Reconvertirse o morir
Seguimos construyendo manualmente como hace más de un siglo, por personas con escasa o ninguna formación en la materia.
Como todos sabemos la construcción ha entrado en declive y ha generado una crisis mundial sin precedentes. La burbuja inmobiliaria y el boom especulativo que hemos vivido en los últimos tiempos nos ha traído a vivir una economía de posguerra, difícil y dura. Cuando todavía no se sabe si nuestras viviendas valen lo que nos costaron en su día, si se han depreciado o si todavía los bancos deben ajustar estos precios en sus balances, a mí hay un tema que me sigue llamando mucho la atención: seguimos construyendo como hace más de 100 años. Y casi diría más, peor que hace 100 años.
Con la proliferación de empresas de construcción y promotoras que hemos sufrido en los últimos años se han perdido muchos de los oficios, se ha contratado gente que no era profesional y parecía que "cualquiera" podía hacer un edificio. Este mal lo hemos vivido y experimentado todos: arquitectos que debían supervisar obras que no reunían estándares de calidad y usuarios que habitaban casas llenas de problemas.
Para mí, el reto ante este nuevo panorama es cómo buscar nuevas fórmulas de construcción, más eficientes, más rápidas, más baratas. La gente tiene derecho a una vivienda que pueda adquirir con sus salarios actuales.
Seguimos construyendo manualmente como hace más de un siglo, por personas con escasa o ninguna formación en la materia. La formación se ha producido en las partes más altas del proceso constructivo, sin embargo a medida que la pirámide desciende se hace más artesanal y menos profesional. Seguimos pendientes de las inclemencias del tiempo y de procesos que a veces tardan dos y tres años y en los que financieramente o la promotora o el propietario de la vivienda es quien corre con los gastos.
Propuestas como la construcción de viviendas industrializadas, fabricadas de manera estandarizada como los coches, permiten un mayor control del proceso y de los costes. Nosotros llevamos ya un par de años trabajando e investigando en esta línea, invirtiendo en I+D para poder dar una solución más eficaz a nuestros clientes. No solo porque es una solución inmediata para los problemas de liquidez de muchos promotores que al día de hoy tienen suelo pero no pueden financiar la construcción de viviendas de manera tradicional. Sino también para los compradores que en 3 ó 4 meses puedan disfrutar de una vivienda a medida. Una nueva manera de construir, mucho más adaptada a las necesidades de una sociedad que busca cada vez más la practicidad y la inmediatez, asegurándose la calidad y seguridad.