Un prisionero de guerra ucraniano revela la tortura diaria que sufría en Rusia
"Me golpeaban con vigas, porras, con los pies, con los puños y con cualquier cosa que tuvieran a mano. De vez en cuando, también usaban una pistola eléctrica".
Petro -nombre ficticio por motivos de seguridad- se encontraba atrincherado en la fábrica de acero y hierro de Azovstal, junto a los últimos defensores de Mariupol, durante el implacable sitio realizado por las tropas rusas durante más de 80 días. Finalmente, el 20 de mayo de 2022, los soldados ucranianos, siguiendo órdenes, depusieron las armas y se rindieron. Tras esto, Petro fue hecho prisionero por los rusos y, según ha contado él mismo al medio Kyiv Post, fue sometido a torturas.
El soldado estuvo en un primer momento detenido durante tres o cuatro días en el "punto de tránsito" de Olenivka, un campo que los rusos instalaron para prisioneros de guerra en la región ocupada de Donetsk. "En Olenivka a nadie le importaba. Todos los que vigilaban el campo tenían órdenes de no tocar a nadie. Por eso, mientras estuve allí, todo estuvo bien", dijo Petro, añadiendo que había mucha gente.
Sin embargo, a los pocos días fue enviado a pasar lo que él llama en broma unas "vacaciones" en el "balneario" de Taganrog, en Rusia, a unos 110 kilómetros de Mariupol. Allí sobrevivió cuatro meses de infierno. "Siempre golpeaban a alguien en algún lugar. Y lo oyes todo el tiempo”, dijo Petro. “Me golpeaban con vigas, porras, con los pies, con los puños y con cualquier cosa que tuvieran a mano. De vez en cuando, también usaban una pistola eléctrica”, relató.
“Con el tiempo te acostumbras, sabes que todos los días te van a pegar por la mañana y por la noche. Es como un horario diario. Te levantas por la mañana y te das cuenta de que en una hora y media te van a dar un ‘masaje’, y vives así”, dijo Petro al mismo medio. Durante los interrogatorios diarios, los rusos le preguntaban por absolutamente todo: "¿Quién era el comandante? ¿Por qué los ucranianos no se habían rendido antes? ¿Cuáles eran sus posiciones? ¿Quién de ellos había matado a civiles?".
Después de los interrogatorios y las torturas de la mañana, llegaba el momento de almorzar, al menos si los soldados rusos que custodiaban a los prisioneros de guerra tenían ganas de darles la comida. El plato más habitual, contó Pedtro, era una especie de chucrut. "Si tomas vinagre, preferirías beberlo, en comparación con esa comida”, agregó. En cuanto a las bebidas: "A veces había agua. A veces no había agua".