Zelenski abre otra línea roja con Occidente y pide sus cazas para proteger "los cielos" de Ucrania
A la espera de los tanques que aún no van a llegar y frente a la advertencia de Rusia sobre el uso de aviones occidentales en el conflicto.
Llegó el acuerdo occidental para dotar de tanques a Ucrania. Asunto resuelto, o eso penaba Kiev, que celebró con efusividad la promesa de EEUU, Alemania y otros socios europeos de enviar sus modernos blindados. Pero nada más lejos de la realidad...
Porque las cuentas no salen. Ni por cantidad ni por plazos. Zelenski, aparentemente ajeno a las dificultades técnicas de sus aliados, reclama "entre 300 y 500" tanques "para llevar a cabo una ofensiva en nuestro territorio, en nuestra tierra, para proteger a nuestra gente", ha apuntado al canal británico Sky News. De momento sus cálculos están muy lejos de lo que se conoce: la suma de las unidas comprometidas no llegaría ni a 100.
Pero no es un problema únicamente de números. Insistía recientemente el mismo presidente ucraniano ante la OTAN en Alemania que necesitaban armas pero que las necesitaban con urgencia. Y añadía que con las dudas, las esperas, era Rusia la que salía ganado. En ese escenario, la tardanza mostrada por Occidente para actualizar y habilitar sus esperados tanques son munición para la retórica rusa. El asunto va para largo.
Por ello, Ucrania ha cambiado el foco. Y con esas prisas, desde Kiev se insiste ahora en el apoyo aéreo en forma de cazas cedidos por los aliados occidentales. Un nuevo foco por el que Rusia ha vuelto a amenazar al mundo, porque sería otra "escalada" en la tensión internacional, dicen. La enésima subida de tono del Kremlin.
Pero, ¿qué pasa con los tanques?
Lo que en principio parecían semanas ahora son meses. Y según el estado, no pocos meses. Entre los países que han comprometido sus carros de combate los problemas se multiplican. 24 horas tardó, por ejemplo, EEUU en pasar del rimbombante anuncio de Joe Biden a la disimulada matización de la subsecretaria de Defensa.
En el caso estadounidense, los Abrams que adelantó el presidente tienen letra pequeña. Dado que los M1 son demasiado pesados y menos ágiles en combate que los Leopard 2 alemanes, EEUU ha optado por enviar un modelo nuevo. Buenas noticias, a priori. Pero son carros tan nuevos que ni existen aún: el país aún no dispone de los 31 vehículos montados, acabados y testados para poner a disposición de Ucrania. El asunto tardará un tiempo, bastante más del mes de marzo en el que se espera que Alemania haga efectivo la entrega de sus 14 tanques.
El caso español es diferente. Defensa dispone de varios centenares de unidades de Leopard 2, pero en su mayoría están desactualizados o directamente rotos. Inutilizables hasta que no se les haga una severa puesta a punto. Taller a gran escala y varios meses de espera. El plazo marcado es "primavera", ha apuntado Margarita Robles.
Y los tiempos se alargarán más. Porque tanto los Abrams como los Leopard 2 (incluso los Challengers 2 británicos) son vehículos radicalmente diferentes a los T soviéticos que sigue usando el ejército ucraniano. Su manejo requerirá semanas de arduo aprendizaje, como apuntaba (esto sí lo dijo) Biden, al hablar de "los mejores tanques del mundo, pero complejos de operar y mantener". "Llevaremos los tanques cuando sepamos que los militares ucranianos están totalmente preparados para su manejo", añadió
Y ahora, los cazas: Occidente, ante su nueva 'línea roja'
Conseguido el objetivo a medio plazo de los tanques, la historia se repite. Kiev suma otra petición límite: los cazas occidentales, en concreto los F-16, que según el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Oleksiy Danílov "pronto estarán en los cielos de Ucrania". Dimitro Kuleba, titular de Exteriores, también se ha mostrado confiado tras hablar con "algún" colega.
Jugando un mensaje en positivo, Kiev lo vende como un futuro refuerzo seguro. "Es un avión multipropósito, el más extendido en el mundo, que puede ser la mejor opción", añadía este viernes el portavoz de las Fuerzas Aéreas, el coronel Yuriy Ignat.
Lo cierto es que el debate ya está en la mesa de los 'socios' europeos y norteamericanos, pero con posturas enfrentadas, como ocurrió previamente ante la posible entrega de sistemas de misiles HIMARS y de defensa antiaérea Patriot y ahora con los tanques. Pero el wishful thinking de Kiev es demasiado aventurado por ahora.
De momento, nadie ha dicho que sí. Lo más, que EEUU no excluye el suministro de "ningún sistema concreto de armamento" y adelanta que "estudiaremos muy exhaustivamente" la petición, en palabras de un alto cargo de Seguridad Nacional. Países Bajos tiene, por su parte, la "mente abierta", como ha confesado su ministro de Exteriores, al contrario que Alemania. Después de ceder a la presión mundial con los Leopard ha dicho basta por ahora. El propio canciller, Olaf Scholz, sentenció en el Parlamento que el envío de F-16 "hasta ahora no ha ocurrido y no ocurrirá más adelante". Esto, igual que los tanques, va para largo.
Rusia, de "escalada" en "escalada" y con un mensaje cercano al de Trump
Mientras, poco (o nada) ha cambiado en el discurso oficial ruso. Si la entrega de tanques occidentales lo consideraban un aumento de la tensión internacional, la mera posibilidad de que sus cazas sobrevuelen el espacio aéreo ucranio lo consideran algo peor aún.
La palabra estrella ahora es "escalada" en un conflicto, que según el entorno de Putin hace tiempo ya es un "choque directo" entre bloques aunque no haya un soldado occidental en batalla.
"Estamos ante una escalada de tensiones, incluido por el suministro de tanques y las continuas discusiones sobre el componente aéreo", ha apuntado el portavoz, Dmitri Peskov. La voz del régimen de Putin cree que todo "obedece a las decisiones de Washington y las capitales europeas" y añade que la "llave" del futuro de la guerra está en EEUU.
"Pero vemos que el actual inquilino de la Casa Blanca no quiere usarla y opta por continuar atiborrando de armas a Ucrania", ha añadido. Una postura no lejana, casualidad o no, de las últimas declaraciones de Donald Trump. En su inmensa precampaña, el magnate republicano ha señalado ufano que podría resolver la guerra "en 24 horas" si fuera presidente. Obviamente no ha dicho cómo.
La guerra que sigue
Es tal la pelea diplomática que hasta la propia guerra en sí queda relegada a un segundo plano a la espera de grandes novedades. De momento, la batalla se centra en la localidad de Vuhledar, al oeste de la ciudad de Donetsk.
En los últimos días es este el foco de los peores combates, aunque el Gobierno de Ucrania niega que se esté produciendo una "gran ofensiva rusa" y únicamente reconocen movimientos tácticos de Moscú para ganar posiciones en la zona
Muy cerca de este municipio, en Bohoyavlenka este viernes se ha notificado un bombardeo que ha acabado con la vida de dos personas. Además, siguen los ataques aéreos sobre Bajmut, otro de los epicentros recientes de la guerra, y otras localidades cercanas, como Torske, Zarichne y Yampil. Tras la conquista de Soledar, la ofensiva rusa continúa en esa zona, con el objetivo de Kramatorsk y Sloviansk.