¿Qué tienen en común la transformación, la innovación y la disrupción?
Cuando hablamos de transformación, de innovación y de disrupción, generalmente hablamos de tres procesos de cambio, que abordan de forma distinta la gestión de dicho cambio.
Con el foco en las organizaciones
Unas definiciones sencillas aplicadas a empresas serían las siguientes:
Una empresa en transformación es aquella que ha decidido alterar algunos de sus productos, procesos o parte de su organización para alcanzar nuevos objetivos, o hacer los objetivos anteriores realizables con menor esfuerzo o desgaste, preparándose para un futuro diferente.
Una empresa innovadora es aquella que ha definido una nueva forma de hacer las cosas, y como consecuencia ofrece una propuesta de valor , productos o servicios, diferente. La innovación tiene algo de invención o de reinvención, que, aplicada, genera una posición competitiva ventajosa.
Una empresa disruptiva es aquella que presenta un producto o servicio que en su concepto difiere de todo lo que existe hasta el momento, poniendo en valor elementos esenciales pero revolucionando toda una industria o sector de negocios.
Parece evidente que una escala de volúmenes e intensidad de cambio (podríamos hablar de la escalera del cambio) se inicia en la transformación para concluir en la disrupción.
Algunos opinan que la transformación, cuando se convierte en forma habitual de hacer las cosas, es el esquema esencial que soporta y promueve iniciativas innovadoras. Puede llegar a disrumpir un sector, generando una nueva o reforzando una ya existente ventaja competitiva. Es por lo tanto el elemento diferenciador de la empresa para con sus competidores.
El papel esencial de las personas
Los elementos comunes entre estas 3 formas de cambio están vinculados más a las personas que a cualquier otra cosa, ya que son ellas el verdadero motor (o freno en algunos casos) del cambio.. ¿Qué suelen tener en común las empresas donde se producen transformación, innovación y disrupción? Muy sencillo: a las personas, al ser humano y su:
- Talento
- Voluntad
- Comunidad
El talento es sin duda el primero de los elementos generador de cambio. La capacidad de discernir y de imaginar nuevas formas de hacer, nuevos productos y servicios que ofrecer y nuevas formas de darse a conocer o incluso de vender suelen ser fruto de la curiosidad, la creatividad, la imaginación y la intuición, cualidades inherentes al ser humano. Dichas cualidades deberían de potenciarse más, especialmente ahora con los nuevos niveles de automatización, que no solo permite la ejecución de tareas repetitivas sino la toma de decisiones e interacción de forma natural con el ser humano. El talento se descubre, se alimenta y se deja fluir, para que cada uno pueda llegar a ser la mejor versión de si mismo.
La actitud, entendida como capacidad de abrazar el cambio, es muy importante dentro de una organización. Se suele decir que el cambio empieza por uno mismo. ¿Qué puedo hacer para ayudar en esta empresa? ¿En qué retos soy capaz de aportar? ¿Cómo puedo ayudar? Estos son ejemplos de preguntas que pueden validar si uno tiene o no la actitud adecuada para enfrentarse a entornos cambiantes, y aprovechar esos momentos para sumar y aprender de los demás.
La creación del sentido de comunidad, y de pertenencia a la misma, es esencial en una organización, ya que son sus miembros los que han de abordar y generar los cambios. Para realizar cambios de gran magnitud es determinante que las personas sean capaces de entender y apoyar el cambio. Las estructuras rígidas suelen 'fracturarse' en los procesos de cambio; de ahí que ahora esté tan de moda el 'palabro' liquidez, de la cual se habla en muchos contextos y sectores hoy en día: empresa líquida, medios líquidos, etc...
En esencia...
La transformación, la innovación y la disrupción en el entorno empresarial están muy vinculadas a la gestión de personas, (ya sean trabajadores, emprendedores o empresarios), y a su relación con los clientes, abordando las relaciones con un enfoque humano, y poniéndoles en el centro.
Potenciar el talento, ayudar al cambio de actitud y generar sentido de comunidad permitirán crear micro-ecosistemas donde se creen nuevas oportunidades, que impacten y hagan evolucionar su entorno.