¿Quién quema coranes en Suecia? Un refugiado iraquí cercano a la ultraderecha
No, desde luego que no hay cientos o miles de suecos prendiendo fuego a las escrituras sagradas. Son casos aislados, de una sola persona en realidad, pero que están causando un enorme revuelo en el mundo árabe.
El autor de las últimas quemas del Corán en Suecia, que han provocado un conflicto diplomático con el mundo árabe, es Salwan Momika, un refugiado iraquí de 37 años que simpatiza con la ultraderecha sueca.
Llegó a Suecia hace cinco años y adquirió en 2021 el estatus de refugiado político, con un permiso de residencia provisional hasta 2024, aunque las autoridades migratorias abrieron hace semanas un expediente para estudiar si es revocable tras recibir nuevas informaciones sobre el caso.
A Momika se le ha relacionado con las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), una coalición paramilitar de milicias iraquíes que luchaban contra el grupo Estado Islámico (EI), pero él niega cualquier vínculo, asegura haber liderado un partido político en su país y se considera un asilado político.
Su nombre saltó a las portadas de los medios suecos hace un mes, cuando quemó un Corán frente a la principal mezquita de Estocolmo, un acto que ha repetido otras dos veces delante de la embajada iraquí y, ayer, junto al Parlamento.
"Me preocupan la sociedad, las leyes de este país y los valores suecos más que ninguna otra cosa", declaró recientemente a Svenska Dagbladet, uno de los principales rotativos suecos.
Momika ha desligado su activismo de la solicitud de entrada en la OTAN de Suecia, pendiente de la ratificación de los dos últimos países miembros, Hungría y Turquía, este último uno de los más feroces críticos de las quemas.
"No hay que mezclar la libertad de expresión con la política", ha afirmado Momika, que ha contado con el apoyo de otro compatriota, Salwan Najem, de 48 años, residente en Suecia desde hace un cuarto de siglo y que adquirió la nacionalidad sueca en 2005.
Expansión del problema
Las quemas del Corán, que también se han producido en la vecina Dinamarca, han generado reacciones diplomáticas y económicas en el mundo islámico y colocado a Suecia en la "peor" situación de seguridad desde la II Guerra Mundial, en palabras de su primer ministro, Ulf Kristersson.
Pero Momika, que tiene una condena menor en 2022 por amenazar con un cuchillo a un compañero de piso, ha resaltado que va a continuar con sus acciones, mientras el Gobierno estudia una prohibición y la Fiscalía le ha abierto una investigación por un posible delito de incitación al odio contra un grupo religioso.
"Seguiré quemando Coranes hasta que Suecia entienda que llaman a la violencia", dijo recientemente a Dagens Nyheter, la principal cabecera sueca, Momika, que se declara ateo aunque confesó anteriormente el cristianismo.
Momika asegura también que ha recibido múltiples amenazas por sus actos y no oculta sus simpatías por el ultraderechista Demócratas de Suecia (SD), segunda fuerza política y aliado externo del Gobierno que rige el país desde noviembre pasado.
"Es el único partido que defiende a Suecia y los valores suecos", ha dicho del SD, por el que piensa presentarse a diputado en los siguientes comicios generales.