Automóvil, la otra 'burbuja' que explota
No es ninguna sorpresa; se venía anunciando desde hace muchos meses. La cifra de ventas de automóviles alcanzada en 2012 es la más baja de los últimos 20 años. El automóvil es uno de los "falsos indicadores" económicos más revelador. Las familias dejan de comprar automóviles antes incluso de que comiencen los verdaderos problemas.
No es ninguna sorpresa; se venía anunciando desde hace muchos meses. La cifra de ventas de automóviles alcanzada en 2012 es la más baja de los últimos 20 años. No se ha llegado a 700.000 unidades, cuando el mercado español, en años sin crisis y en función de nuestra población, debería estar en torno a 1,5 millones. En los años 2001 a 2003 se superaron los 1,4 millones; y se alcanzaron los 1,6 millones en los 4 años siguientes. A partir de 2008 comenzó la caída en picado (salvo un ligero repunte en 2010) que nos ha llevado a la situación catastrófica de vender menos de la mitad de las cifras lógicas y esperadas.
La "media móvil" es un valor estadístico que nos permite conocer la evolución del mercado de automóviles mes a mes, sin que afecte la estacionalidad de las ventas. Refleja las ventas mensuales promedio y no hay que esperar a que finalice el año para conocer las fluctuaciones. Esta función estadística supera el error de comparar meses en los que las circunstancias han sido distintas, así como las variaciones estacionales.
Fuente: ANFAC.
Si analizamos el cuadro adjunto, podemos apreciar en toda su crudeza cómo se ha pinchado esta burbuja automovilística, de manera aún más dramática que la inmobiliaria.
En los 3 primeros años de esta década, la media móvil se movía cerca de los 120.000 coches mensuales. Un mercado floreciente que superó la crisis de los 90 en los que el mercado marcó mínimos históricos: en diciembre de 1993 se tocó fondo, con 61.924 unidades, lo que llevó al Gobierno de Felipe González a promulgar los primeros planes de incentivación, los famosos Renove I y Renove II, que comenzaron a animar las ventas. Ventas que, por cierto, eran incluso superiores a las de estos últimos meses, casi 20 años después.
Superada aquella demoledora fase, se inició la recuperación que se aprecia en el cuadro y que llevó a un aumento paulatino de la media, que alcanzó las 100.000 unidades mensuales en febrero de 1999. Siguió creciendo la demanda de automóviles hasta estabilizarse en 120.000 unidades en los primeros años 2000 e incluso rozar la media de 140.000 durante los cuatro años siguientes. El record mensual de ventas en España se alcanzó en julio de 2005 en que se vendieron en nuestro país 173.767 coches. Difícilmente volveremos a ver cifras de esta magnitud.
Fueron años en los que la media rozó los 140.000 coches (turismos, más todo terreno) y en los que todo eran risas y alegrías. Las redes de concesionarios se ampliaban y contrataban a vendedores; posventa, reparación, alquiler... hasta la venta de combustible alcanzaba niveles desconocidos hasta entonces y el automóvil era un soporte fiscal inigualable para el Estado que obtenía, entre impuestos por la compra, por el uso (combustibles, multas, reparaciones, tasas... etc) y por la imposición de los asalariados del sector, cerca de un tercio de los impuestos totales recaudados.
Pero aquello se acabó. Un catastrófico mes de enero de 2008 ya anunciaba las dificultades y la "crisis" que Zapatero negaba con frases como "Hablar de la crisis es puro catastrofismo y una falacia. Estamos creciendo por encima del 3%. Aunque mañana crezcamos al 3% o al 2,8%, que es un crecimiento bueno, vamos a seguir creando empleo y teniendo superávit", que decía el 14 de enero, pocas semanas antes de las elecciones generales de marzo.
El automóvil es uno de los "falsos indicadores" económicos más revelador. Las familias dejan de comprar automóviles antes incluso de que comiencen los verdaderos problemas. Es un bien que exige importantes desembolsos y que sólo en contadas ocasiones necesita una renovación inaplazable. Y como tal indicador, las ventas de automóviles desmentían el optimismo oficial; de la misma manera que ahora son tercas ante quienes anuncian "brotes verdes".
En el cuadro puede apreciarse la pendiente de la caída a partir de 2008; un año en el que se perdieron nada menos que 450.000 ventas. No hay sector que pueda soportar perder en un solo año un tercio de su volumen de negocio sin derrumbarse.
Con frecuencia tendemos a pensar que cuando el sector del automóvil sufre, quien lo paga son las marcas. Esto no es exactamente así. De las más de 60 marcas que venden en nuestro país solo 7 tienen fábricas en el territorio nacional. La producción de estas fábricas sufrió durante los años más duros de la crisis, pero no de un modo tan dramático como nuestro mercado. España, tercer productor europeo, por detrás de Alemania y Francia, fabricaba 2,3 millones de vehículos antes de la crisis y rozará los 2 millones en este año. Es una caía severa, pero no comparable con la del mercado.
El problema no está tanto en las marcas, sino en el negocio de la distribución, venta, reparación... Todo lo que gira alrededor del automóvil que es básicamente una actividad comercial y empresarial más que una actividad productiva en nuestro país. El sector, aún sigue siendo el 10 por ciento del PIB.
Baste recoger lo que acaba de manifestar el presidente de la Asociación de Importadores, que es también el presidente de Volvo España, Germán López, cuando afirma que a lo largo de este año 2013 pueden llegar a cerrar el 30 por ciento de los concesionarios.
Y aunque el Plan PIVE ha amortiguado ligeramente la caída de las ventas, todo apunta a que a lo largo de 2013 la situación no va a ser mejor. El mismo German López ha adelantado que las previsiones de Aniacam para los próximos 12 meses son de un mercado por debajo de las 670.000 unidades. Una catástrofe.