Cómo saber si tu hijo está desarrollando adicción al móvil y qué hacer
Según un estudio de la Unión Europea, España es el país con el porcentaje más alto de jóvenes de entre 14 y 17 años en riesgo de sufrir Conducta Adictiva a Internet. Pero, ¿cuáles son los síntomas? ¿Cuándo habría que preocuparse? Y... ¿Qué hacer si aparece el problema?
Existe un debate entre la comunidad científica acerca del uso de conceptos como la "adicción a Internet" o la "adicción al móvil". Pero, sin entrar en el debate, por todos es aceptado el hecho de que existen conductas de uso y abuso, que en su máxima expresión conllevan consecuencias negativas para los niños y adolescentes que las desarrollan. En el estudio EU-NET-ADB financiado por la Comisión Europea, España aparece como el país con el porcentaje más alto de jóvenes de entre 14 y 17 años en riesgo de sufrir esta situación, alcanzando el 21,3%.
La Conducta Adictiva a Internet se caracteriza por la pérdida de control sobre el uso de Internet. Dicha conducta conduce potencialmente al aislamiento y al descuido de las relaciones sociales, de las actividades académicas, de las actividades recreativas, de la salud, y de la higiene personal. Los menores que la sufren con el móvil se caracterizan por desarrollar:
• Tolerancia: el menor siente la necesidad de aumentar el tiempo que pasa utilizando el móvil para llegar a sentirse satisfecho. El bienestar que genera su uso va disminuyendo progresivamente, razón por la que buscará alcanzarlo dedicándole más tiempo.
• Abstinencia: experimenta una sensación desagradable cuando no puede usar el móvil. Tenderá a utilizarlo de forma compulsiva.
• Dependencia: decimos que un menor está desarrollando una dependencia cuando necesita aumentar progresivamente el tiempo de uso del móvil (tolerancia) y además, se siente mal si no puede hacerlo (abstinencia).
En un principio, cuando el adolescente utiliza el móvil recibe una respuesta satisfactoria debido a que encuentra lo que estaba buscando: divertirse, entretenerse, informarse, comunicarse... En el momento en que empieza a abusar de esta conexión y se siente mal si no está conectado, es cuando comienzan a apreciarse las repercusiones negativas en su vida social, familiar y escolar.
Pero, ¿cómo identifico el problema? ¿Cuándo debo preocuparme?
Si nos preocupa la relación que nuestro hijo pueda llegar a tener con el móvil o con la tablet, debemos tener en cuenta las señales que van a ir apareciendo a lo largo del proceso en el que se llega a una adicción:
- Cada vez necesita estar conectado durante más tiempo para sentirse satisfecho.
- El niño se siente deprimido, nervioso o enfadado y sólo se le pasa cuando puede usar el móvil.
- Pasa mucho tiempo pensando en cuándo se podrá conectar de nuevo.
- No consigue controlar la frecuencia o el tiempo que pasa conectado.
- Ha dejado de lado actividades u obligaciones por estar con el móvil.
- Prefiere las ciber-relaciones a las relaciones personales.
- Miente sobre el tiempo y la frecuencia con la que se conecta.
Si nuestro hijo presenta la mayor parte de estos síntomas, el principal obstáculo con el que nos vamos a encontrar es la negación del problema por su parte. Es posible que busque excusas para minimizar su problema, sobre todo amparándose en la finalidad de su conexión: "Lo necesito para hacer deberes", "es el medio para quedar con mis amigos", "lo uso para entretenerme cuando no tengo nada que hacer", etc.
Y ¿qué hago si aparece el problema?
No se trata de prohibirle el móvil o la tablet, sino de que aprenda a usar estas herramientas de forma controlada y segura, sustituyendo los hábitos inadecuados por otros más positivos. Como padres y madres, es fundamental establecer normas y límites claros para que nuestros hijos utilicen móviles y tablets de forma adecuada. Es necesario fomentar diferentes opciones de ocio e intentar que se impliquen en ellas. Y no queda más remedio que recordar que somos un ejemplo a seguir por nuestros hijos, por lo que es importante ser coherentes con nuestro comportamiento. Es difícil instaurar hábitos saludables de uso si nosotros somos los que pasamos las comidas o las cenas contestando los whatsapps de los amigos.
En casos de adicción es recomendable ponerse en manos de un especialista, pero la técnica que utilizaremos va a consistir en romper los hábitos de conexión del menor. Siguiendo recomendaciones de la doctora Kimberly Young, directora del Center for Internet Addiction Recovery, debemos:
1. Practicar lo contrario en el tiempo de uso de la herramienta. Por ejemplo: si se conectaba nada más llegar del colegio, haremos que meriende primero. Se trata de posponer y adaptarle a un nuevo horario.
2. Establecer interruptores externos. Utilizar señales que le indiquen que debe desconectar (relojes, alarmas...).
3. Fijar metas. Plantearle pequeños retos realistas para que vaya recuperando el control sobre el tiempo de uso.
4. Abstinencia de una aplicación particular. Debe abandonar la aplicación que más problemas le genere.
5. Usar tarjetas recordatorias. Pedirle que haga una lista de los cinco principales problemas causados por la adicción al móvil y otra con los principales beneficios de no estar conectado o de abstenerse de una aplicación.
6. Educar en el uso de Internet como fuente de información y formación.
7. Informarse sobre las herramientas y recursos de prevención. Por ejemplo, uso de programas de control parental, filtros de contenido para limitar el tiempo de conexión y el acceso a contenidos dañinos.
8. Hablar de los móviles con el adolescente. Contrastar las ventajas e inconvenientes de su uso, sin hacer valoraciones personales.
9. Entender el abuso del móvil como una forma de reaccionar al malestar psicológico. Preguntarse por qué el adolescente centra su vida de ocio y de relación en su móvil o tablet.
10. Terapia familiar en caso de que también se haya visto deteriorada la relación familiar. De esta forma, se implica a la familia -lo que hace disminuir la culpa del adolescente por su comportamiento- y se promueve la comunicación sobre los problemas de origen.
Y recuerde: los adultos también podemos desarrollar los mismos problemas como consecuencia del uso abusivo e inadecuado de nuestros terminales móviles. Esto hará que nuestras relaciones familiares, de pareja y laborales se resientan.
Del autor del libro Cariño, he conectado a los niños