Zelenski pide cita con un amigo de Putin
Ucrania y Hungría están preparando una reunión entre sus mandatarios en un futuro próximo, según Kiev. Falta hace porque Orbán está bloqueando el dinero de la UE para su aliado y complicando su proceso de adhesión.
Ucrania y Hungría están preparando una reunión del presidente Volodimir Zelenski y el primer ministro Viktor Orban "en un futuro próximo", según ha afirmado el jefe de gabinete del mandatario ucraniano, en medio de medidas recientes de Hungría que han deteriorado los lazos entre los dos estados.
A principios de este mes, todos los países de la Unión Europea, excepto Hungría, acordaron iniciar conversaciones de adhesión con Ucrania. Los líderes del bloque sortearon la oposición de Orban al lograr que abandonara la sala cuando se tomó la decisión.
Pero los líderes no pudieron superar la resistencia de Orban a renovar el presupuesto de la UE para canalizar 50.000 millones de euros a Kiev y se espera que revisen el tema en una cumbre de emergencia el 1 de febrero. Orban quiere que la financiación para Kiev provenga de fuera del presupuesto de la UE.
El jefe de gabinete, Andriy Yermak, hizo estas declaraciones tras una "llamada telefónica productiva" con el Ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto. "Estamos trabajando para organizar una reunión entre los dos líderes en un futuro próximo", dijo Yermak en la plataforma de redes sociales X.
Añadió que también se discutió el progreso de Ucrania en el camino de la integración europea.
Zelenski dijo anteriormente que los países necesitan organizar una reunión constructiva para discutir los problemas en sus relaciones. Orban confirmó más tarde que había aceptado una invitación para reunirse.
Por qué se opone
Respecto al dinero, Budapest argumenta que es mucho esfuerzo y que tiene que proteger a su gente ante la subida del coste de la vida que ha generado la guerra, especialmente en lo que a los precios de la energía se refiere. Y avisa de que hay una derecha más a la derecha de la suya ganando enteros por el enfado de la población ante esta mala coyuntura.
Tiene una segunda exigencia, más egoísta aún: que el dinero se haga en paquetes a corto plazo, no de forma plurianual, de forma que haya que negociarlos de cuando en cuando y así mantiene su poer de influir en las negociaciones. Budapest, en estos meses de contienda, se ha mostrado con frecuencia en contra de los paquetes de sanciones redactados por Bruselas y en cada uno de ellos, hasta 11 por ahora, ya logrado matizar, reducir o reconducir decisiones según sus intereses.
Por eso no dejan de hacerse denuncias más o menos a las claras de cercanía al ruso Vladimir Putin. Ambos mandatarios se reunieron el mes pasado, sin sonrojo para el europeo.
También se opone Orbán a la ampliación comunitaria al este, especialmente con Ucrania, no le gusta la rapidez del proceso y tiene dudas de que Zelenski tenga limpia su administración y adaptadas sus instituciones como para ser parte de pleno derecho, que vaya a cumplir con los requisitos previos. Una sombra de duda constante sobre el enemigo de Moscú. "Un terrible error que hay que evitar", llega a decir.
Sus diplomáticos en la capital comunitaria hablan de su entrada como una "línea roja", pero en las instituciones le insisten en que no entrará con más facilidades que otro socio, que habrá un "estricto cumplimiento" de las condiciones y, si hace falta, hasta evaluaciones extra en campos que preocupan mucho a Budapest, como la agricultura.