Las Pussy Riot incineran a Vladimir Putin en una nueva 'performance' que parece un aquelarre
El grupo ruso feminista de punk-rock rodea al dirigente ruso de mujeres que lo odian, en lencería y pasamontañas, porque "lo que está en juego nunca ha sido tan grave".
Las Pussy Riot vuelven a la carga. El grupo ruso feminista de punk-rock acaba de presentar en Los Ángeles (EEUU) su última performance que tiene, de nuevo, a Vladimir Putin en la diana. Esta vez, incineran un retrato gigante del presidente ruso, del que son opositoras declaradas, una posición que les ha costado cárcel, persecución y exilio en los últimos años.
En una pantalla se observa cómo las llamas consumen la imagen del mandatario ruso de tres metros por tres metros hasta dejarla reducida a cenizas. Incinerado. Acabado. Mientras, miembros del colectivo artístico contemplan la escena vestidas con camisones de lencería negra, medias de rejilla y guantes rojos, además de los habituales pasamontañas de colores que se han convertido en un símbolo de las Pussy.
"Llevo protestando contra Putin desde 2007. Y creo que hay que pararle los pies porque en estos momentos es el dictador más peligroso del planeta", afirma Nadia Tolokonnikova, integrante del colectivo, en declaraciones a la agencia AP.
En la exposición, llamada "Las Cenizas de Putin", se puede ver precisamente eso: las cenizas embotelladas tras la quema del rostro del mandatario ruso. El demonio guardado en la botella para que nunca más salga.
El colectivo feminista de arte de protesta ha probado ya varios métodos para purgar al presidente ruso durante la última década. En Punk Prayer (2012), protestaron contra la prohibición del Orgullo Gay y por el apoyo de la Iglesia Ortodoxa al presidente; el grupo apareció tocando una canción de rock dentro de la Catedral de Cristo Salvador en Moscú y suplicando a la Virgen María que desterrara a Putin, lanzando sus puños al aire. Fue su carta de presentación internacional, que llevó a dos de sus miembros, la propia Tolokonnikova y Maria Alyokhina, fueran arrestadas y sentenciadas a dos años en un campo de trabajos forzados en Siberia.
Ahora, recurren a poderes que parecen de brujería porque, como me dice Tolokonnikova, "lo que está en juego nunca ha sido tan grave", en alusión a la invasión rusa de Ucrania que está a punto de cumplir un año y a las amenazas del Kremlin de internacionalizar la guerra e incluso usar armas nucleares. El vídeo se grabó en agosto de 2022, con grupo de 12 mujeres que lanzaron hechizos y prendieron fuego al retrato como una especie de aquelarre, dicen las aristas. Tolokonnikova cree firmemente en lo que ella llama "pensamiento activista mágico". "Cuando las personas se unen por la misma causa, tienen esta poderosa intencionalidad y son capaces de crear algo más grande que ellos mismos", sostiene a la revista cultural Apollo. "Este es el sentimiento que he estado persiguiendo toda mi vida, yendo a protestas y mítines y representaciones teatrales", constata.
En esta entrevista, las Pussy Riot explican que buscaron a mujeres para participar en esta obra que tuvieran en común su rechazo a Putin, "el dictador vivo más peligroso que debe ser neutralizado". Según Tolokonnikova, el odio combinado del grupo fue necesario para generar "impulso" creativo.
Si bien el ritual aún no ha tenido el efecto deseado de acabar con el líder ruso, se da la circunstancia de que 12 horas después de que se grabara se informó de que el puente de Crimea que conecta a Rusia con la región anexada había sido volado. "Sería absurdo establecer un vínculo directo", admite Tolokonnikova, "pero creo que hay algo mágico en cómo estos dos eventos ocurrieron tan cerca en el tiempo".