Qué está pasando en Siria: las claves de la oleada de violencia que deja más de 1.300 muertos
El Gobierno interino de Siria, con raigambre islamista, habla de "un desafío esperado" contra grupos leales a Assad, para el que pide "unidad a la nación". Lo que se ha vivido es una masacre en la costa contra la minoría alauita, la del dictador.

Siria está viviendo la peor escalada de violencia en lo que va de siglo, el XXI, llamado a ser el del progreso y esas cosas, pero en el que el mundo se sigue matando igual. El Gobierno provisional, de base islamista, que se hizo con las riendas del país tras derrocar a Bashar al Assad el pasado diciembre ha lanzado una serie de operaciones militares contra grupos leales al derrocado presidente en las provincias costeras de Siria de Latakia y Tartús, donde se concentra buena parte de la minoría alauita a la que pertenecía Assad. El resultado, más de 1.300 muertos.
Esta mañana, el Ministerio de Defensa ha dado por acabada la ofensiva, aunque ONG locales insisten en que la zona está tomada por la policía y el pseudoejército de Damasco y la tensión es máxima. Las autoridades argumentan que han peleado contra milicianos que se resisten a acatar el estado de la nueva Siria y niegan el sectarismo.
"Anunciamos el éxito de nuestras fuerzas, gracias Dios y a la determinación de nuestros hombres, en lograr todos los objetivos propuestos en esta fase", dijo en un comunicado el portavoz de Defensa de la nueva administración de Siria, coronel Hasán Abdulghani. Deja, pues, la puerta abierta a nuevas fases, de consecuencias desconocidas.
Los hechos
En los últimos cuatro días, la costa siria se ha convertido en el escenario de matanzas que, dicen los presentes, iban más allá de esos milicianos. La muerte de niños, por ejemplo, da cuenta de ello. En los principales bastiones de apoyo histórico a los Assad, bastiones del apoyo a Assad, cientos de personas han huido de sus hogares y los testigos relatan a las agencias de noticias y en redes sociales escenas de saqueos y asesinatos en masa.
En Hai Al Kusour, un barrio predominantemente alauita en la ciudad costera de Banias, los residentes afirman este lunes que las calles están aún llenas de cadáveres dispersos, amontonados y cubiertos de sangre. Entre los asesinados, insisten, hay personas de todas las edades.
Dice Damasco que lo suyo no ha sido una operación planificada y de venganza, sino que atacaron en respuesta a una emboscada y ataques a gran escala de los insurgentes contra efectivos militares, en la guerra a veces abierta, a veces soterrada, que mantienen las antiguas fuerzas y las nuevas en esta Siria que aún no ve cerca ni unas elecciones ni una constitución ni una voz escuchada de su pueblo.
El jueves, dice el Gobierno, los leales a Assad que se habían negado a entregar las armas en estos tres meses sin su líder emboscaron a las fuerzas de seguridad alrededor de las ciudades costeras de Latakia y Jableh, "matando a docenas de ellos". Los ataques han sido a gran escala y en ellos se ha utilizado todo tipo de armas pesadas.

La ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización con sede en Londres pero con una amplia red de colaboradores en el terreno durante dora la guerra civil (de más 13 años de duración), afirma que durante estos enfrentamientos las fuerzas sirias y otros grupos aliados "ejecutaron" y asesinaron "a sangre fría" a más de 970 civiles de la minoría alauita, la rama del islam chií que profesa el clan de Al Assad y cuyo núcleo se encuentra en Latakia y Tartús. Otros 300 miembros de las fuerzas de seguridad y restos del régimen de Assad han muerto en enfrentamientos, añade.
Videos que circulan en redes sociales, muchos de ellos verificados por el Observatorio y grupos de activistas, muestran a las nuevas fuerzas sirias y a grupos armados aliados disparando a quemarropa contra civiles desarmados y realizando fusilamientos. Esta ONG y otros grupos de activistas locales prevén que la cifra de muertos aumente en las próximas horas y días, ya que muchas de estas matanzas han tenido lugar en casas particulares y en edificios.
