La razón por la que una mujer tiene difícil pilotar un caza F-35, según la fuerza armada británica
El motivo reside en uno de los complementos que necesitan llevar para manejar el avión de combate.
30. Esa es la cifra de mujeres que la fuerza aérea británica (más conocida como la Royal Air Force) tiene en su plantilla. Sin embargo, ninguna de ellas puede pilotar el caza de quinta generación F-35.
Y, según el jefe de la Royal Air Force, Michael Wigston, no se trata ni de un capricho ni de una discriminación hacia a la parte femenina de la fuerza aérea, sino que tiene una explicación.
El motivo, tal y como detalla Wigston y recoge La Razón, es que el casco diseñado para manejar este avión de combate es demasiado pesado como para ser utilizado por alguna de la treintena de mujeres que forman parte de la Royal Air Force.
En concreto, el casco (modelo Gen III) pesa 2,3 kilos. Y la fuerza aérea británica estipula que cualquier piloto, independientemente de que sea hombre o mujer, debe pesar como mínimo 68 kilos para ponérselo y, por ende, pilotar el caza F-35, uno de los más sofisticados y anhelados del planeta.
“Ese es el límite de peso mínimo para el F-35, y no importa si eres hombre, mujer o cualquier persona, eso es lo que se pide”, ha argumentado en una comparecencia parlamentaria el máximo responsable de la Royal Air Force.
Un riesgo importante de sufrir lesiones en el cuello
Michael Wigston ha detallado que los pilotos que no cumplen esas condiciones físicas corren un alto riesgo de sufrir lesiones en el cuello si fueran expulsados del caza F-35 en caso de emergencia.
La razón de que el casco del F-35 sea de mayor peso que el de otros aviones de combate se debe a que el mismo está equipado con pantallas que proporcionan al aviador datos esenciales durante las misiones, como la velocidad, el rumbo, la altitud, la información del objetivo y las advertencias del centro de control.
De esta forma, los pilotos no necesitan estar pendientes de la pantalla de visualización frontal. Toda la información se proyecta sobre la visera. Con ello, se reduce la carga de trabajo y, sobre todo, se incrementa la capacidad de respuesta ante las situaciones imprevistas que pueden darse en este tipo de vuelos.