El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha anunciado que pretende reducir el gasto del Pentágono. En este sentido, trasladará hasta 50.000 millones de dólares del presupuesto del organismo en "programas de bajo impacto y baja prioridad" a otros que se alineen con los planes de defensa del presidente Trump.

Según publica el medio New York Post, un experto insiste en que "el primer elemento en el bloque de recortes debería ser el misil Long-Range Standoff, que costará al menos 16.000 millones de dólares en los próximos 10 años". Este misil de crucero tiene capacidad nuclear, lanzado desde el aire, "destinado a ser transportado por bombarderos como el B-52, el B-2 y el B-21 e incluye una tríada de armas aéreas, terrestres y marítimas". Pero, "es posible que no necesitemos armas nucleares basadas en el aire". 

En este sentido, la publicación enumera dos justificaciones a tener en cuenta. 

De acuerdo a la información difundida, la oficina de Presupuesto del Congreso estadounidense estimó que se evitarían "alrededor de 16.000 millones de dólares en costos de desarrollo y adquisición en los próximos 10 años". Además, la eliminación de millones de dólares al año en mantenimiento y modernización y entrenamiento de la tripulación.

Asimismo, el dinero ahorrado "debe utilizarse de inmediato para construir y modernizar la Fuerza Aérea que necesitamos para luchar contra China y Rusia: aviones de transporte, aviones de reabastecimiento, municiones convencionales y, lo que es más importante, tantos B-21 como podemos tener en nuestras manos". En este sentido, "acabar con el misil es sólo el primer paso hacia el objetivo del presidente de traer la paz a través de la fuerza".