Ahmed al Sharaa, el presidente interino de Siria, llama a la calma: "Quiero que estéis tranquilos por la situación en este país. Lo que está pasando en el país son desafíos esperados. Tenemos que proteger la unidad nacional y la paz civil", dijo en un discurso ofrecido en una mezquita de Damasco reproducido por medios sirios como la televisión SyriaTV, afiliada a las nuevas autoridades.
La secta alauita a la que pertenecen las víctimas es una rama del Islam chiita y representa alrededor del 10% de la población de Siria, que es mayoritariamente musulmana sunita. Assad, ahora refugiado en Moscú, pertenece a esta secta, que gracias a su propio mandato y al de su padre ha sido la más beneficiada en las últimas décadas, con altos puestos en el Estado y una notable protección.
A por más
La segunda fase, ha informado Defensa, ya ha comenzado: consiste en perseguir a los remanentes del antiguo régimen que se han escondido en zonas rurales y montañosas de las provincias costeras de Siria. "Pudimos absorber los ataques de los remanentes del régimen extinto y sus oficiales, destruimos su elemento sorpresa y pudimos mantenerlos alejados de los centros vitales y asegurar la mayoría de las carreteras públicas que habían utilizado como punto de partida para atacar a civiles", señaló Abdulghani.
Hay informes de inteligencia occidentales que confirman que algunos exoficiales de seguridad del régimen de Assad están formando, efectivamente, un grupo de resistencia en las montañas. Aunque la operación para derrocar al sátrapa fue rauda, de apenas 11 días, tan aplastante que impidió una réplica inmediata de los ahora disidentes, con el tiempo se han ido organizando grupos críticos que disponen de cierto armamento, por hacer pertenecido a las fuerzas de seguridad o el Ejército. El problema es que no sólo se pelea contra esas facciones, sino que en estos días de furia se ha acabado con civiles, de forma masiva.
La BBC ha entrevistado a vecinos de la zona que sostienen que la mayoría de la comunidad alauita rechaza a estos grupos armados y los culpan de mantener una línea dura por la violencia. Entre ellos, destaca Ghiath Dallah, un exgeneral de brigada del Ejército, que ha anunciado una nueva rebelión contra el Ejecutivo actual, afirmando que está estableciendo el "Consejo Militar para la Liberación de Siria", de cuyo tamaño, organización y medios poco se sabe pero que augura que el dolor de estos días tendrá nuevos capítulos si desde Damasco se trata de sofocar el levantamiento de igual manera.
Sin embargo, las críticas arrecian también contra el presidente interino de Siria, Ahmad al-Sharaa, por la brutalidad de los actos de estos días y por haber desmantelado las estructuras de seguridad, ejército y policía del país, sin una estrategia clara para lidiar con los miles de oficiales y personal que quedaron desempleados. No había un plan b y, aún así, hizo limpia de todos los efectivos como muestra de la nueva era.
Algunos de estos individuos, especialmente entre los policías, no tenían que ver con los asesinatos durante el régimen de Assad. Las nuevas autoridades también despidieron a miles de empleados públicos porque sospechaba que había connivencia con los derrocados. Con el 90% de la población de Siria viviendo por debajo del umbral de pobreza y miles sin ingresos, por lo que cualquier desajuste deja terreno perfecto para una rebelión, para el descontento.
Entre los sirios no alauita también se está produciendo una solidaridad visible con los muertos, más allá de la vertiente religiosa, porque es evidente que se ha matado a inocentes. Por eso, hasta se han convocado manifestaciones en Damasco para lamentar estas muertes y condenar la violencia.
Sin embargo, si esas muestras son más fraternales, de gente que de veras quiere un futuro seguro en común, también en paralelo surgen llamamientos a la "yihad" en diferentes partes de Siria. Una agrupación independiente siria ha acusa incluso a yihadistas extranjeros de parte de las masacres de alauíes de estos días. Es uno de los grandes miedos: que el integrismo gane espacio ahora que no está Assad, con sus aliados Irán o Rusia.

Las consecuencias
Las nuevas fuerzas sirias están mayoritariamente compuestas por excombatientes de la ahora disuelta alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), la agrupación que lideró la ofensiva contra Al Asad y cuyas raíces proceden del Frente Al Nusra, la exfilial de Al Qaeda en Siria.
