las papeletas que a cada uno de ellos elegía según su leal saber y entender, y no en función del esquema que tan burdamente habían diseñado los listos de la clase. No engañaron a los votantes, pero sí a tanto tertuliano, sociólogo, politólogo y periodista que, día a día, elaboraban sus crónicas, formulaban sus preguntas y hacían sus profundas reflexiones basadas de los falsos sondeos y no en el conocimiento de lo que marcaba la realidad. "¿Con quién va a pactar el PSOE? ¿Con el PP o con Unidos Podemos?". Eran las dos preguntas con las que los avezados conductores radiofónicos y televisivos y los insignes comentaristas políticos avasallaban al responsable socialista que osaba ponerse delante de cualquier micrófono en manos de los sabios de las ondas, que daban por supuesto que Unidos Podemos superaría en votos y en escaños al PSOE, porque así se lo habían contado quienes siguen demostrando que no dan una derecha a la hora de adivinar el futuro electoral de España. Y no solo yerran a la hora de escrutar el voto; también lo hacen cuando se ponen magníficos y nos alertan sobre el cansancio de los españoles a la hora de volver a las urnas. La fuerte abstención era la amenaza sobre la que nos alertaban, sin tener en cuenta que muchos españoles siguen teniendo necesidad de votar para resarcirse de los cuarenta años en los que nunca pudieron hacerlo.
De igual forma, el resultado del 26-J, con la victoria en votos y en escaños del PP pone de manifiesto que no era verdad eso de que la corrupción era la segunda preocupación de los españoles. Por eso, de igual manera que algunos medios disfrutan poniendo la maldita hemeroteca para burlarse de lo que decían los políticos y lo que ocurría después, sería de agradecer que nos ilustraran con esa hemeroteca para oír, leer y ver lo que dijeron y escribieron quienes, mañana tras mañana y noche tras noche, querían hacernos comulgar con ruedas de molino, sin que se les moviera una pestaña cuando hablaban de sus previsiones electorales basadas, como se ha podido comprobar una vez más, en datos falsos o manipulados.
Con esas falsas previsiones y los sondeos metiendo miedo con Podemos, Julio Anguita, que como ahora, ya intentó lo del sorpasso en 1993, justo es decir que con peores compañías que con las que se ha relacionado en esta ocasión, irrumpió en un mitin de Podemos porque se lo pedía "el corazón". Se abrazó a Iglesias. "¡Este es el año 77, Pablo!", le susurró al oído. Y Pablo rompió a llorar mientras Anguita arengaba: "¡Ahora o nunca! ¡Ahora o nunca!". Pues, después de los resultados del domingo pasado, ya se puede despejar la incógnita: "NUNCA". La izquierda que más le gusta a la derecha no ha sido capaz de superar a la izquierda que ha podido -y podrá en un futuro no lejano- ganar trece elecciones estatales a los populares (seis elecciones generales, cuatro municipales y tres europeas).
El 15-M consiguió derrotar al entonces partido gobernante (PSOE de Zapatero) para entronizar al PP de Rajoy. De todos era sabido que este partido y este líder no tenían más recorrido después de la desastrosa gestión que han hecho durante los últimos cuatro años en España. Era presumible que el PSOE ganara de calle las elecciones que convocara Rajoy, salvo que los herederos del 15-M, entre ellos Pablo Iglesias y Alberto Garzón, lo impidieran. Para evitarlo, se puso en marcha la maquinaria mediática, empresarial, financiera y bancaria que abriera un hueco a Podemos e intentara fijar en la retina de los españoles que la culpa de todos los males de España vinieron de la mano de los socialistas. Misión cumplida: Rajoy y su partido han vuelto a ganar con la colaboración de esa izquierda que tanto gusta a la derecha. Anguita nunca defrauda. Con su colaboración ganó Aznar, y con su inspiración, ganó Rajoy. ¡Y todavía andan preguntándose los de Unidos Podemos por las razones de su derrota! ¡Qué buen vasallo si hubiera buen señor!