Qué puede hacer Rusia ante la llegada de los tanques occidentales de apoyo a Ucrania
Sólo Putin sabe lo que tiene en la cabeza: adelantar la ofensiva de primavera, extender la guerra, redoblar esfuerzos ante los críticos o plantear negociaciones.
El armamento está en camino. En esta semana, los aliados de Ucrania han desbloqueado el envío de tanques Leopard (alemanes) y Abrams (norteamericanos), en un paso que puede cambiar el curso de los acontecimientos en la guerra contra el invasor ruso. Kiev pide más, de artillería de largo alcance a drones, para poder la batalla en primavera y superar a su adversario.
Los escenarios que se plantean a continuación, incluso si Ucrania avanza y recupera terreno, inquietan a Occidente. La guerra, en estos meses por venir, puede intensificarse, puede adelantarse la campaña de primavera en un intento de Rusia de atacar antes de que su adversario se ponga su nueva armadura. También puede acabar en un desbordamiento de fronteras, en una internacionalización como la que amenaza el Kremlin, que habla de "catástrofe global" si llevaban los blindados. Ha usado otros términos igualmente inquietantes: "extremo peligroso", "provocación", "bravuconada"... Los tanques, avisa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, "arderán como el resto" de la ayuda aliada. Y si se busca la derrota de Rusia, la consecuencia será "una guerra nuclear", sostiene, aumentado el envite, el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso y expresidente Dmitri Medvédev.
La OTAN puede verse obligada a intervenir, pero también puede ser que Putin sea derrocado si pierde, porque en Moscú no gustan los perdedores; históricamente, mandatario que pierde, mandatario que cae. Si eso pasa, puede llegar un relevo democrático, o uno del corte de Putin, o peor que él, a la vista del poder que están tomando círculos como los del Grupo Wagner. Nadie sabe lo que puede pasar, mientras, con las armas nucleares. La guerra entra en una nueva fase y tiene a los analistas divididos, porque todo depende de alto tan volátil e impredecible como lo que le pase a Putin por la cabeza.
Deprisa, deprisa
Los expertos del Atlantic Council norteamericano, un tanque de pensamiento dedicado a asuntos internacionales de los más reputados del planeta, han elaborado una serie de escenarios futuros para Ucrania, ahora que la guerra está a punto de cumplir un año, el próximo 24 de febrero, en el que también se detienen en analizar la posible reacción de Moscú a la llegada de más armamento para Kiev.
Uno de ellos, Michael John Williams, llama a estar atentos a un anticipo de lo que Putin tenía preparado para cuando se fuera el frío: más armas compradas a Irán o a Corea del Norte y más reclutamiento forzoso para avanzar sobre el país vecino. Comienza afirmando que "no se deben exagerar las implicaciones" del envío de tanques, aún siendo importantes en la batalla. Es por eso que Volodimir Zelenski no para de pedir más. "En primer lugar, la medida es en gran parte simbólica. Zelenski solicitó 300 tanques y la asignación combinada de tanques Abrams, Leopard 2 y Challenger 2 [británicos, anunciados antes que los demás] es ahora de alrededor de 100. Tomará tiempo llevar estos materiales al campo de batalla y entrenar fuerzas para operarlos de manera efectiva. Por lo tanto, habrá un lapso de tiempo desde la decisión hasta el despliegue", advierte.
"Cien tanques es mejor que cero", asume, pero no hay que perder de vista que Putin tendrá ahora "incentivos para lanzar una gran ofensiva antes de que este equipo esté operativo en el campo". "¿Por qué esperar a que los tanques estén en tierra y atacar a Rusia", se pregunta. Por eso, entiende que puede legar un ataque violento "más temprano que tarde".
En su opinión, Occidente debería enviar más tanques aún, especialmente de los Leopard 2, que por características técnicas y de mantenimiento y por su cercanía geográfica y facilidad de transporte parece el ideal para esta contienda. Sería una manera de actuar con "anticipación", dado que Kiev "necesitará lanzar una contraofensiva a gran escala". Más vehículos y más compromiso, dice, como los que entiende que deben llegar de Francia con su modelo Leclerc o el planteamiento, en fase de estudio, de trasladar cazas de combate. "Un compromiso mayor puede desincentivar a Rusia para atacar sabiendo que el compromiso será sustancial y difícil de superar, y puede repeler mejor una ofensiva rusa", concluye.