La nueva Administración siria trata de distanciarse de ese pasado y sus ¿antiguos? métodos y no ha reconocido explícitamente los actos de estos días, aunque sí ha afirmado que tomará medidas legales y hará rendir cuentas a todo aquél que haya cometido "excesos" o "actos de venganza" contra la población civil durante las operaciones militares dirigidas a apagar los focos de insurgencia de los grupos leales a Al Assad.
De hecho, el Ministerio de Defensa sirio ha anunciado la formación de un "comité de emergencia" encargado de "seguir las infracciones y mandar a juicio militar a quienes se saltaron las instrucciones de la Comandancia durante la última operación militar y de seguridad".
Ya se han llevado a cabo varias detenciones, según el periódico sirio Al Watan, que dice que las Fuerzas de Seguridad "arrestaron a varios autores de violaciones", entre ellos a los responsables de la "ejecución de un anciano" que se grabaron en un vídeo "dando vueltas en una motocicleta por uno de los pueblos de la costa", que no identificó. "Todos los detenidos fueron llevados ante la justicia", añadió el medio, que apuntó que estos arrestos tuvieron lugar "en cumplimiento de las instrucciones del presidente" interino de Siria, Ahmed al Sharaa, de "perseguir a los autores de violaciones en la costa". Está por ver si es justicia verdadera o un parche para contentar a las voces occidentales que han denunciado la masacre y que son esenciales hoy para el respaldo y la ayuda a las nuevas autoridades.
El departamento recordó que por orden del presidente interino, todos los efectivos de las fuerzas de seguridad deben "adherirse estrictamente a las instrucciones de los comandantes militares", entre las que se incluyen la prohibición de acercarse a cualquier casa civil. "Cualquier persona que infrinja estas instrucciones será llevada a juicio sin dilación", añadió el ministerio.
Al Sharaa, quien lideró al frente de HTS en la ofensiva contra Al Assad, ya pidió ayer a sus fuerzas que se abstuvieran de cometer actos de venganza durante los combates en la costa siria, en medio de los temores por el estallido de un nuevo conflicto sectario y sus repercusiones más allá de las fronteras del país. De hecho, el grupo chií libanés Hizbulá -otro de los principales aliados de Al Assad hasta su derrocamiento- se ha desvinculado totalmente de los acontecimientos en Siria. Su debilidad interna en Líbano le hace estar a otra cosa, incluso si tuviera algún interés de revancha.
Los llamamientos
Mientras tanto, países como Egipto y Turquía han insistido en la necesidad de iniciar un proceso político en Siria que incluya a todas las comunidades religiosas y etnias, en un momento de máxima tensión exacerbada por las heridas aún abiertas en la guerra civil que asoló el país árabe.
Rusia, que da cobijo al dictador sirio, llamó hoy a detener "lo antes posible" la violencia en Siria a través de la convocatoria urgente de consultas en el Consejo de Seguridad de la ONU. "Consideremos que hay que tratar con urgencia ese asunto y, lo que es más importante, hacerlo de tal forma que se eliminen estas manifestaciones de violencia", dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en su rueda de prensa telefónica diaria.
"China está preocupada por estos ataques. Pedimos a todas las partes que cesen las hostilidades y que protejan a los civiles. También que se respete la inclusividad y que encuentren un plan de reconstrucción para el país a través del diálogo", ha dicho, al tiempo, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Mao Ning, en rueda de prensa.
La comisaria europea de Gestión de Crisis, Hadja Lahbib, pidió también el fin "rápido" de la oleada, que consideró "profundamente alarmante", así como una investigación "exhaustiva" de la matanza ocurrida en el país. "Después de 14 años de conflicto, el pueblo sirio merece una transición pacífica e inclusiva. Siria no debería caer en otra guerra civil", concluyó. Y EEUU apunta también a la vía islamista, descargando al Gobierno. Condenó anoche a los "terroristas islamistas radicales" a los que atribuye las muertes y reclamó a las autoridades que investiguen las "masacres" contra esas poblaciones.