Ucrania, defensa, ampliación, Gaza, campo: un Consejo en el que todo pesa, a tres meses de votar
Los líderes de los Veintisiete se citan en Bruselas con la necesidad de hacer "cambios de paradigma" ante un mundo cambiante. Y todos a una, un reto más.
Del Consejo europeo de este jueves y viernes en Bruselas quizá no salgan muchos compromisos concretos, medibles, pero forzosamente tendrán que ponerse las bases para abordar responsabilidades por venir. De mucho calado, hondas como las amenazas y los cambios que afronta la Unión Europea. Habrá un poco de todo: ayuda a Ucrania, apuestas en defensa y seguridad, ampliación del club comunitario, guerra en Gaza, agricultura... Todo necesita compromisos firmes, todo demanda unidad, y todo se complica con el escenario electoral a la vuelta de la esquina, en tres meses.
En la carta que Charles Michel, presidente del Consejo, ha enviado a los líderes de los estados miembro, Ucrania es lo primero, porque afronta un "momento crucial" tras entrar en su tercer año de guerra. "La urgencia, la intensidad y la determinación inquebrantable son imperativas", afirma el belga. Pone a los socios una tarea "principal": "la rápida prestación de ayuda militar". Y recuerda el ejemplo de la reciente iniciativa checa, que ha activado un plan de compra rápida de munición que ya ha recaudado para 300.000 proyectiles.
Europa ha apoyado y apoya en lo político, lo financiero, lo económico, lo humanitario, lo militar y lo diplomático a Kiev, con un montante total de 138.000 millones de euros, pero no es suficiente para vencer al invasor ruso. Michel llama en la reunión de estos dos días a "fortalecer y acelerar" esfuerzos y centrarse en "implementar" y hacer cumplir "eficazmente" las sanciones, que aún no dañan al régimen de Vladimir Putin como desearía Bruselas.
Una de las vías para hacer daño es usar las "ganancias inesperadas" de los activos inmovilizados a Rusia. Se sabe que la Unión está avanzando en su plan de utilizar ese dinero para enviar armas y fondos a los de Volodimir Zelenski. El jefe de la diploamacia de la UE, Josep Borrell, recibió la luz verde esta semana de parte de los ministros de Exteriores para ello y se espera que los presidentes y primeros ministros lo ratifiquen. Los esfuerzos del Gobierno de Estados Unidos, su principal asistente, para obtener fondos están estancados en el Congreso y por eso Europa es más importante que nunca en ese flanco.
La UE tiene alrededor de 200.000 millones de euros en activos del banco central ruso congelados en Bélgica, en represalia por la guerra. El bloque calcula que esos activos generan intereses de alrededor de 3.000 millones de euros anuales. "Los rusos no estarán muy felices. La cantidad de dinero, 3.000 millones anuales, no es extraordinaria, pero tampoco es irrisoria", dijo Borrell a la prensa el lunes.
Un pequeño grupo de países miembros, sobre todo Hungría, se niegan a proporcionar armas a Kiev, de modo que esas ganancias se dividirían. Alrededor del 90% de los euros irían a un fondo especial que usan varios países de la UE para reembolsar los fondos por las armas y municiones que envían. El 10% restante iría al presupuesto de la UE para reforzar la industria de defensa ucraniana. Los países que objetan el envío de armas podrían sostener que no lo hacen, dijo Borrell. Bajo la interpretación actual de los tratados de la Unión, no se puede usar el presupuesto para comprar armas, pero el fondo especial -llamado Fondo Europeo por la Paz- no es parte del presupuesto ni tiene que satisfacer las mismas pautas legales o ser aprobado por el Parlamento Europeo.
A este Consejo, además, llega fresco el debate sobre el envío directo de soldados europeos a suelo ucraniano, algo que puso sobre la mesa el presidente francés, Emmanuel Macron, aunque acabó reculando. Ha chocado sobre todo con Alemania, ya que el canciller Olaf Scholz lo rechaza tajantemente, justo cuando además se siente muy presionado para enviar a Ucrania misiles Taurus que, dice Zelenski, podrían marcar la diferencia en la guerra. Por ahora se niega, aunque se lo haya pedido el Parlamento, por el riesgo a una internacionalización de la contienda.
