Más de 240 terremotos provocados en el Golfo de Valencia
Desde hace varias semanas el Golfo de Valencia está sufriendo una serie de seísmos de baja intensidad que alcanzaron su máximo exponente este martes con un sismo 3,9º según el Instituto Geográfico Nacional. Este enjambre sísmico no responde a causas naturales, sino a la mano del hombre.
Desde hace varias semanas el Golfo de Valencia está sufriendo una serie de seísmos de baja intensidad que alcanzaron su máximo exponente este martes con un sismo 3,9º según los datos del Instituto Geográfico Nacional. Esta serie de terremotos están suscitando gran interés científico y también una importante repercusión y preocupación social de muchos habitantes cercanos a la zona que miran con preocupación que está pasando.
Según los datos de los que se dispone y los últimos análisis, este enjambre sísmico no responde a causas naturales, sino a la propia mano del hombre. El conocido yacimiento de hidrocarburos de Amposta, del que se extraía petróleo, fue explotado años atrás dejando cámaras subterráneas vacías que desde hace unas semanas se están rellenando con gas natural en lo que será una Reserva Estratégica del Estado.
Este proceso de rellenado es una práctica normal, pero en este caso nos encontramos que el año de retraso con el que se ha producido la inyección de gas y la forma en la que se esté haciendo, está provocando los temblores del Golfo. Las diferencias de presión ocasionadas y el nuevo elemento que se introduce pueden estar produciendo el derrumbe de las paredes, del techo y de todas las partes del interior del reservorio, lo que ocasiona cada uno de los terremotos que se están produciendo.
Este almacén conocido como El Castor gestionado por la empresa ACS cuyo dueño y presidente es Florentino Pérez, también presidente del Real Madrid, cuenta con una capacidad de 1,3 millones de metros cúbicos, convirtiéndose en la reserva de gas más grande del país.
Esta serie sísmica de baja intensidad y algunos de ellos muy superficiales "podrían ser las primeras señales de un fenómeno de triggering donde podrían desencadenarse terremotos de mayor magnitud" según explica Federico Mansilla Núñez, geólogo experto en riesgos naturales. Además de este riesgo, la multitud de temblores podría originar deslizamientos del talud y corrientes de turbidez: desprendimientos y corrimientos de tierra subterráneos que a su vez podrían provocar perturbaciones en la superficie del mar e incluso daños en zonas marítimas a causa de pequeños tsunamis.
Simulación de tsunamis por desprendimientos del talud.
Este proyecto en el que también participa el Ministerio de Industria dejó de inyectar gas el día 16 de septiembre, aunque una semana después se siguen produciendo terremotos incluso de mayor intensidad. En este momento debería hacerse una gestión muy controlada y saber si existe el suficiente control del riesgo y la suficiente planificación como para ver si todo se está efectuando de la manera más sostenible y segura sin riesgo para los ciudadanos y el medio ambiente.
La realidad dista mucho de la gestión asegurada. Según comenta Carlos Velasco López, investigador en Ingeniería Ambiental, "quizás no exista un correcto estudio del riesgo ambiental en esa zona, por lo que las consecuencias ante un posible fallo en el proyecto podrían ser alarmantes para las personas y el medio ambiente si estas no se tienen controladas". También ha remarcado que "el gas natural, pese a sus bajas emisiones de gases efecto invernadero cuando es quemado, es muy nocivo para el medioambiente y la salud humana". Y asegura que "en caso que se produjera una fisura o grieta en el fondo marino, llevaría consigo la inmediata liberación del gas, y al alcanzar la superficie, podría ser arrastrado por el viento hacia la costa, causando efectos seriamente negativos y poniendo en riesgo a la población" por lo que se debe tener un exhaustivo conocimiento del proceso, la zona y los riesgos asociados.