Vivir (otra vez) en el infierno de Jersón: la lucha contrarreloj de los vecinos para escapar de las inundaciones
Varios habitantes de Jersón y expertos explican en El HuffPost las consecuencias y la situación tras el ataque a la presa de la central de Nova Kajovka, que Ucrania y todo Occidente achaca a Rusia.
En el día 467, la guerra ha entrado en una "nueva dimensión" y ha redirigido los focos a un lugar que fue el epicentro del conflicto hace meses. La región de Jersón, máximo exponente de la primera exitosa contraofensiva ucraniana, vive a estas horas una emergencia total, tras el ataque a la presa de la central hidroeléctrica de Nova Kajovka.
La capital de la provincia y alrededor de 80 localidades están sufriendo inundaciones severas desde primera hora del miércoles. La previsión es que decenas de miles de vecinos sufran riadas de entre 2 y 5 metros de altura. 18 millones de metros cúbicos corriendo sin control por el cauce, desbordado, del río Dnieper hacia su desembocadura. Un drama incalculable, en vidas, daños y secuelas a largo plazo que todavía fluye sin autoría confirmada... aunque todas las pistas, excepto las empleadas por el Kremlin, apuntan a Rusia.
"La clave para intentar buscar un responsable es saber quién sale más beneficiado. Y aquí lo es, claramente, Moscú", comienza explicando Gerard Pamplona, docente y experto en represión política de la Universitat Pompeu Fabra. "Este punto era el único que conectaba las dos orillas del río Dnieper, por lo que Rusia sale mucho más beneficiada al romperlo. La idea es hacer un muro ecológico para evitar que Ucrania pase por allí y de paso permite reubicar a tropas en puntos donde se espera que Kiev lance su contraofensiva", expone.
Mientras la pelea diplomática se enzarza entre bandos, la crudeza de la guerra vuelve a volcarse sobre los de siempre desde hace casi 500 días, la población ucraniana. En una zona que acabó devastada tras meses de conquista y reconquista, ahora se esperan "muchas muertes" por la inundación y sus efectos anexos.
El HuffPost ha conocido el testimonio de algunos de los vecinos que persisten tanto en Jersón como en los alrededores y que prefieren mantener el anonimato por su propia seguridad tras más de un año de desgracias. Allí han vivido la dictatorial ocupación rusa, el fuego cruzado durante meses y las constantes bombas lanzadas desde Moscú tras la reconquista ucraniana. Pese a esa sucesión, "aún queda mucha gente, porque no todo el mundo se ha ido ni todo el mundo ha querido abandonar su casa a riesgo de que se la saqueen", cuenta una voz.
"Con esto va a morir mucha gente, por los efectos del ataque a la presa y por falta de atención y asilo, porque cómo te pueden suministrar medicinas o alimentos básicos si tu casa está inundada", añade otra persona afectada.
De momento, la ONU cifra en "al menos 16.000" las personas que han perdido su hogar bajo el agua y calcula "muchos miles más" los afectados por falta de agua potable y alimentos, sin mención de momento a víctimas mortales.
Esto último es algo que la población local asume que ocurrirá, aunque en estas horas se luche con todo lo disponible para escapar de la riada, buscando refugio en los puntos más impensables. "Mucha gente está subiéndose al último piso de edificios para escapar del agua, pero la situación es terriblemente precaria", añade una fuente ucraniana a este medio.
Volviendo a la tesis de la autoría, Gerard Pamplona recuerda que "hace meses Rusia ya preparó una posible voladura de la presa cuando perdieron Jersón". Entonces, como ahora, la cuestión de la presa fue arma arrojadiza entre los dos países entre acusaciones de 'terrorismo'.
Sólo que ahora se ha pasado de la amenaza a los hechos. No obstante, y pese a lo expresado por la UE y la OTAN, el experto de la Pompeu Fabra tiene dudas de que esto abra una nueva fase a nivel bélico. "Se han cruzado tantas líneas rojas ya, que esta la veo como un elemento más de escalada. Durante meses, Rusia ha sobrepasado límites bajo declaraciones similares y la respuesta occidental no ha ido en la línea de esa nueva dimensión".
Sí considera relevante el 'cuándo' ha ocurrido, en los primeros compases de la contraofensiva ucraniana, que ya ha dado muestras de movimientos en el sur. "Importa, sin duda, y beneficia al relato ucraniano por ocurrir justo ahora. Frente a sus movimientos militares, un supuesto ataque ruso que supone un crimen de guerra de acuerdo con el derecho internacional".
Las consecuencias futuras aún escapan a cualquier cálculo, pero desde este miércoles, Jersón vuelve a ser el infierno que ya fue para miles de vecinos, sin otra alternativa que sobrevivir allí, pese a todo.
Moscú rechaza de plano todas las acusaciones y sospechas, bajo una argumentación que califica de "sabotaje" ucraniano lo ocurrido en la presa. Además, alegan el daño surtido por Crimea, bajo su dominio. "Realmente Rusia asume daños con su movimiento, pero es mucho menor su pérdida en un nivel macro como estamos que sus beneficios", prosigue Gerard Pamplona.
Para el analista, el régimen de Putin "asume perder una línea de fortificación en la margen izquierda del Dniéper, pero esto no es casi nada frente al enorme impacto económico, medioambiental y social en Ucrania, más la suma de la tensión nuclear y la creación de más trabas logísticas en su retaguardia".