Compromiso en seguridad y defensa
La amenaza rusa ha puesto al mundo y a Europa en particular ante un "cambio de paradigma", en palabras de Charles Michel, y por eso es el momento de abordar nuevas políticas de seguridad y defensa, que serán parte del corazón de esta cumbre. Asume la UE que no se ha invertido lo suficiente en esta parcela durante décadas y que ahora, "ante la mayor amenaza desde la Segunda Guerra Mundial", es hora de adoptar medidas "radicales y concretas". Eso significa, detalla, gastar más en la materia y comprar de forma conjunta, como ya se hizo con las vacunas del covid, "de forma más eficiente".
Esa apuesta llevará, en paralelo, a más ayudas a la industria de defensa "a acceder a fondos públicos y privados y a reducir las cargas y barreras regulatorias", o sea, menos burocracia y más alicientes para tener lo que se necesita sin depender tanto del exterior. Según el último informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), de la semana pasada, las importaciones de armas en Europa casi se duplicaron en el último lustro por Ucrania, lo que ha permitido a EEUU reforzar su liderazgo en el comercio mundial de armamento.
El presidente del Consejo europeo va más allá y recuerda a los socios la necesidad de construir "una mentalidad de seguridad estratégica", que necesita de un liderazgo "fuerte" y una "comprensión profunda de las urgencia del momento y las amenazas" que se enfrentan. El martes, en un evento de Euronews, Michel se mostró conforme con el aviso de la ministra española de Defensa, Margarita Robles, sobre el riesgo que entraña Rusia y la falta de conciencia de ello que aún tiene la ciudadanía.
Los pasos de la ampliación
Central en el debate será también la ampliación al este de la Unión Europea. Ucrania, Moldavia y, sobre todo, Bosnia-Herzegovina, arriba en la agenda. Aunque no se esperan grandes decisiones, los líderes comunitarios escucharán las evaluaciones orales de cómo va el proceso de los dos primeros estados, después de que en diciembre se diera luz verde al inicio de las conversaciones de adhesión.
Hay que ver cómo van las reformas necesarias para poder entrar en el club y analizar, también, el impacto de los retrasos reconocidos por la presidenta de la Comisión, la alemana Ursula von der Leyen. El mes pasado afirmó que la petición de entrada formal no se estudiará antes del verano, pese a que el proceso se ha acelerado frente a otras aspiraciones pasadas. Hay "diferentes posiciones de negociación" y revisar todas las opciones lleva tiempo, justificó.
Y es que hay unos marcos de negociación y 35 capítulos que fijan los pasos del proceso que deben ser aprobados por los estados miembros antes de que puedan comenzar las conversaciones formales. Y más: debe celebrarse una conferencia intergubernamental, que marque la apertura oficial de las conversaciones con ambos países. Ambas decisiones requieren unanimidad, lo que los diplomáticos de la UE creen que será difícil de lograr entre los líderes de la UE este jueves.
En el caso de Bosnia, en la cumbre se presentará un informe por escrito del proceso, ligeramente más retrasado que el de ucranianos y moldavos. Es importante conocer qué reformas se han aplicado ya, porque también aquí hay división de opiniones, en este caso entre el plano técnico y el político: Von der Leyen sostiene que se han dado "pasos impresionantes", mientras que altos funcionarios de la Comisión dicen a medios como Euractiv que son "limitados", sobre todo en materia electoral. La pelea, dicen, entre el mérito y las urgencias geopolíticas hay que aclararlo también.
La germana llegará al debate tras plantear internamente la posibilidad de presentar facilidades a la entrada de nuevos socios, por ejemplo, dándoles algunos beneficios parciales antes de ser miembros de pleno derecho, una especie de membresía gradual que acerque a los países y les ayude, además, en la transición.
Michel, en su misiva, recuerda que no sólo hay que hablar de quién entra, sino de las reformas que la propia UE debe abordar en paralelo a este crecimiento y que afectan incluso a sus tratados fundacionales. Así se podrá garantizar que los estados miembro, los aspirantes y la UE "están preparados en el momento de la adhesión", con una "agenda estratégica" común que la presidencia temporal belga va a acelerar para tener de cara a junio, en su última cumbre.
Gaza: paren ya
La UE ha ido danzo bandazos en su posición respecto a la guerra de Gaza, desde la posición proIsrael de Von der Leyen, con la defensa a ultranza del derecho a la defensa y la amenaza de cortar ayudas a Palestina, a la actual defensa del alto el fuego y la denuncia de la desproporción de Tel Aviv. Atentados de Hamás y ataques de las IDF posteriores han "cruzado el borde de la humanidad", en palabras del presidente del Consejo, "han muerto demasiados civiles" -quiera decir lo que quiera decir ese demasiados- y "demasiadas vidas están en riesgo", por lo que hay que actuar.