El ex director general de Roscosmos y jefe del grupo especial de asesoramiento militar conocido como Lobos del Zar, Dmitry Rogozin, ha declarado a la agencia rusa RIA Novosti que una versión de choque del robot ruso Marker se va a desplegar ya el mes entrante para "destruir" los tanques "enviados por la OTAN".
De momento, en esta semana ya ha sido evidente que se han redoblado los ataques, que han puesto en alerta a todas las regiones ucranianas de forma simultánea, insistiendo en disparar sobre objetivos civiles.
El riesgo de extender la guerra
Rusia está acusando a los países occidentales de involucrase "de forma directa" en el conflicto ucraniano, tras el refuerzo armamentístico de su oponente. "Moscú percibe lo que hace la Alianza Atlántica y los países occidentales como una participación directa en el conflicto en Ucrania", dijo expresamente Peskov en una de sus comparecencias diarias. Y esa participación está "creciendo". En la televisión rusa, los afines a Putin repiten estos días que los "fariseos europeos" o los "idiotas nazis" se están metiendo donde no les llaman y que el Kremlin se ve legitimado para entender que objetivos alemanes, por ejemplo, son legítimos, porque su entrada en la contienda es total.
"Es un aviso que no se sostiene. Varios países de la OTAN, que no todos y no la OTAN como organización, llevan ayudando a Kiev desde el inicio de la guerra. La participación, de ser directa, debería haberse reprochado desde el primer momento y respondido desde el primer momento. Lo que ocurre es que, por mucho que moleste esa ayuda, Rusia sabe que no puede emprender una carrera de externalización de la guerra, de ampliación del campo de batalla a países atlantistas o comunitarios, porque sería su fin", señala, por su parte, el teniente coronel español en la reserva José García.
Además, señala que es Rusia que ha llevado su guerra “una fase distinta” al acometer ataques indiscriminados contra civiles y objetivos no militares, que ha llevado "por necesidad" a Occidente a poner sobre la mesa lo que antes se negaba a poner. Apoyando a Stefano Sannino, secretario general del Servicio Europeo de Acción Exterior de la UE, indica que se ha “pasado de un concepto de operación especial a un concepto ahora de guerra contra la OTAN y Occidente”. La UE no está cambiando el escenario de la guerra, sino que “está ofreciendo la posibilidad de salvar vidas y permitir a los ucranianos defenderse de esos ataques barbáricos”, remarca. El derecho internacional, insiste el militar, arropa a Ucrania porque trata de defenderse, es el atacado.
“Se trata de ayudar a Ucrania a defender y proteger la tierra ucraniana. No es una amenaza ofensiva para Rusia. No hay amenaza ofensiva para Rusia. Si las tropas rusas regresan a Rusia, donde pertenecen, esta guerra terminaría hoy. Eso es lo que todos queremos”, dijo Joe Biden en sus declaraciones en la Casa Blanca, al defender el envío de tanques.
Los asesores del presidente de EEUU, en público y en privado, insisten en la idea de que este material se lleva para proteger al país cuya soberanía está en peligro, no para atacar a Rusia. Es una diferencia que va más allá del lenguaje, que hay que ver en la acción, pero que ahonda en la idea de que los bloques quieren mantenerse las distancias y no empezar una Tercera Guerra Mundial.
La guerra de poder, claro, es otra cosa, y Rusia mientras trata de mostrar estas "agresiones" para legitimar su apuesta por la violencia. A Alemania, sin ir más lejos, le reprocha que abandone su "responsabilidad histórica", definida tras la Segunda Guerra Mundial.
Aunque sea menos factible, con Putin "todo es posible" y ningún analista descarta por completo una represalia directa contra Ucrania o cualquier país de la OTAN o la UE, generando un incidente de falsa bandera, con el cual desataría una ofensiva mayor. ¿Nuclear? La descartan los más realistas. “Tonterías. No va a utilizar armas nucleares. Es como el niño gordo de Dickens. Nos quiere poner la piel de gallina”, en palabras del exprimer ministro de Reino Unido, Boris Johnson.
