Diez consejos a los famosos para su discurso de salida del armario
Si va usted a salir del armario, hágalo cuando sea feliz, cuando se encuentre bien consigo mismo, cuando sepa quién es. O incluso, cuando no sabiendo qué o quién es, sepa perfectamente quién no es. Dé esperanza a los que no la tienen ya. Piense en Uganda, Rusia. En Rebolledo Alto de los Montes. Le están esperando.
1. Si su discurso va a ser vergonzoso y lacrimógeno, indocumentado y lleno de miserias, culpabilidades y forzado por otros, no lo haga, quizá no sea el momento.
2. Yo en los ochenta también me enamoraba de personas, pero esas personas tenían polla.
3. Usted es un personaje público, puede que usted crea que su orientación sexual es cosa de su vida privada, pero no es así. La orientación sexual es pública y es política. Su vida sexual, lo que usted hace en la cama y cómo, eso no le importa a nadie. Mi madre es heterosexual: está casada con un hombre (bueno, viuda ya). Lo que a mis padres les gustaba hacer en la cama solo lo saben ellos. No confundamos.
4. Por otro lado, al ser un personaje público, usted tiene la obligación moral de hacer pública su orientación sexual (que como le he dicho, ya lo es): para ayudar a los adolescentes que se suicidan cada año, para agradecer a las personas que han luchado por conseguir los derechos de los que usted disfruta. Pero no se apresure. Asegúrese de encontrarse cómoda, de estar bien rodeada y apoyada, de tener una cierta seguridad profesional y personal. Y piense: si usted no la tiene, ¿entonces quién?
5. Si usted no tiene claras las diferencias entre orientación sexual e identidad de género, quizá debería esperar un poco. No vuelva loca a la gente, que bastante loca está ya. Si va a salir del armario como bisexual para volver a salir del armario como homosexual o lesbiana a la semana siguiente, dé el paso directamente. No sabe usted lo que perjudica a la enorme cantidad de verdaderos bisexuales que hay en el mundo. La bisexualidad es una orientación sexual también, no es un estado pasajero. La transexualidad tiene que ver con la identidad de género y se combina con la orientación sexual en toda una maravillosa y fecunda serie de posibilidades.
6. A ninguno nos gustan las etiquetas. Pero las etiquetas sirven para visibilizar. Los animales sin nombre no entraron en el arca de Noé. Los libros sin signar van al armario de los trastos en las bibliotecas. Salga usted del armario con una etiqueta. Piense en todas estas letras cuyo significado desconoce: LGBTQQIP2SAA. Incluso hay etiquetas para los no etiquetables. O para los que se lo están pensando. O para los que se lo preguntan cada mañana. Si no se siente cómodo diga "creo que no soy heterosexual". Con eso basta. Piense que le van a perseguir por su etiqueta. Una vez etiquetada, demuestre con sus actos que los estereotipos ligados en el imaginario colectivo a esa etiqueta no se corresponden a la realidad. Solo usted es como usted.
7. La orientación sexual no se ostenta, la orientación sexual se tiene. ¿Ostentan los negros su raza, las mujeres, los inmigrantes? ¿Ostentan los heterosexuales su heterosexualidad?
8. La salida del armario, para los no famosos, es un proceso pesadísimo y eterno: se sale del armario constantemente con cada nuevo trabajo, nuevos vecinos, nuevos amigos, nueva familia: aproveche usted que es famosa y hágalo de una vez. ¡No sabe el trabajazo que cuesta!
9. Lea usted un poquito. No mucho tampoco, no vaya a ser que le entre una diarrea mental. Pero apunte: Didier Eribon, Judith Butler, Monique Wittig, Beatriz Gimeno, Javier Sáez, Gracia Trujillo, Raquel/Lucas Platero, Beatriz Preciado... Acérquese a algún colectivo LGTB. Hable con ellas. Déjese aconsejar.
10. Si va usted a salir del armario, hágalo cuando sea feliz, cuando se encuentre bien consigo mismo, cuando sepa quién es. O incluso, cuando no sabiendo qué o quién es, sepa perfectamente quién no es. Dé esperanza a los que no la tienen ya. Piense en Uganda, en Rusia. En Rebolledo Alto de los Montes. Le están esperando.