Europa planteará este jueves y viernes un alto el fuego "sostenible" para defender a los gazatíes, la vuelta de los rehenes israelíes a casa, garantías de la entrada de ayuda humanitaria ante la situación de hambruna -el hambre se usa como arma de guerra, afirma Borrell- y que se intensifiquen los esfuerzos para evitar una escalada regional del conflicto. La solución de dos estados, nuevamente, estará en el texto final como única salida posible a un problema viejo de 75 años. Mientras eso llega, una llamada: "Es necesario respetar plenamente el derecho internacional", dice Michel con la vista puesta en Israel.
Los líderes iniciarán la cumbre con una reunión con el secretario general de la ONU, António Guterres, con el que podrán abordar todo lo anterior y la situación financiera de la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), acusada por Israel de terrorismo sin pruebas concluyentes, caso por el que hay una investigación abierta.
Guiños para el campo
Tras las multitudinarias protestas del mes pasado por parte de los agricultores europeos, prácticamente en todos los estados y también en la capital comunitaria, Bruselas anunció que reculaba en distintos puntos, con el fin de evitar esta conflictividad y más a poco de ir a las urnas. Dijo Von der Leyen que retiraba su plan de reducir un 50% los pesticidas ante la "polarización" suscitada.
Ahora, es tiempo de que los mandatarios tomen nota de las peticiones y las encajen con sus planes. "Han expresado sus preocupaciones alto y claro", asume Michel. Por eso ahora hay que "actuar con decisión", hacer balance de cómo han quedado las cosas en los Veintisiete y luego, "garantizar que se avance sin demora", sobre todo en el nudo que supone la cadena de suministro de alimentos y la competencia leal.
Sobre la mesa, concreto, está una propuesta para reducir la carga administrativa de los agricultores. Las líneas maestras se han comunicado antes de la cumbre, los estados deben afinarla ahora y se debatirá finalmente entre los ministros del ramo el próximo día 26. La idea es rebajar los requisitos medioambientales que se deben cumplir para acceder a ayudas de la Política Agraria Común (PAC) a las pequeñas explotaciones agrarias, de menos de 10 hectáreas, y hacerles las cosas más sencillas.
Ya se han anunciado medidas para dar una "flexibilidad adicional" en el uso de la tierra de barbecho y establecer salvaguardas en las importaciones de Ucrania. También se ha abierto el llamado "diálogo estratégico" en el que colaboran de cooperativas a académicos. Sobre la queja de los agricultores por los acuerdos comerciales con terceros países, que permiten importar productos que no cumplen los mismos altos estándares que en la UE, Von der Leyen dijo que "por supuesto, hay que defender los intereses legítimos en las negociaciones comerciales, en particular para asegurar un equilibrio", pero aún no han trascendido propuestas en detalle.
Las dos jornadas de reuniones incluirán también un apartado sobre inmigración y otro sobre economía. En el primero, el debate viene de largo, por lo que habrá que profundizar, más que innovar, en los puntos que más preocupan: aumento de la acción exterior y asociaciones con países de origen y tránsito -se acaba de firmar un acuerdo con Egipto por 7.400 millones de euros que también tiene que ver con hacer de tapón si los palestinos tienen que salir de Gaza-, abordar las causas "profundas" de la migración, las oportunidades para la migración legal, el control efectivo de las fronteras exteriores de la UE y la lucha contra el crimen organizado, la trata de seres humanos y el contrabando.
Sobre dinero, el viernes habrá una cumbre del euro, para tomarle el pulso a la situación actual. Los líderes abordarán las prioridades para el Semestre Europeo de 2024, que es el ejercicio anual de la UE para coordinar las políticas económicas, fiscales, de empleo y sociales. El plan es respaldar la llamada "Recomendación sobre la política económica de la zona del euro", que fue aprobada por el Consejo en enero.
La Unión ha perdido impulso de crecimiento en 2023, en un contexto de elevada inflación y condiciones de financiación más estrictas, y sólo se espera un repunte moderado del crecimiento en 2024. Toca ver cómo ser más competitivos a la par que prudentes, mitigar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y mejorar el acceso a la financiación, defienden los estados.
Mucha plancha que no dejará a los presidentes y primeros ministros ni echarle una mirada al encapotado cielo de Bruselas.