Putin expande en secreto su producción mortal y lo convierte en una "trampa" para los trabajadores

Putin expande en secreto su producción mortal y lo convierte en una "trampa" para los trabajadores

En la remota fábrica de la región rusa de Tartaristán se ensamblan los drones israelíes Shahed, usados por Rusia en su guerra contra Ucrania. 

Un misil ruso cayó en un parque de Kiev después de un ataque aéreo ruso.Danylo Antoniuk/Anadolu via Getty Images

En la remota fábrica de la región rusa de Tartaristán se ensamblan los drones israelíes Shahed, una de las armas del presidente ruso, Vladimir Putin, en su guerra contra Ucrania, iniciada en febrero de 2022. Y, según las imágenes de satélite de la zona antes y después de la invasión, el complejo está creciendo considerablemente, según ha publicado el medio Aftonbladet

Inicialmente, los drones del tipo Shahed-136 se enviaban ensamblados a Rusia para su uso posterior contra Ucrania. Ahora, sin embargo, se ensamblan in situ en la fábrica de Tartaristán y probablemente en otra fábrica de Rusia. El objetivo es poder producir 6.000 al año a partir de 2025, un objetivo que Rusia ya parece estar alcanzando, según advierte el Instituto Americano para la Ciencia y la Seguridad Internacional. 

Sólo en Tartaristán, la cifra asciende ahora a 4.500, según datos de un estudio de AP. Sin embargo, Rusia se ha econtrado con dificultades para encontrar suficientes trabajadores para realizar un trabajo peligroso y mal remunerado, según el mismo medio. 

Los trabajadores trabajan con productos químicos corrosivos sin equipo de protección y viven con miedo a los ataques ucranianos. A principios de este año, la fábrica de drones fue atacada por un dron ucraniano y doce personas resultaron heridas. En un programa dirigido a varios países africanos, se reclutó a unas 200 jóvenes de entre 18 y 22 años prometiéndoles "un billete de avión gratis, dinero y una aventura en Europa", según la agencia de noticias. 

Pero en lugar de permitirles estudiar ruso y trabajar en industrias como hoteles y restaurantes, las mujeres fueron alojadas en dormitorios y llevadas en autobús a la fábrica de drones. "Fue una trampa", aseguró una de las mujeres con las que habló AP.

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"Lamento y maldigo el día que comencé a hacer esto", agregó la mujer. Según documentos internos filtrados de la fábrica, el año pasado trabajaban allí unas 900 personas. El año que viene prevén llegar a más de 2.600.