La respuesta interior rusa
La guerra de Putin está convirtiendo a Rusia en un Estado fallido: no tiene fronteras seguras, tiene que recurrir a mercenarios y milicias extranjeras, los ciudadanos se le ponen en contra y hasta emigran para no ser reclutados en ese ejército en el que son carne de cañón y la oposición interna, tanto civil como en su propio entorno, crece en torno al presidente ruso. Así que una de las preocupaciones de la comunidad internacional, dice García, es ver si se vuelve "ingobernable" y se desmanda. Porque "malo es el mando de Putin, pero no sabemos su puede llegar uno peor".
Putin no puede ganar por ahora, "pero tampoco puede permitirse poner fin al conflicto" con menos del 20% del territorio ucraniano dominado y con una anexión tan ilegal como irreal en las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Los nacionalistas rusos libran su propia batalla en su lucha para lograr la hegemonía política en Moscú y aplastar a la ya exigua oposición liberal crítica con la invasión a Ucrania y la política imperialista que sigue el Kremlin. Cada vez presionan más a Putin, que necesita su apoyo. También por esa vía puede tener inestabilidad.
"Se le complica el escenario. Lo natural es redoblar esfuerzos cuando llegue el buen tiempo y haya podido formar a civiles que llevan años sin vestir un uniforme. La maquinaria de propaganda trabaja duro para que no baje la moral, pero lo está haciendo. Hay descontento en la base y en la élite, dependiendo de las pérdidas por el nuevo potencial enemigo y por la pérdida de vidas o incluso el daño en su propio territorio, y de todo eso depende la propia duración de la guerra y del mandato de Putin", añade.
¿Negociar está en el horizonte?
Tanto Ucrania como Rusia todavía creen que pueden lograr sus objetivos militarmente. Ucrania ha disfrutado de una campaña increíblemente exitosa, tanto por resistencia como por ayuda externa, y espera recuperar más territorio. Putin confía en el tiempo y en la ruta tradicional rusa hacia la victoria, estando preparado para soportar más muerte y destrucción que cualquier otro mandatario del mundo, a juzgar por sus mensajes.
Ahora, es evidente, no es el momento de hablar, pero tendrá que haber negociaciones en algún momento, en el futuro. Nadie sabe cómo definir qué es una "victoria" en esta guerra, qué significará: una derrota total, una ocupación parcial...
Todo lo que no sea una victoria total requiere negociación, sobre todo porque Rusia seguirá siendo el vecino mucho más grande y militarmente más poderoso de Ucrania al final de la guerra. Putin puede volver a las andadas en cualquier momento. Es lo que avisa Zelenski constantemente. Biden, y convencidos con él sus aliados europeos especialmente en los últimos meses, lo que quiere es esprintar en la guerra para que Kiev llegue a la mesa de negociaciones en una posición de ventaja, de control, de fuerza y, con ese marco, encauzar las conversaciones de la mejor manera posible para Ucrania.
Zelenski ha propuesto una cumbre de paz bajo los auspicios de la ONU en febrero de este año, con los puntos que fijó en el G-20. Es probable que cuando lleguemos a negociaciones serias, Putin rechace un mediador porque no querrá perder el control del proceso, pero hay otras formas de garantizar la facilitación de las conversaciones de paz, incluso a través de canales secundarios o incluso de forma remota entre asesores de las dos partes.
Es casi seguro que Putin intentará arrastrar a EEUU a las negociaciones, porque todo su objetivo es hacer de Rusia una gran potencia nuevamente y considera al presidente Biden. como su único equivalente. Cualquier acercamiento privado de este tipo probablemente será la primera pista de que los rusos ya han tenido suficiente con la pelea en Ucrania. Biden ha sostenido que su enfoque es “nada sobre Ucrania sin Ucrania”, por lo que no puede aceptar negociaciones bilaterales con Putin.
Se entiende que, si los tanques y el nuevo armamento ponen a Moscú contra las cuerdas, esta opción se va a barajar.