Un nuevo informe confirma el efecto no deseado en Corea del Norte
El cierre de la frontera con China agrava la crisis humanitaria y de DDHH en Corea del Norte.
La decisión de las autoridades de Corea del Norte de cerrar su frontera con China durante la pandemia de COVID-19 ha empeorado la crisis humanitaria y de Derechos Humanos en que vive sumido el país, según la ONG Human Rights Watch (HRW), que teme los efectos colaterales de estas decisiones sobre el "sufrido" pueblo norcoreano.
La organización documenta en un informe el impacto de las medidas implantadas durante la pandemia, en la que el régimen de Ki Jong Un ahondó en el aislamiento de Corea del Norte bajo el argumento de la seguridad sanitaria. China había sido tradicionalmente una enlace clave con el exterior y por su frontera pasaban de manera formal o informal todo tipo de productos, incluidos alimentos.
Por este motivo, sellar esta frontera en 2020, sumado a los "efectos indeseados" de las sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU, "han aumentado las dificultades" de la población norcoreana, ha advertido la investigadora Lina Yoon, cuya ONG ha recopilado testimonios directos y examinado documentación para evaluar el empeoramiento de la situación sobre el terreno en estos últimos años.
Durante la pandemia, el régimen llegó a autorizar el disparo contra cualquier persona o animal que se acercase a la frontera, donde también venía funcionando desde la década de los noventa una actividad informal. Muchas familias dependen de ella para obtener dinero o comida, advierte HRW, que ha hablado con decenas de ciudadanos que viven ahora fuera de Corea del Norte.
Un análisis de seis zonas fronterizas repartidas por más de 320 kilómetros muestra la construcción de casi 500 kilómetros de nuevas vallas. La mayoría de las zonas tienen ahora dos o incluso tres filas de vallas, mientras que las instalaciones para los oficiales se han multiplicado por 20 desde 2019 --habría una cada 110 metros--.
Una "cárcel gigante"
La emergencia sanitaria ha servido, además, para intensificar los límites a la comunicación con el mundo exterior y al acceso a la información, al tiempo que se ha aumentado todo tipo de medida de "control ideológico" para impedir cualquier actividad subversiva.
Yoon ha recordado que "los norcoreanos llevan décadas viviendo con privaciones y aislados", por lo que ha exhortado a la comunidad internacional a "presionar" a Kim Jong Un para que termine con los abusos "sistemáticos" e inicie un diálogo con el que "reabrir el país al mundo exterior".
"El líder norcoreano debería terminar con las políticas que prácticamente han convertido a Corea del Norte en una cárcel gigante, reabrir sus fronteras al comercio, relajar las restricciones de viaje internas y permitir una asistencia internacional de emergencia", ha planteado la investigadora de HRW.