Un tiroteo a las puertas de la Convención Nacional Republicana que elevará a Trump a los altares

Un tiroteo a las puertas de la Convención Nacional Republicana que elevará a Trump a los altares

El magnate y expresidente llegaba a la cita de tres días en Milwaukee tras haber arrasado en las primarias y haciendo mofas de la salud de Biden. Ahora, además, con el aura de superviviente tras el intento de asesinato de Pensilvania. 

Donald Trump, en un mitin en el Trump National Doral Golf Club de Florida, el pasado 9 de julio.Joe Raedle / Getty Images

Este lunes, 15 de julio, comienza la Convención Nacional Republicana, que tendrá lugar en Milwaukee (Estados Unidos) durante tres días y deberá servir como pistoletazo de salida a la campaña oficial a las elecciones en el país, en noviembre. Todo estaba previsto para llevar a Donald Trump a los altares, sin sombra de duda. Ahora, sin embargo, otro pistoletazo, real y mortal, se ha colado en la fiesta conservadora, retumbando desde Pensilvania.

Ese "sonido silbante" que el magnate escuchó antes de impactar en su oreja la pasada madrugada no sólo ensombrece la coronación, sino que va mucho más allá y pone en primera línea de debate la polarización del país. Acto de un lobo solitario, de un descontento armado, de un hater con pistola, muestra la grieta de una nación que el presidente demócrata Joe Biden se puso como meta restaurar y aún es honda, hondísima. 

Está por ver cómo afecta el intento de asesinato de Bethel Park al calendario y los ánimos de la convención, que es una especie de congreso de partido a la norteamericana. De momento, su equipo de campaña ya ha confirmado que se le espera este lunes en la convención, sin retrasos. "Esta es una oportunidad para unir a todo el país, incluso al mundo entero. Mi discurso será muy diferente, muy diferente de lo que hubiera sido hace dos días", ha adelantado Trump al Washington Examiner.

Una cita en la que el liderazgo de los conservadores norteamericanos es para Trump, sin adversarios, sin peros, tras haber arrasado en las primarias de la formación. Lleva dos años primero en las encuestas y ahora, además, hace mofa de la salud de su contrincante, Biden, tras su desastroso debate en la CNN. 

¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de convención? Una convención nacional es el evento donde los partidos ratifican la elección de sus candidatos a presidente y vicepresidente. Para ser nominado como candidato a presidente, primero, el aspirante debe ganar la mayoría de los delegados. Esto normalmente ocurre durante las elecciones primarias estatales y asambleas de partidos, los caucus. 

Después, la elección se confirma a través del voto de los delegados durante la convención nacional. Se espera que, en este caso, Trump acepte la nominación del partido con un discurso el 18 de julio, la última noche de la convención. Los plazos, por ahora, no se han alterado tras el tiroteo, en un intento de dar continuidad a los planes, una imagen de calma y fortaleza. Una vez elegido el candidato del partido que irá a la contienda presidencial, éste anuncia en la convención quién le acompañará en la vicepresidente. 

Tras meses de jugar al despiste -dicen los analistas que porque ni él mismo lo tenía claro- el elegido como compañero de boleta de Trump ha sido el senador de Ohio J.D. Vance, un joven de 39 años que además de político también es empresario y escritor. Radical, del ala dura de los republicanos, como él mismo. 

En el caso de los demócratas, celebrarán su convención nacional más tarde, en Chicago del 19 al 22 de agosto, donde se espera que el presidente Biden sea elegido como el candidato oficial a pesar de que varios congresistas y senadores, además de financiadores, han pedido que se retire de la contienda.

¿Siendo importantes estos eventos en pleno 2024, a pesar de que se prevén pocas sorpresas? La respuesta es sí, por la exposición mediática y la oportunidad de definir el mensaje que se quiere enviar. Y por supuesto, el colorido. Históricamente, son un espectáculo político en el que predominan la música, los aplausos, las celebraciones y los primeros grandes lemas, los ejes vertebradores de la campaña por empezar -formalmente, porque en la práctica lleva meses lanzada- Sirven de vitrina para las ciudades donde se celebran y a ellas asisten los miembros más mediáticos de los partidos, junto a activistas, donantes, congresistas, gobernadores y expresidentes y exvicepresidentes.

En el caso de los republicanos, será todo un homenaje al líder, culto absoluto, más aún ahora que tiene aura de superviviente tras el trágico suceso de la pasada noche. Trump no tuvo quien le diera dolores de cabeza en esas primarias. Estuvo Ron DeSantis, el gobernador de Florida, y, sobre todo, aguantó hasta donde pudo la exembajadora ante Naciones Unidas Nikki Haley, pero en marzo dio un paso al lado viendo que el millonario aplastaba las urnas estado a estado. Llegó a decir que no sabía si pedir el voto para Trump, incluso cuando era el único republicano que quedaba, pero en los últimos días ha confirmado que liberará a sus delegados para que voten a favor de la nominación del expresidente. Trump no es "perfecto", dice Haley, pero las políticas del actual presidente Biden han sido "una catástrofe", rechaza. Así que Trump no tendrá freno ni por ese flanco. 

