Cómo conseguir que tus hijos hagan los deberes, sin dolores de cabeza

Cómo conseguir que tus hijos hagan los deberes, sin dolores de cabeza

Mi hijo llegaba a casa al salir del cole, le daba una merienda nutritiva a él y a sus hermanos, y entonces llegaba la hora de los deberes. Entonces empezaban las pataletas, la rabia y los berrinches. Las quejas más comunes eran que yo era TAN mala e injusta, o que le "torturaba" para que hiciese sus deberes.

"No vuelvo a hacer los deberes con el niño", le dije a mi marido, "¡Incluso aunque eso implique que suspenda este año!" Estas palabras recogían mi frustración después de un día difícil intentando que nuestro hijo hiciese sus tareas. Su actitud realmente me había hecho mella: ¡conseguir que hiciese su tarea era como sacarme una muela!

Nuestra rutina diaria era muy predecible: mi hijo llegaba a casa al salir del cole, le daba una merienda nutritiva a él y a sus hermanos, y entonces llegaba la hora de los deberes. Ahí empezaban las pataletas, la rabia y los berrinches. Las quejas más comunes eran que yo era TAN mala e injusta, o que le "torturaba" para que hiciese sus deberes.

 

¿Cómo podía ser que un niño que sacaba buenas notas y se portaba bien en el colegio reaccionase así con las tareas para casa? Como madre, ¿cómo podía tratar de forma eficaz con la negativa constante de mi hijo a terminar los deberes? Con otros cuatro niños en casa que cuidar, incluyendo otros dos con deberes, ¿qué podía hacer para asegurarme que no había interrupciones para los otros? ¡Mi hijo podía pasar horas evitando hacer sus ejercicios!

Aquí dejo unos consejos que he usado para conseguir que mi hijo haga sus deberes desde el episodio que os he contado. (¡Sí, no me rendí después de todo!)

No con el estómago vacío. Antes de empezar los deberes, dale a tu hijo una merienda nutritiva. Aunque solo falte una hora para la cena, dale queso y crackers, una pieza de fruta, o verduras crudas con salsas. No le des nada dulce, porque el azúcar les da un chute de energía, seguido de un bajón instantáneo. Si tu hijo está en los primeros cursos de primaria, una siesta de 30 minutos le vendría muy, muy bien.

 

Encuentra un buen lugar. Busca un sitio con las mínimas distracciones posibles, como un despacho o la mesa de la cocina. Asegúrate de que distracciones como la televisión, videojuegos, juguetes y otros juegos no estén en la escena. Una habitación tranquila es un sitio ideal para hacer los deberes, lejos de ruidos y otras actividades.

El humor adecuado. Intenta evaluar de qué humor está tu hijo antes de ponerle a hacer los deberes. Por ejemplo, un niño irritable no quiere ni oír que es la hora de hacer la tarea. Intenta endulzar el humor agrio del niño hablándole de sus cosas favoritas o de recuerdos alegres. Si llegas a un punto sin retorno porque está de mal humor, déjale y vuelve a intentarlo después de media hora más o menos. ¿Los deberes son para mañana? Si no, quizás es mejor dejarlo por hoy si tu hijo se compromete a hacerlos mañana.

 

Sé un detective. Si tu hijo se niega a hacer su tarea, pregúntale por qué. Hay una diferencia entre no querer hacerla y no ser capaz de hacerla. ¿Necesita ayuda extra en alguna asignatura? Si es el caso, prepárate para ponerte manos a la obra, o busca a alguien que pueda ayudarle, como un compañero de clase, un profesor o un tutor. Si tu hijo no consigue quedarse sentando un buen rato, o tiene una capacidad de concentración breve, divide el tiempo de los deberes entre dos, con una pausa de 10 minutos entre ambos.

 

Dale un incentivo. Si tu hijo responde bien a los incentivos, ¡ofrécele uno si termina los deberes! Podría ser una recompensa sencilla como jugar en la calle con sus amigos, ver media hora de su programa de televisión preferido, o hacer una actividad especial el fin de semana. Una tabla de recompensas funciona muy bien para estos casos, con una semana de deberes hechos equivalente a un incentivo especial que tú y tu hijo podéis decidir juntos.

Trabaja con tu hijo. Si trabajas con tu hijo mientras hace su tarea, podréis hablar de los ejercicios, corregirlos al momento, elogiarle cuando lo haga bien, o animarle si tiende a dejar las cosas las cosas para otro momento a seguir trabajando para terminar. ¡Y hay muchas posibilidades de que tu hijo disfrute de la compañía!

Adelántate. Si tu hijo ha pillado el ritmo y va más deprisa con sus deberes, intenta adelantar contenido si el profesor lo permite. No solo conseguirás ir por delante, sino que se podrá permitir saltarse un día si hace falta. A mí esta técnica me ha funcionado bien con mis hijos; les ponen los deberes el lunes, aunque tengan que entregarlos el viernes.

Cuando todo lo demás falla (¡el arma secreta de mamá!). Si tu hijo se niega a hacer sus deberes, acude al arma secreta de mamá (o papá). Solo tú sabes qué puede funcionar con tu hijo en momentos de desesperación. Yo he intentado sin éxito amenazas, castigos, culpabilidad y regateo. Así que uso mi arma secreta: una nota al profesor diciendo que mi hijo no quiso terminar los deberes y que soy consciente de ello. Todavía no la he tenido que enviar nunca, pero estoy dispuesta a hacerlo. ¡Esto siempre saca a mi hijo de su trance y termina sus deberes!