El gen de la infidelidad femenina existe
La realidad demuestra como ya mencionamos, que hay múltiples factores que influyen para que una mujer sea infiel o no lo sea sea, pero un reciente estudio demostró que las mujeres que tenían variantes (alteraciones) del gen AVPR1A eran más promiscuas e infieles.
Qué tema tan interesante, siempre atractivo, siempre polémico, siempre complejo. La infidelidad es una situación que se presenta de manera frecuente en todas las sociedades del mundo.
Y terminemos con el mito de que los hombres son más infieles que las mujeres: algunos estudios científicos ya han demostrado que la proporción es la misma. Algo sorprendente, y que es importante mencionar, es que recientemente un grupo de investigadores descubrió el gen de la infidelidad femenina.
Las mujeres disimulan mejor estas situaciones
A la mayoría de los hombres les cuesta más, se les nota incómodos, y la vuelta a su casa no es un camino libre de obstáculos mentales, sensaciones raras y comportamientos extraños.
No es bueno juzgar
La verdad es que es un buen hábito no juzgar en este tema ni en otros, porque es la dinámica de la vida, son cosas que pueden pasar. Y además, en la mayoría de los casos, nadie conoce, excepto la pareja, lo que están viviendo, y el motivo por el que eso ocurre.
Por otro lado, en algunos casos no habría un conflicto de pareja, y según varios expertos, es ahí donde las hormonas y la expresión de genes jugarían un rol más preponderante.
Muchas veces, las atracciones animales o primitivas son difíciles de reprimir desde el ámbito de la voluntad. En algunas ocasiones, una persona siente una gran atracción por otra; y digo animal porque, en esos momentos, explota la sensación de un comportamiento que va más allá de lo sexual, e inconscientemente podría manifestarse un deseo reproductivo.
Otras veces, sin embargo, tomar la decisión de no ser infiel es muy fácil porque uno ama a su pareja y está viviendo momentos de plenitud.
Es difícil generalizar, pero la infidelidad tendería a ocurrir cuando la pareja está en crisis, y formaría parte del proceso de separación. A veces puede llegar a ocurrir de manera esporádica o transitoria. No hay ni una forma única ni un motivo universal, ni tampoco las diferentes situaciones que la estimulan son siempre las mismas.
Estas descripciones demuestran lo complicado que es este tema, y que realmente nadie tiene una respuesta absoluta, por lo que diferentes grupos de investigadores a nivel mundial estudian la infidelidad como una manera de seguir analizando e intentando entender cada vez más el comportamiento humano.
Uno de los genes más famosos que predisponen a la infidelidad, tanto en mujeres como en hombres, es el llamado DRD4. Variantes (alteraciones) de este gen se han asociado con personalidades que toman riesgos.
El gen DRD4 tiene un impacto en la motivación o compulsión para realizar algunos comportamientos sexuales, como la infidelidad y la promiscuidad. Es fundamental aclarar que no todas las personas que tengan una variante de este gen van a ser infieles.
Recientemente se publicó un nuevo estudio que descubrió el gen de la infidelidad femenino. Se estudiaron casi 7.400 gemelos (tienen el mismo ADN, serían clones, ya que tienen la misma información genética) y mellizos finlandeses. De los participantes estudiados, el 6,4% de las mujeres y el 9,8% de los hombres contaron que habían tenido un affaire con dos o más compañeros sexuales en el último año.
Este estudio demostró que las mujeres que tenían variantes (alteraciones) del gen AVPR1A eran más promiscuas e infieles, y eso no ocurrió en los hombres. Con lo cual podríamos clasificarlo como el gen de la infidelidad femenina. La conclusión fue que el cuarenta por ciento de este tipo de comportamientos promiscuos en estas mujeres podía atribuirse a sus genes.
Este gen AVPR1A es conocido como el gen de la hormona vasopresina, también llamada hormona antidiurética, la cual participa de la regulación del balance de agua corporal y el flujo de orina. El gen de la vasopresina también actúa en comportamientos en humanos y animales como la unión sexual, la empatía y la confianza, por lo que los autores de este estudio consideran que tiene sentido que variantes de este gen participen en un comportamiento sexual como es la infidelidad.
Aunque una mujer tenga esta predisposición genética, la realidad demuestra, como ya mencionamos, que hay múltiples factores que influyen para que una mujer sea infiel o no lo sea.
Pero no se puede descartar que, a partir de ahora, más de una mujer intente decirle a su pareja: "Mi amor, te juro que no fue culpa mía. ¡Es culpa de mis genes!".