Sus porcentajes de aval han sido, como poco, del 40%. Imbatible, incluso en mitad de hasta cuatro procesos judiciales por temas que iban del acoso sexual al pago para callar a una actriz porno, pasando por la tenencia de documentos oficiales fuera de la Casa Blanca y el supuesto intento de modificar el resultado de las elecciones de 2020. Procesos que han acabado en condena ya o que se han paralizado en la madeja judicial, beneficiosamente para él, porque podrían dilatarse incuso más allá de las elecciones, sin causarle nuevos problemas en mitad de los mítines. 

Nada de eso le ha dañado. Las encuestas que recoge el agregador de Real Clear Politics dan al magnate 2,9 puntos de ventaja sobre su rival, Biden, si es que finalmente es él el que concurre a los comicios de noviembre. Se quedaría con un 47 a 49% de intención de voto. Es el peor es los escenarios, porque el resto de sondeos le dan, como mínimo, de tres a cinco puntos de ventaja sobre el actual mandatario. 

El portal Metaculus, una comunidad de miles de usuarios dedicados a predecir que tiene el mejor histórico de acierto, estima que el candidato republicano tiene un 65% de probabilidades de regresar a la Casa Blanca.

Lo que se espera es que Trump haga de Trump, anime a su gente y anuncie, al fin, el nombre de su compañero de boleta a la Casa Blanca, tras acabar fatal con su anterior vicepresidente Mike Pence. El martes pasado, en un mitin de campaña en Miani, hizo varios guiños al senador hispano Marco Rubio, por lo que se han disparado las especulaciones de que él es el elegido, pero no hay nada confirmado y Trump es, como poco, impredecible. El político cubano-estadounidense de Florida, junto con el senador J.D. Vance, de Ohio, y el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, conforman la terna favorita de la campaña de Trump para la reelección en noviembre próximo, dicen las encuestas internas desveladas por la prensa local.

Trump ya se ha pasado por alto antes todas las recomendaciones internas en el partido, sin respetar ni familias ni pesos territoriales. A su gusto y sin réplicas, por unidad que ha acabado con las bases de siempre del partido y que, además, contrasta con lo que ocurre en las filas demócratas, donde Biden está cada vez más cuestionado.

Lo que sí tienen ya los republicanos es programa electoral, que incluye llevar a cabo la mayor deportación de migrantes de la historia del país, en caso de que su candidato, Trump, gane de nuevo. El Comité Nacional Republicano (RNC, en inglés) avaló el lunes un programa de 20 puntos para un eventual segundo mandato de Trump (que estuvo en el cargo entre 2017 y 2021). La lista, que adopta la retórica antiinmigración de Trump, propone "detener la invasión migrante" en Estados Unidos y "llevar a cabo la operación de deportación más grande de la historia" del país. El programa político contempla también "poner fin a la inflación" y convertir a Estados Unidos en una potencia energética mundial.

En cuanto a la política exterior, el plan de Trump si regresa la Casa Blanca es "prevenir la Tercera Guerra Mundial, restaurar la paz en Europa y en Oriente Medio". Propone además construir "un gran escudo defensivo contra misiles" en Estados Unidos al estilo de la Cúpula de Hierro israelí y "deportar a radicales pro-Hamás" que participen en protestas universitarias. También plantea "acabar con los cárteles de drogas extranjeros y aplastar la violencia de las pandillas", además de modernizar el Ejército estadounidense para que sea "el más fuerte y poderoso del mundo".

Su propuesta económica es mantener el dólar estadounidense como la principal divisa mundial y evitar recortes en el programa de salud pública Medicare. El programa republicano amenaza con recortar la financiación federal a los colegios que hablen sobre racismo y sobre identidad de género porque cree que son contenidos "inapropiados" para los niños.

También está en contra de que las mujeres trans puedan participar en competiciones deportivas femeninas, y promete proteger la integridad de las elecciones, agitando de nuevo el fantasma del fraude electoral, una teoría en la que Trump ha insistido sin pruebas desde que perdió contra Joe Biden en las elecciones de 2020.

Una mezcla de populismo, radicalismo y capitalismo salvaje sobre la que Trump se ha crecido, ante un partido desgastado, que ha perdido la capacidad de hacerle frente al candidato, y que se aferra a él como caballo ganador. Ahora, más, con un cierre de filas obvio porque han intentado hasta quitarle la vida. Muchos meses denunciando la violencia sectaria en el país, por más que él mismo la liderase en el asalto al Capitolio en enero de 2021, y ahora es víctima de ella. Cuánto usará semejante agresión, nadie lo sabe aún. 

A la espera de cambios, queda el marco de lo que es una convención o debería ser, el lugar en el que elegir el futuro. Los republicanos, parece, se quedan por ahora con un cortoplacismo que ha transformado por completo una fuerza centenaria. 

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Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.

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