Rusia amenaza con la aniquilación nuclear y Europa saca pecho

Rusia amenaza con la aniquilación nuclear y Europa saca pecho

Moscú acrecienta sus avisos a la UE, calculando hasta el tiempo que tardarían sus cohetes en atacar el Parlamento Europeo, pero los líderes comunitarios entienden que la línea roja ya se cruzó atacando a Ucrania y no se hunden con su fiereza. 

Montaje entre la bandera rusa y un hongo nuclear.Anton Petrus / Getty Images

Las amenazas nucleares de Rusia han sido constantes desde que invadió Ucrania en febrero de 2022, pero se han tornado más urgentes, intensas y rápidas en los últimos días. En un mensaje en Telegram el mes pasado, un miembro del consejo de seguridad del Kremlin incluso mencionó un objetivo específico en el corazón de Europa, junto con el tiempo que tardaría un misil ruso en lanzar una ojiva nuclear a ese lugar. Pese a ello, los líderes europeos apenas parecen inmutarse. No ven cerca la aniquilación

Este empeño en ignorar la amenaza ha sido analizado por Simon Shuster, especialista de la revista norteamericana TIME en defensa y exteriores, acumulando las declaraciones que constatan esa línea

"No puedo asegurarles si es un farol o no", sostiene, por ejemplo, Mette Frederiksen, la primera ministra de Dinamarca, entrevistada por el citad medi. La socialdemócrata, que ha sido una de las defensoras más enérgicas dentro de la alianza de la OTAN de una mayor ayuda militar a Ucrania, añade: "Mi opinión es que nunca podemos permitir que alguien que no respeta la democracia, los derechos humanos y todas las cosas en las que creemos, no podemos permitir que decida lo que el resto de nosotros debemos hacer".

Con sus crecientes amenazas de guerra nuclear, Rusia ha intentado impedir que los países occidentales apoyen a Ucrania, en particular cuando se trata de ataques a larga distancia contra objetivos rusos. El 19 de septiembre pasad, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que exigía que Ucrania recibiera armas y permiso para lanzar tales ataques, y la respuesta de Moscú fue inusualmente contundente.

"Lo que pide el Parlamento Europeo conducirá a una guerra mundial con el uso de armas nucleares", escribió en Telegram Vyacheslav Volodin, presidente del parlamento ruso y miembro del consejo de seguridad del estado. Uno de los misiles balísticos intercontinentales de Rusia, añadió, sólo tardaría tres minutos y 20 segundos en lanzar una ojiva nuclear a Estrasburgo (Francia), sede del Europarlamento. "¿Quieren los ciudadanos europeos que la guerra llegue a sus hogares?", preguntó Volodin.

"¿Quieren los ciudadanos europeos que la guerra llegue a sus hogares?"

Pero la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, no parecía alarmada ni particularmente sorprendida por la retórica apocalíptica. "Es una reacción típica", dijo igualmente a TIME unos días después. "Es confrontativa". Cuando se le preguntó si se tomaba en serio esas amenazas, la conservadora maltesa agregó: "Si esa va a ser la retórica cada vez más utilizada, es algo para lo que tendremos que estar preparados".

La respuesta que la revista califica de "mesurada" está en línea con una tendencia creciente entre los funcionarios occidentales. Para muchos de ellos, Vladimir Putin ha comenzado a sonar como el niño que gritó "armas nucleares" demasiadas veces (Pedro y el lobo, vaya), atenuando el impacto de su propia disuasión nuclear y permitiendo que muchos europeos se deshicieran del miedo que les inspiraba. 

"El miedo y el liderazgo no van de la mano", añade Frederiksen. La costumbre occidental de preocuparse por las líneas rojas de Putin, agregó, había causado demasiados retrasos en el apoyo a Ucrania. "La única línea roja que veo en esta guerra ya se cruzó cuando atacaron a Ucrania", recalca.

El Kremlin, consciente de que sus líneas rojas están siendo ignoradas, ha seguido trazando más. Unos días después de la amenaza de Volodin contra la ciudad de Estrasburgo, Putin dijo en una reunión televisada de su consejo de seguridad que Rusia tendría que reducir su umbral para el uso de armas nucleares. Si se enfrentara a un ataque a gran escala con armas convencionales, como misiles o incluso drones, Putin sugirió que Rusia podría responder con una bomba atómica.

Ese cambio formal en la doctrina nuclear rusa -que hasta ahora preveía una respuesta nuclear sólo en caso de una amenaza existencial para Rusia- acaparó los titulares y provocó una nueva ronda de debates en las capitales occidentales, pero no provocó un cambio perceptible en el tono de Ucrania o sus aliados más cercanos. "Rusia ya no tiene ningún instrumento para intimidar al mundo aparte del chantaje nuclear", dijo Andriy Yermak, el jefe de gabinete del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, en respuesta a la última amenaza de Putin. "Esos instrumentos no funcionarán".

Propaganda o realidad. Es lo que hay que aclarar.